Rue20 Español/Lleida
Abderrafie Et talydy*
Parece que la participación política está considerada como un derecho de todos los ciudadanos según la Constitución Española de 1978, pero en la realidad no es así para los ciudadanos de origen inmigrante y su camino no está empedrado de rosas porque esta constitución contiene artículos que son injustos para ellos y no sirven a sus intereses.
Lo mismo ocurre con la Ley de Extranjería que en algunos de sus puntos considera a estos ciudadanos de origen inmigrante como ciudadanos de segunda o tercera clase, especialmente en lo que se refiere al derecho a la participación política y al derecho al voto en las elecciones a diferencia de la mayoría de los demás países europeos. Cabe señalar a este respecto que ningún ciudadano de origen inmigrante tiene derecho a participar en las elecciones, ya sean municipales o parlamentarias, salvo que tenga la nacionalidad española o que su país de origen haya firmado el denominado “acuerdo de reciprocidad” con el Gobierno Central Español.
Además, la mayoría de los partidos políticos aún no han entendido la importancia de tener o atraer ciudadanos de origen inmigrante y colocarlos dentro de sus filas, así como la importancia de darles la oportunidad y el derecho a la representación política, permitiéndoles así alcanzar, por ejemplo, cargos de dirección y de toma de decisiones, o la obtención de cargos administrativos a nivel municipal o acceso al parlamento. Lo que se sabe hasta ahora es que muy pocos ciudadanos de origen extranjero están afiliados en algunos partidos políticos, pero cuando se elaboran las listas electorales, sus nombres suelen colocarse al final de estas listas.
Realmente, está muy claro en la actualidad que hay que cambiar esta cuestión y así dar la oportunidad a todos los ciudadanos independientemente de su origen, raza o sexo en la representación política, porque la mayoría de los ciudadanos de origen inmigrante que se establecieron en Cataluña durante más de treinta años se han convertido en ciudadanos normales y corrientes y deben gozar de los mismos derechos y deberes que los demás ciudadanos de Cataluña.
En este contexto, y para ser objetivos, hemos empezado a notar que algunos partidos políticos, ya sean de Cataluña o de otras comunidades autónomas, como el Partido Socialista de Cataluña PSC o el Partido de Esquerra Republicana Catalana ERC, ya han comenzado, aunque de forma muy modesta, a aplicar este derecho sobre el terreno y se nota la presencia de tres diputadas de origen inmigrante en el Parlamento de Cataluña, entre ellas se encuentra una diputada de origen marroquí, y lo mismo pasa en el parlamento central de Madrid que incluye diputados de origen inmigrante, entre ellos existe un diputado de origen senegalés.
En este sentido, no se puede hablar del caso de Cataluña aisladamente del resto de España por la mentalidad egoísta y campesina que tienen algunos representantes de los partidos políticos que consideran que los ciudadanos de origen inmigrante sólo deben preocuparse de trabajar en los campos, las fábricas y las empresas y de no preocuparse en ningún caso de la política.
Además, hay algunos representantes de algunos partidos que ponen piel de oveja pero en la realidad son lobos que solamente quieren devorar y comerse la carne de sus víctimas cada vez que tienen la oportunidad de hacerlo. Todo esto se nota en la mayoría de sus discursos, a nivel teórico, que suelen hablar de convivencia, tolerancia, cohesión social, inclusión social, justicia social, etc. pero todo esto sigue siendo papel mojado a nivel práctico.
También hay que señalar que las últimas estadísticas confirman que en Cataluña hay más de 7 millones setecientos mil habitantes, entre ellos hay más de un millón 200 mil personas de origen extranjero, con una tasa superior al 16% de la población total. En cuanto a los marroquíes residentes en España, el mayor número de ellos reside en la comunidad Catalana, con un total de 234.344 ciudadanos de origen marroquíes, el 27,29% del total de cuidados de origen inmigrante en esta comunidad Catalana.
Por cierto, hay muchos de estos ciudadanos que están viviendo en esta región por más de treinta años y aún no son considerados ciudadanos con plenos derechos y mismos deberes en comparación con la resta de los ciudadanos autóctonos, y aún existen complicaciones a nivel de mentalidades que impiden la colocación de sus nombres en los primeros puestos de las listas electorales. Lo curioso es que algunos representantes de algunos partidos políticos no tienen la intención y el coraje de actuar correctamente en este sentido y siempre buscan algunas excusas inaceptables en lugar de dar la oportunidad a algunos de estos ciudadanos de origen inmigrante de convertirse, por ejemplo, en consejeros de municipios o de poder posicionarse en algunos puestos de decisión y así darles la oportunidad de solucionar una serie de problemas acumulados en algunos ámbitos que no se han podido resolver desde hace años, por ejemplo el tema de la mezquita de la ciudad de Lleida entre otras de otras comarcas.
Por todo ello, es necesario formular un conjunto de preguntas para crear temas de debate y de reflexión:
1- ¿Todavía no ha llegado el momento de cambiar esa mentalidad estrecha, partidista y oportunista de algunos representantes políticos?
2- ¿No es hora de seguir el ejemplo y sacar lecciones de lo que han comenzado a hacer algunos representantes de partidos políticos en algunos países europeos vecinos?
3- ¿No es el momento de creer que los ciudadanos de origen inmigrante y musulmán merecen el mismo trato que el resto de los ciudadanos de Cataluña?
4- ¿No es el momento adecuado de reconocer que el mundo está cambiando y que algunos representantes de algunos partidos políticos deben cambiarse también, y cambiar su visión hacia una parte muy importante de los ciudadanos de la sociedad catalana?
*Dr. Abderrafie Et talydy: Profesor de la Universidad de Lleida y Presidente de la Asociación Magrebeida.
