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Meryem Ghoua
Laila Karrouch es una escritora y enfermera marroquí de origen amazigh, nació en Nador y se mudó a Cataluña cuando tenía ocho años y cursó allí sus estudios básicos y universitarios.
Leila es la autora del libro Laila (Oxford University Press – Madrid, 2010), editado dentro de la colección El Árbol de la Lectura.
En un artículo de Adrián Malagamba escrito en el diario Última Hora, la escritora rifeña explicó que significa ser una mujer musulmana y habló de su libro recién publicado «Que Al·là em perdoni» que presentó, ayer martes, en el Espai de Cultura de Can Alcover de Palma.
El libro aborda el tema de un amor imposible entre Samira, una joven musulmana, y Jordi, un chico ateo.
Está bien claro que el mundo es cada vez un lugar religiosamente diverso, sin embargo, al mismo tiempo, el número de personas que no adhieren a ningún credo o iglesia crece sin pausa y esto es precisamente lo que Laila intentó describir.
Ser ateo o agnóstico va en alza, es lo que se supone que adoptas si eres joven, libre y abierto al mundo, no obstante, para quienes crecen en muchos países musulmanes, la realidad es muy diferente, por lo que, la relación entre los dos personajes de la novela de Laila se ve imposible.
«En la historia del libro, Samira teme la reacción de sus padres al enterarse de que sale con alguien ateo, y en la familia de Jordi ocurre lo mismo ante el hecho de que salga con alguien que lleva pañuelo», declaró Última Hora.
Asimismo, Laila se sintió incómoda por esta situación y intentó analizarla a través de su libro.
«La peor intolerancia es la que uno tiene hacia uno mismo. Muchas veces el racismo o la intolerancia nacen de uno», explicó Laila Karrouch.
«Se debe a que hasta hace poco el ateísmo estaba muy mal visto. Alguien que no cree en nada era algo muy grave, pero hoy en día la gente es más abierta. En cualquier caso, te haré una confesión: los argumentos más coherentes que he me han dado han llegado desde gente atea, y eso te hace reflexionar como creyente», añadió la escritora.
En fin, Laila describe las consecuencias de separar entre dos personas que se aman y esa frustración, esa mezcla de ansiedad, angustia, impotencia, tristeza o enfado que aparecerá cuando no lograrán alcanzar sus objetivos.
«Más tolerancia y aceptar a los que creen en una cosa o en otra, así como a los que creen y a los que no creen», subrayó.
