Rue20 Español/ Fez
Walid El Moumen
Ante la persistente sequía que está agotando la reserva de agua desde hace seis años, Marruecos estudia la eficacia de la utilización del sistema de fertilización de las nubes como medida para producir lluvia artificial en favor de desalinización, en marco del programa «Al-Ghaith«.
La primera utilización de esta técnica en el Reino, de hecho, se remonta a los años 80, en una cooperación con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo. Dicha técnica ayuda a aumentar los niveles de precipitación con un porcentaje que oscila entre un 14% y un 17%.
El Ministerio de Equipamiento y Agua invirtió en el programa de fertilización de nubes entre los años 2021 y 2023, 160 millones de dírhams, según datos presentados por el ministro Nizar Baraka, en el parlamento el pasado mes de noviembre.
Con arreglo a este marco, varios expertos dudaron en cuanto a la eficacia de esta técnica, aclarando que «las experiencias internacionales han demostrado sus deficiencias y, por tanto, la necesidad de recurrir a las nuevas tecnologías, incluida la desalinización del agua tratamiento de aguas residuales”.
“Muchos experimentos a nivel mundial han demostrado que la tecnología de siembra artificial de lluvia es ineficaz, dado que primero requiere un gran presupuesto y sus propias condiciones climáticas, teniendo en cuenta el hecho de que vivimos en una geografía que ya es seca”, declaró a la Razón, Abdul Rahim Hindouf, experto en el campo del agua.
“El problema del agua en Marruecos está vinculado a la política de gestión de la explotación de los recursos disponibles. Esto se debe a que incluso si tuviéramos el porcentaje de precipitación disponible en los años 1960, se gestionaría de manera imprudente, considerando que la distribución del agua, por ejemplo, lleva a desperdiciar el 30 por ciento de la misma, y por tanto recurrir a fuentes artificiales. La tecnología de siembra de lluvia sigue siendo excesiva e ineficaz”, subrayó.
“Antes de hablar de tales medidas, debemos señalar primero las bajas cifras nacionales registradas a nivel de tratamiento de aguas residuales; muchas ciudades no utilizan esta tecnología, ya que estos recursos van a parar al mar, en un momento en el que hubiera sido mejor trabajar en su tratamiento y destinarlos a talleres industriales que consumen agua en gran medida”, recomendó.
“Marruecos ha comprendido seriamente que la desalinización del agua de mar es la solución más eficaz, ya que es la tecnología que se utiliza especialmente en la región del Golfo. Arabia Saudita y otros países han recurrido a la desalinización, y el proceso ha tenido resultados positivos en términos de suministro de agua potable en beneficio de los ciudadanos”, resaltó Hindouf.
Por su parte, Mustafa Al-Aissat, experto en clima y desarrollo sostenible, desestimó la eficacia de este programa, diciendo: “El proceso de siembra artificial de nubes ha demostrado muchas veces que es inútil y no es la solución que contribuirá a salvar a las personas de la sed. Esto se debe a que Marruecos, a su vez, recurrió a la adopción de esta tecnología en varias ocasiones, pero no obtuvo resultados”. “Esta tecnología sigue sin control desde el punto de vista científico y ha creado previamente un conflicto legal en los Estados Unidos de América”.
«Varios países habían confiado en esta tecnología antes de recurrir a la tecnología de desalinización de agua de mar, que sigue siendo más eficaz y realista, lejos de los supuestos en los que se basa la siembra artificial de lluvia», y añadió que «Marruecos, a su vez, siguió este camino y se apoyó en la política de represas como primera etapa antes de que ahora pase a la desalinización de agua salada”.
La Razón, asimismo, elogió la iniciativa emprendida por el Reino en materia de las autopistas del agua, una tecnología que ya está operativa; consiste en la conexión de Oued Sebou con Bouregreg, un procedimiento que, según el periódico español, «ha prevenido que millones de habitantes experimenten la escasez de agua en los últimos dos meses».
