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viernes, noviembre 22, 2024

El Rey insiste en la cohesión y solidaridad sociales y los valores humanos

 

 

Rue20 Español/ Rabat

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El Rey Mohammed VI, acompañado del Príncipe Heredero Moulay El Hassan y el Príncipe Moulay Rachid, dirigió, hoy viernes, un discurso de carácter social al Parlamento con motivo de la apertura de la primera sesión del tercer año legislativo de la undécima legislatura.

 

He aquí el texto íntegro del Discurso Real:

 

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«Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,

 

Honorables Señoras y Señores parlamentarios,

 

Por voluntad de Dios Todopoderoso, un terrible seísmo golpeó a nuestro país, dejando miles de mártires y numerosos heridos, que Dios los cubra con salud.

 

Enorme ha sido la desgracia y muy fuerte el dolor, afectándonos a todos, Rey y pueblo, de Tánger a Lagwira, y de este a oeste del país.

 

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Dios Todopoderoso dijo: «Di: ‘sólo nos sucederá aquello que Dios nos ha destinado'». (Verdaderas palabras de Dios Todopoderoso).

 

A Dios El Altísimo rogamos para que reafirme su tierra, por clemencia hacia sus débiles y necesitados siervos. Él es el Supremo Misericordioso.

 

Si el seísmo ha causado destrucción, Nuestra voluntad no es otra sino la de edificar y reconstruir.

 

Por ello, insistimos en la urgente necesidad de brindar asistencia a las familias afectadas y acelerar la rehabilitación y reconstrucción de las zonas siniestradas, disponiendo los servicios básicos.

 

A pesar de la magnitud de la catástrofe, alivia el dolor e infunde orgullo lo que han demostrado los actores de la sociedad civil y la generalidad de los marroquíes, dentro y fuera del país, aportando una sincera asistencia y una solidaridad espontánea con sus hermanos siniestrados.

 

Asimismo, queremos expresar Nuestros elogios por los sacrificios consentidos por las Fuerzas Armadas Reales y demás fuerzas de seguridad, departamentos gubernamentales y administración territorial, para rescatar y socorrer a los habitantes de las zonas perjudicadas.

 

No podemos dejar de renovar Nuestros agradecimientos a los países hermanos y amigos, que manifestaron su solidaridad con el pueblo marroquí, apoyándonos en estas duras y dolorosas circunstancias.

 

Señoras y Señores,

 

Esta catástrofe ha dejado ver la primacía de los genuinos valores marroquíes, que han permitido a nuestro país superar las adversidades y las crisis, haciéndonos más fuertes y más decididos, para continuar nuestro camino, con toda confianza y optimismo.

 

He aquí el espíritu que nos anima y los nobles valores que corren en nuestras venas, y que consideramos como la piedra angular de la unidad y cohesión de la sociedad marroquí.

 

Se trata de valores patrióticos unificadores, consagrados por la Constitución del Reino, y que abarcan todos los componentes de la genuina identidad marroquí, en el seno de la apertura sobre los valores universales y en armonía con los mismos.

 

Aquí me refiero sobre todo a los valores fundadores de la identidad nacional unitaria:

 

• Primero: Los valores religiosos y espirituales, encabezados por los del Islam sunní maliquí, forjados en torno al Emirato de los creyentes, que preconiza el término medio y la moderación, en el seno de la apertura sobre el otro, amén de la tolerancia y coexistencia entre las distintas confesiones y civilizaciones.

 

Esto es lo que ha hecho de Marruecos un modelo notable de convivencia entre los marroquíes, musulmanes y judíos, dentro del respeto de las demás culturas y confesiones.

 

• En segundo lugar: Los valores nacionales que fundaron la nación marroquí, basada en la monarquía, que goza de la unanimidad entre los marroquíes, y que ha unido a todos los componentes del pueblo marroquí, sobre la base de la sólida cohesión y recíproca pleitesía entre Trono y pueblo.

 

El amor a la patria y la unanimidad en torno a la unidad nacional y territorial, son considerados como valores constantes y arraigados de Marruecos, que unen a los marroquíes y constituyen el marco en el que convergen todos los afluentes de la unidad nacional unitaria, rica por su diversidad.

