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Ismail El Khouaja
Tras la crisis diplomática y la remodelación del gobierno que le siguió, España ha suavizado su posición respecto al expediente del Sáhara marroquí, pero sigue sin adoptar una postura clara y atrevida.
El jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, al margen del foro internacional sobre el Mediterráneo «Diálogos MED-Mediterráneo», que se celebra en Roma esta semana, apoyó, “relanzar el diálogo» político entre las partes en conflicto para encontrar una solución, apoyando asimismo los esfuerzos del nuevo Enviado de la ONU al Sahara, Staffan de Mistura.
“Le he felicitado por su nombramiento y trasladado el compromiso de España, miembro del Grupo de Amigos del Sáhara Occidental a apoyarle para relanzar el diálogo”, declaró el ministro a través de su cuenta de Twitter.
Se trata del primer encuentro de De Mistura con algún MAE de Estado miembro del Grupo de Amigos del Sáhara Occidental, formado por España, Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido.
Durante el encuentro, Albares subrayó la voluntad del gobierno español de «trabajar en estrecha colaboración» con De Mistura para impulsar la búsqueda de una “solución política mutuamente aceptable”, de acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad.
El MAE español propuso «facilitar la tarea» del enviado especial, recordando que en el pasado España había puesto aviones a disposición de los enviados de la ONU durante sus viajes por la región.
España “ofrece su pleno apoyo al nuevo enviado personal del secretario general en su función para favorecer el entendimiento entre las partes y la estabilidad en la región”, reza el Departamento que dirige Albares en un comunicado.
¿Cómo desea España garantizar la paz en la región apoyando a la banda armada del Polisario dentro y fuera de su territorio y acogiendo a su presunto líder, acusado de lesa humanidad y de violar a saharauis y españolas en su propio territorio por “razones humanitarias”?
De España se necesita claridad y no aviones. Se necesita respeto a la integridad territorial de su vecino y no declaraciones vacías de todo contenido político. Se necesita, en fin, participar en garantizar la paz y no apoyar a una banda armada, hija de un régimen militar.
Marruecos «se aferra a la buena vecindad», sin embargo la cuestión del Sahara «está a la cabeza de las prioridades de la diplomacia marroquí», afirmó el jefe de la diplomacia marroquí en una reunión a puerta cerrada la semana pasada con los miembros de la Comisión de Exteriores de la Cámara de Consejeros.
Para llegar a la buena vecindad, España solo tiene una solución: tener consciencia histórica y reconocer la marroquinidad del Sáhara.
