Rue20 Español/Rabat
La región de Oriente Medio está experimentando profundas transformaciones geopolíticas, que se han intensificado recientemente con la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, junto con el debilitamiento y la reducción de las capacidades de los brazos de Irán en la región.
Estos acontecimientos tienen un impacto significativo en cuestiones relacionadas con Marruecos, en particular la cuestión del Sáhara.
Según diversas lecturas políticas de la evolución de la situación, la caída del régimen de Bashar al-Assad representa una pérdida para el eje Argelia-Irán, ya que el régimen sirio, bajo el liderazgo de al-Assad, era uno de los aliados tradicionales de Argelia en el apoyo a la tesis separatista en el Sáhara marroquí.
Esto se evidencia en el hecho de que la capital siria, Damasco, albergó bajo el mandato de al-Assad una oficina de representación del Frente Polisario, la única de su tipo en los países árabes fuera de las partes directamente implicadas en el conflicto.
Argelia, el adversario directo de Marruecos en la cuestión del Sáhara, siempre ha confiado en regímenes con ideas similares, especialmente los regímenes de carácter militar que comparten con ella las orientaciones izquierdistas heredadas de la época de la Guerra Fría, como Siria e Irán.
El régimen sirio, bajo el liderazgo de al-Assad, acogió en el pasado a elementos militares leales al Polisario durante las décadas de 1970 y 1980; el Frente Polisario, a través de su oficina de representación en Damasco, intentó penetrar en otros países árabes para promover la tesis separatista, como por ejemplo Líbano e Irak.
La régimen de al-Assad socavará la presencia del planteamiento separatista en la escena árabe, especialmente en Oriente Medio, dado el acercamiento del régimen militar sirio antes de su caída con los regímenes argelino e iraní.
Estos acontecimientos que está viviendo Siria consolidan el consenso árabe en apoyo del Reino de Marruecos en relación con el expediente de la cuestión del Sáhara, y también consolidan el estado de aislamiento que vive Argelia en esta cuestión.
A nivel diplomático, ya no hay ningún país árabe fuera de las partes en conflicto que reconozca al “polisario”; ya no hay ninguna misión diplomática u oficina de representación del Polisario en la escena árabe, salvo su representación en Argelia.
Estos acontecimientos socavarán los insistentes intentos de Argelia por quebrar el consenso árabe e intentar influir en la postura de la Liga Árabe, posturas que siempre han estado claramente a favor del apoyo a la soberanía marroquí y a la unidad territorial del Reino.