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viernes, noviembre 22, 2024

Altamirano: Andalucía, Nación ocupada en estado puro

 

Rue20 Español/Málaga

 

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Pedro I. Altamirano 

 

El 2 de enero se vuelven a “celebrar” la toma de Granada por los Reyes Católicos en base a unos tratados, los de Santa Fe, que fueron incumplidos desde el mismo día de la firma. Con la misma, terminaba el periodo de más esplendor y prosperidad para el pueblo andaluz, de la península ibérica. No voy a entrar en consideraciones históricas, solo recordar que con la vil expulsión del pueblo andaluz, por la sola condición de no ser católicos, se dio fin a siglos de grandeza para los andaluces. Andalucía se convertía en la colonia pobre de la corona de España.

 

Desde la expulsión de los andaluces, la Andalucía conquistada, no ha vuelto a levantar cabeza. Ocupada en lo militar y en lo económico, los pocos andaluces que quedaron fueron convertidos en verdaderos esclavos de amos llegados de otras tierras de la península. Nunca, ni con los periodos de repoblación, se volvió, ni de lejos, a ser el pueblo, el Al Andalús que iluminó al mundo. Así seguimos desde entonces, a la cola de la Europa a la que se ilustró desde Andalucía.

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Pero volvamos a la realidad. Andalucía no puede permitir, bajo ninguno de los conceptos, que se continúe celebrando fecha alguna, que recuerde lo que fue el genocidio del propio pueblo andaluz, y la desaparición de una Nación. Celebrar la toma de las grandes ciudades andaluzas, Almería, la masacrada Málaga o Granada entre otras muchas, no es otra cosa que recordar guerras y genocidios. No se celebra nada, solo se intenta recordar que Andalucía fue conquistada por la fuerza, los andaluces masacrados y expulsados de su Patria. Hay que recordar, que los andaluces, que Andalucía aún es un territorio ocupado por los vencedores, que aún nos tienen oprimidos y sin identidad, para lucimiento de grupos fascistas y franquistas aireando añejas banderas llenas de sangre.

 

Cuando se ocupa un territorio, se masacra a sus ciudadanos (Irak, Afganistan etc… hoy en pleno siglo XXI, siguen siendo ejemplo de ello) se expolian sus recursos, se le priva de su identidad, y se intenta sustituir por la identidad del ocupante, se les mantiene en la pobreza y en la indigencia cultural, intelectual y económica. Se les dota de un derecho a la ciudadanía del imperio ocupante, el derecho a participar en su política. Ya no es importante gobernar su tierra, sino ser servidor del imperio. Les suena todo esto verdad.

 

Andalucía hoy sigue siendo colonia. La toma de Granada se encarga de recordarlo todos los años. Nos recuerdan que somos súbditos del Estado español. Nos recuerdan que nos masacraron, que nos ocuparon, que nos despojaron de nuestra cultura, de nuestra identidad. Que nos robaron nuestras tierras, las casas, las infraestructuras y fueron repartidas entre los vencedores, esclavos incluidos. Intentaron borrar toda huella que recordara a Andalucía, sus libros, obras de arte, memoria, e implantar la suya. Construir catedrales donde había mezquitas y sinagogas. Nos dijeron que ya no éramos andaluces, que éramos españoles. Que lo importante no era gobernar en Andalucía, que lo importante era gobernar en España. Eso es lo que nos recuerdan en cada toma, que seguimos siendo colonia ocupada en lo cultural, político y económico. Para que no se nos olvide.

 

Andalucía sigue igual, con una educación dirigida desde Madrid en la que se obvia de forma consciente nuestra historia, nuestra cultura, nuestra identidad como andaluces. Con unas tierras repartidas entre las grandes familias españolas que mueren sin ser cultivadas, y sin dar la riqueza que pueden dar en manos de los andaluces. Con una industria y un comercio desaparecidos. Un pueblo sometido a la pobreza como fuente inagotable de mano de obra barata y moldeable. Convencidos de que no es importante ser andaluces, que lo importante es ser español. Que no es importante votar a los propios andaluces, que lo importante es votar a los partidos españoles. Colonia en estado puro. Nación ocupada en estado puro.

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Nuestros políticos nacidos en Andalucía, abducidos por las ninfas de la fuerza ocupante se lo creen. La máxima ambición de un político andaluz no es gobernar en Andalucía, en el Parlamento Andaluz, no, es ir a gobernar al Congreso de los Diputados de Madrid, al corazón del Imperio. Así vemos como corren de los sillones del Parlamento Andaluz, al de Madrid a las primeras de cambio, y abandonan Andalucía a su suerte. Pero eso no es lo peor, lo peor es que cuando llegan a Madrid, se ponen de rodillas ante el Cesar de turno, sin que les importe un bledo que a quien hinca su rodilla no es él, es al pueblo andaluz al que representa.

 

No podemos continuar permitiendo que nos recuerden que somos simples esclavos de una fuerza ocupante. Que somos una colonia a la que explotar mientras nos mantienen en la indigencia. NO.

 

Queremos ser Andalucía. Queremos ser andaluces. Desde ahí, desde esa libertad y reconocimiento de lo que somos, seremos generosos con el resto de pueblo de la península, y volveremos a ser el pueblo que fuimos, los hombres de luz que fuimos, e iluminaremos de nuevo a Europa. Nunca más celebración de la ocupación del genocidio del pueblo andaluz.

 

Politólogo español

 

 

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