 

• En tercer lugar: Los valores de solidaridad y cohesión social, entre grupos, generaciones y regiones, convirtieron a la sociedad marroquí en un edificio sólido donde las partes se refuerzan unas a otras.

 

Exhortamos a todos a seguir unidos en torno a estos valores, en consideración del papel que desempeñan en el arraigo de la unidad nacional, cohesión familiar, preservación de la dignidad humana y consolidación de la justicia social, especialmente a la luz de las profundas y rápidas mutaciones que el mundo está viviendo en la actualidad, dando lugar a una notable regresión en el sistema de valores y referencias, e incluso abandonándolo a veces.

 

Señoras y Señores,

 

En el marco de tales valores nacionales, que erigen a la familia y a los vínculos familiares en algo sagrado, se inscribe el Mensaje que Hemos dirigido al presidente del gobierno, sobre la revisión del Código de la familia.

 

En efecto, según la Constitución, la familia es la célula fundamental de la sociedad, por ello nos empeñamos en facilitarle todo cuanto procura su cohesión.

 

La sociedad será buena y útil cuando sus familias lo sean también, y además sean equilibradas; si ésta se desintegra, la sociedad pierde su brújula. Por ello, obramos por protegerla mediante grandes proyectos y reformas como puede ser la obra de generalización de la protección social, que consideramos como un soporte básico para nuestro modelo social y de desarrollo.

 

En este sentido y con la ayuda de Dios, procederemos, a finales de este año, a la puesta en marcha del programa de apoyo social directo.

 

Por otra parte, y como materialización de los valores de solidaridad social, tan arraigados entre los marroquíes, Hemos decidido no limitar este programa a los subsidios familiares, sino que nos Hemos empeñado en que abarque también a determinadas categorías sociales necesitadas.

 

Este apoyo estará destinado a los niños en edad escolar, así como aquellos con discapacidades o recién nacidos; además de las familias necesitadas y en situación precaria, sin hijos en edad escolar, especialmente aquellas que se hacen cargo de personas mayores.

 

Gracias a su acción directa, este programa contribuirá a elevar el nivel de vida de las familias concernidas, así como a combatir la pobreza y la precariedad y a mejorar los índices de desarrollo social y humano.

 

Cuando una sociedad es muy solidaria e inmune contra las emergencias y mutaciones coyunturales, crece su producción y crecen sus iniciativas.

 

En este sentido, Hemos dado Nuestras orientaciones al Gobierno para implementar este programa, conforme a una visión integral, en el marco de los principios de la Ley-Marco sobre la protección social aprobada por el parlamento.

 

La implementación de este programa ha de llevarse a cabo de manera escalonada, tomando en consideración el desarrollo de los fondos asignados, y determinando el nivel óptimo de cobertura, el monto de las transferencias y las modalidades de su gestión.

 

Asimismo, esta implementación debe ser modélica, tomando como base el sistema de beneficiarios establecido por el Registro social unificado y aprovechando la eficiencia que ofrecen las nuevas tecnologías.

 

En este contexto, insistimos en el necesario respeto de los principios de solidaridad, transparencia y equidad, aportando el apoyo a las personas que lo merezcan.

 

Asimismo, invitamos al Gobierno a obrar para dar prioridad a la racionalización y eficiencia de los programas de apoyo social existentes actualmente, asegurando la sostenibilidad de los medios de financiación.

 

Insistimos igualmente en la necesidad de adoptar una buena gobernanza de este proyecto, en todas sus dimensiones, estableciendo un mecanismo especial de seguimiento y evaluación, que garantice los motivos de un desarrollo y evaluación permanente.

 

Bien conocéis, Señoras y Señores, el papel que el Parlamento desempeña en la difusión y plasmación de estos arraigados valores y en la puesta en marcha de los grandes proyectos y reformas, manteniendo la movilización y vigilancia en defensa de las causas nacionales y de los intereses supremos de la Nación.

 

Para finalizar, nada mejor que las palabras de Dios el Altísimo cuando dijo: “Y dirán: alabado sea Dios que nos ha quitado todo pesar; Él es misericordioso y agradecido” (Sagrado Alcorán).

 

Wassalamou alaikoum warahmatoullahi wabarakatouh».

 

 

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