Rue20 Español/ Rabat
«Los jardines históricos de las dos orillas: Expresiones culturales en común desde Al Andalus hasta Marrakech» fue el tema de un simposio celebrado el viernes en Marrakech, en el que participaron numerosos expertos e investigadores españoles y marroquíes relacionados con temas de paisaje, arquitectura, cultura y patrimonio.
Este encuentro ofreció a los participantes la oportunidad de revisar un aspecto de la historia común de las dos orillas, en particular el relativo a los jardines históricos de los dos países.
El objetivo era arrojar luz sobre el valor histórico y cultural de los jardines y plazas más emblemáticos, incidiendo en las similitudes inherentes a estos espacios privilegiados, situados en ambas orillas del Estrecho, en la confluencia de dos países vecinos, que comparten una larga historia común.
Los ponentes de este Coloquio fueron unánimes al destacar que los jardines históricos de ambos lados del Estrecho comparten muchos elementos de diseño y composición, en un clima muy similar, señalando que los jardines han sido, a lo largo de la historia común de los dos países, esa «máxima expresión» de bienestar, estética y progreso.
En esta ocasión, la Directora de Comunicación de la Fundación de Cultura Islámica (FUNCI), Inés Eléxpuru, destacó un proyecto relacionado con la rehabilitación integral de los Jardines del Agdal en Marrakech iniciado por la FUNCI, y que tiene como objetivo la valorización de «este jardín islámico más antiguo y más grande del mundo», la creación de puestos de trabajo y la promoción del turismo ecológico.
Destacando la voluntad de Marruecos de restaurar este jardín histórico de 340 hectáreas, indicó que la FUNCI ha realizado investigaciones históricas, arquitectónicas, hidráulicas y botánicas sobre este jardín, así como estudios preliminares y científicos, con vistas a poner en marcha el proyecto de rehabilitación de este espacio histórico.
Por su parte, José Miguel Puerta Vílchez, especialista en arte islámico de la Universidad de Granada (España), afirmó que la civilización islámica concede una gran importancia a la creación de jardines como lugares por excelencia de paz y convivencia, pero también como el más alto logro espiritual y civilizatorio del hombre.
