Rue20 Español/ FEZ
Ismail El Khouaja
Más cerca del continente americano y un poco lejos de la Unión Europea. Esta es la nueva dinámica diplomática del Marruecos de hoy. Los socios tradicionales de la Unión Europa llevan décadas poniendo trabas hacia la integridad territorial del país norteafricano, cosa que obligó a éste cambiar de mirada y trabar nuevas alianzas estratégicas con otras potencias del mundo.
Los socios tradicionales aún no han digerido lo que Marruecos ha conseguido en pocos meses de esta nueva alianza. Estamos hablando de Estados Unidos que reconoció la marroquinidad del Sahara en diciembre pasado y reforzó más sus relaciones con Marruecos, sobre todo en materia de seguridad; de Gran Bretaña, que su época postbrexit ha venido de maravilla para consolidar sus relaciones directas con Marruecos, ahora está publicando en sus medios estatales el mapa completo de Marruecos, indicio de un pronto reconocimiento del Sahara marroquí, sin olvidar el mayor cable eléctrico submarino mediante el cual Marruecos transportará electricidad a Reino Unido sin pasar por Europa, así como el lanzamientos de líneas marítimas directas; de Israel que desde la firma de los Acuerdos Abraham se han puesto en marcha varios acuerdos estratégicos prometedores de unas relaciones privilegiadas en todos los ámbitos.
En medio de esta nueva alianza, Marruecos ha puesto al continente latinoamericano en el punto de mira, acabando con ello los prejuicios que han mantenido estos países sobre Marruecos por cuestiones nada más lingüísticas que políticas. El Frente Polisario, hablando español, logró en un momento venderles una realidad que no existe. Ahora Marruecos ha preparado una buena élite hispanista que ha contribuido que países potentes en el continente como lo es Colombia reconocieran, ayer jueves, la marroquinidad del Sahara.
Ante esta nueva alianza, los socios tradicionales de la Unión van perdiendo cada día terreno en Marruecos, puerta de entrada hacia todo un gigante y futuro continente africano. Y solo una cosa puede garantizarles la privilegiada posición que mantienen en el país: reconocer la marroquinidad del Sahara. Sin ello, les será difícil mantener este status.
A lo largo de décadas, estos socios creían que tenían a Marruecos bajo los pies. El tema de la colonización/ocupación ponía a Marruecos en una situación débil. El potente siempre tiene razón, y los colonizadores antes de dejar su ejercito marchar, inventan líos eternos para someter a las ex colonias para siempre.
Sin embargo, las cosas se han ido a un ritmo vertiginoso que ha cambiado la escena política internacional. Marruecos, a pesar de conflictos inventados desgraciadamente por sus vecinos, ha podido iniciar una revolución industrial que le ha permitido estar a la altura de los países emergentes.
Los socios tradicionales saben que un Marruecos completo con su Sahara va a ser una potencia -como ya lo es- en el Magreb. Basta con ver el informe secreto del instituto alemán, SWP stiftung wissenschaft und politik, donde Alemania pide a la Unión Europea la necesidad de limitar el apoyo a los programas y planes de desarrollo económico marroquíes para lograr una especie de equilibrio entre este país, Argelia y Túnez para evitar su dominio sobre el Magreb.
Es verdad que es difícil cambiar lo que denominamos “mentalidades eurocentricas” de los países europeos, una mentalidad caracterizada por centro/ periferia, blanco/ negro, Occidente/ Oriente, etc. Ahora el mundo se rige por el pragmatismo, o sea el principio ganador-ganador. Querer mantener una posición privilegiada en materia de comercio y al mismo tiempo poner trabas a la integridad territorial de Marruecos es un cuento pasado. Los socios tradicionales están obligados a cambiarse de gafas y tener en mente que, como lo dijo el MAE Naser Bourita, el Marruecos de hoy ya no es el Marruecos de ayer.