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viernes, abril 26, 2024

El grito de una ex temporera marroquí en Huelva abandonada a su suerte

 

 

Rue20 Español/ Larache 

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Smahia Benjafel es una mujer marroquí de 57 años que ha trabajado en la temporada de frutos rojos de Huelva desde 2007, dentro del programa de migración circular que cada año lleva a la provincia andaluza contingentes de más de 10.000 trabajadoras que tienen que regresar a Marruecos cuando acaba la campaña.

 

La temporera marroquí en Huelva ahora está enferma de cáncer terminal y no ha podido cobrar su prestación por incapacidad.

 

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«Smahia está muy mal, no le queda mucho y solo quiere morir con la mayor dignidad y el menor sufrimiento posible junto a su familia», dijo al diario Público Ana Pinto, portavoz del colectivo Jornaleras de Huelva en Lucha. 

 

Smahia, enferma terminal de cáncer, necesita ese dinero para costear su tratamiento paliativo. El montante no es mucho, el 70% de algo más de dos meses de nómina, según la ley. «No será mucho más de mil euros, pero para ella, que apenas tiene ingresos, es de vital importancia», explicó la portavoz del colectivo Jornaleras de Huelva en Lucha.

 

Han sido 15 años de duro trabajo en los campos de arándanos onubenses de la multinacional chilena Atlantic Blue, una de las más importantes en la región, premiada incluso por la Junta de Andalucía. La temporada de 2022 ha sido la última para la temporera marroquí Smahia.

 

La empresa que la ha contratado los últimos 15 años la dejó aislada y abandonada durante más de un mes en una de las viviendas prefabricadas en una finca de El Rocío. Le costó mucho que le facilitaran la atención sanitaria que requería y que le impedía trabajar y, por supuesto, no ha tramitado ni ha facilitado el proceso para recibir su exigua prestación por incapacidad temporal, según la misma fuente.

 

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Según Ana Pinto, uno de los problemas a los que ahora se enfrenta Smahia para recibir la prestación es que su empresa no tramitó correctamente la solicitud de prestación por incapacidad temporal. «De hecho no llegó ni a entregar los papeles». Ni siquiera le informó de que era ella quien tenía que solicitarlo a la Seguridad Social. «Rellenó los papeles pero no los entregó porque no tenía una cuenta corriente española en la que recibir la prestación».

 

Según Pinto, activista, antigua trabajadora de Atlantic Blue y representante legal de la temporera, la empresa no facilitó la apertura de cuentas bancarias a las temporeras contratadas, sino que les dio una «tarjeta monedero» de Caixabank en la que les ingresaba la nómina.

 

Sin embargo, el principal problema al que se enfrenta ahora Smahia es que sus datos están protegidos en el sistema informático de la Seguridad Social. «El funcionario que me atendió esta semana dijo que no podía acceder a su expediente. Aunque yo tenga un poder legal para levantar la protección de datos, tampoco puedo hacerlo», dijo Pinto. 

 

«No lo entendemos. Ella está en Marruecos y no ha pedido la protección de sus datos, ni yo tampoco», aseveró. 

 

Según informó al mismo diario la Subdelegación del Gobierno en Huelva, su caso está siendo estudiado y «se están haciendo gestiones» por parte del INSS, que ha remitido el asunto de las oficinas de Huelva a la dirección general en Madrid. 

 

«Lo peor es que tenía derecho a ser tratada en la sanidad pública después de tantos años cotizando a la Seguridad Social. Habría bastado solicitar el permiso de residencia por razones humanitarias», apuntó Julia Perea, secretaria general de CCOO de Huelva.

 

Según Julia Perea, «el desconocimiento es uno de los principales problemas a los que se enfrentan estas mujeres trabajadoras», incide la sindicalista. 

 

«Vienen en grandes contingentes, no hablan el idioma y desconocen sus derechos. Me pregunto cuántos casos así han ocurrido sin que lo sepamos nosotros y sin que ellas sepan los derechos que no han ejercido» agregó.

 

«El Gobierno (español) alardea de que este modelo de migración circular es positivo y repite una y otra vez que funciona bien, pero no es así», lamenta Pinto, que recuerda que ha habido casos de trabajadoras enfermas que han fallecido totalmente abandonadas por su empresa.

 

«Con este caso ya no solo queremos que Smahia tenga el mejor final posible, sino que deje de haber tantas trabas para que estas trabajadoras puedan cobrar sus prestaciones por incapacidad», dijo Pinto.

 

Para Julia Perea, si no se corrige el pago mediante tarjetas monedero, casos como este se van a repetir en el futuro.

 

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