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El Abbas Tahri Joutey Hassani
Los Reinos de Marruecos y España parecen haber encontrado una vía de cooperación mutuamente beneficiosa centrada en el desarrollo de sus lazos económicos.
Según datos provisionales de la Oficina de Control de Cambios marroquí, la inversión directa española en Marruecos en 2023 alcanzó los 1.879 millones de dírhams; lo que supone un aumento del 1,5 % respecto al año anterior.
De confirmarse esta tendencia, se trataría del nivel más alto desde 2008.
Gracias a este impulso, España habría superado a países como Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido o Estados Unidos; situándose como tercer principal inversor en Marruecos, solo por detrás de Francia y Luxemburgo, tal como afirma el medio Infobae.
Este crecimiento refleja los esfuerzos de ambos gobiernos por reforzar la cooperación económica.
En abril de 2022, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y Su Majestad el Rey de Marruecos, Mohamed VI, firmaron una declaración conjunta en la que ya se apuntaba la voluntad de potenciar la «cooperación sectorial» en materia económica y comercial.
Más recientemente, durante la cumbre de alto nivel del pasado febrero, Rabat volvió a reclamar a España mayores inversiones.
Ilustrativo de esta nueva tendencia ha sido la visita a Marruecos esta semana del ministro español de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente; quien ha mostrado el interés de empresas españolas en proyectos como la ampliación del aeropuerto de Rabat; el especial túnel submarino; la reapertura de la línea marítima Tarfaya-Furteventura; o los contratos vinculados a la futura red de alta velocidad marroquí.
Estos planes de desarrollo suponen «oportunidades para la colaboración bilateral», en palabras del director de la empresa española Ineco, Sergio Vázquez Torrón.
En definitiva, la apuesta compartida por el fortalecimiento de los vínculos económicos parece haber insuflado nuevos bríos a la relación hispano-marroquí.
La nueva etapa de cooperación económica hispano-marroquí se asienta, en parte, sobre el respaldo de España a la iniciativa marroquí de autonomía para el Sáhara marroquí.
Centrándose en proyectos comunes, ambos países pueden avanzar hacia una fructífera asociación estratégica que contribuya a la paz y la prosperidad de esta región; en línea con la postura española de apoyo a la marroquinidad del Sáhara.
