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viernes, abril 26, 2024

Marruecos: Potencia regional y dinamismo económico único en la región

 

Rue20 Español/ FEZ

 

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Ismail El Khouaja

 

En medio de una zona turbulenta, falta de cooperación, hostilidad de vecinos, etc., Marruecos ha podido dar un despliegue económico sin precedentes en su historia.

 

Hoy en día, Marruecos, con un PIB de 114.000 millones de dólares, ha llegado a ser “la quinta economía de África y la tercera economía del Norte de África”, tal como afirma el Director de Riesgo País y Gestión de Deuda de Cesce, Ricardo Santamaría.

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Este enorme y acelerado dinamismo económico ha coincidido con la coronación del rey Mohammed VI quien convirtió al Reino en una plataforma privilegiada para la inversión extranjera en todos los sectores, apostándose fuertemente por el sector automóvil, aeronáutica y agrícola. Por consiguiente, en apenas diez años, Marruecos “ha saltado desde el puesto número 114 al número 53 en el ranking Doing Business”, una cifra que habla por sí sola.

 

De hecho, esto no ha venido de la nada, sino que están implicados varios factores que han permitido al país magrebí rozar estas importantes cifras. Entre estos factores destacamos la estratégica posición geográfica que da a Marruecos el privilegio de ser puerta de entrada a todo un gigante y futuro continente africano.

 

La posición geográfica del Reino también puede ser puerta de entrada al continente latinoamericano para los países árabes y asiáticos y viceversa.

 

Además de la posición geográfica, Marruecos cuenta con un sistema político diferente de los países de la región: la Monarquía. Gracias a la visionaria política del rey Mohammed VI, Marruecos ha conocido importantes cambios sociales y políticos que participaron en establecer una estabilidad política única en la zona.

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Esta estabilidad, por su parte, ha contribuido en convertir al Reino en un imán de las inversiones extranjeras. Grandes empresas internacionales han elegido invertir en Marruecos para distribuir su mercancía en África.

 

Marruecos, por ejemplo, “es el primer receptor de inversión directa exterior del Magreb y uno de los principales socios comerciales de España fuera de la UE, junto a Turquía, EE.UU. y Reino Unido”.

 

Marruecos también ha podido ser un país inversor, sobre todo en África. Su estrategia de expandir su política inversora en los países africanos dio excelentes resultados porque se trata de hacer Business bajo ninguna intención colonialista. Esta estrategia se reforzó considerablemente con el regreso del país a la Unión Africana en 2017.

 

Llegar a ser una nueva potencia regional trae desafíos, pero también consecuencias hostiles. Este avance ha inquietado a algunos países europeos que aún no conciben ver cómo una ex colonia podría convertirse en un país emergente. Sin ir más lejos, solo hace falta leer el informe secreto del instituto alemán, SWP stiftung wissenschaft und politik, donde Alemania pide a la Unión Europea la necesidad de limitar el apoyo a los programas y planes de desarrollo económico marroquíes para lograr una especie de equilibrio entre este país, Argelia y Túnez para evitar su dominio sobre el Magreb.

 

Ante toda esta hostilidad, Marruecos ha podido hacer límite a esta imagen colonialista de estos países europeos. En dos meses, Marruecos plantó cara a la gigante Alemania y posteriormente a España por sus posturas hostiles hacia la integridad territorial del Reino. Estas dos crisis, sin duda, marcarán un antes y después en la política de estos países para con Marruecos.

 

Marruecos ya no es rehén de Europa. Desde la Independencia, el país magrebí ha sufrido el protagonismo que ejercen algunos países europeos en el expediente del Sáhara marroquí. Ahora las cosas han cambiado. El reconocimiento de la primera potencia del planeta, Estados Unidos, de la marroquinidad del Sahara, así como las batallas diplomáticas ganadas regional e internacionalmente en este expediente inventado, desataron la ira de estos países europeos.

 

Sin embargo, ante todo este triunfo en la política exterior del país, Marruecos sigue conociendo problemas a nivel interno. El paro juvenil y la alfabetización de una parte del pueblo marroquí son desafíos prioritarios para este nuevo gobierno liberal.

 

Concentrarse más en el lado exterior que el interior tiene una explicación. Marruecos está rodeado de vecinos que velan por hacerle frenazos para limitar su desarrollo. El régimen militar está obsesionado por Marruecos. Los generales no aceptan ningún llamamiento del rey de Marruecos en cuanto a hacer las paces y trabajar juntos para el bien de los dos países y pueblos hermanos.

 

España, por su parte, no quiere salir de la zona de confort. A pesar de ser el primer socio comercial del Reino, todavía mantiene una postura ambigua respecto a la integridad territorial marroquí. Su privilegiada posición va a ser cosa del pasado si no reconsidere su postura. Marruecos, como afirmó el rey Mohammed VI, no va a firmar ningún acuerdo comercial que no incluye su Sahara.

 

Tanto España como Argelia sufren separatismos. Marruecos nunca financió ni financiará las olas separatistas en los dos países vecinos. En cambio, España y Argelia, desde 1975 no dejan de hostilizar a Marruecos para romperlo en dos, cosa que jamás conseguirán.

 

Marruecos ha trabado una nueva alianza con países que respetan su soberanía. Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, China, etc. ya comenzaron sus inversiones en el Sáhara  marroquí. Si mantiene su postura pro Polisario, España va a perder indudablemente sitio en Marruecos.

 

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