Rue20 Español/Rabat
Marruecos ha logrado posicionarse entre los diez países africanos con mayor seguridad alimentaria.
Este éxito se atribuye a las políticas agrícolas implementadas en las últimas décadas, como el Plan Marruecos Verde (Generación Verde), que han modernizado el sector y optimizado el uso de los recursos hídricos, según un informe de Vanguard.
La producción nacional de cereales ronda los 9 millones de toneladas anuales, incluyendo trigo, cebada y maíz, consolidando al país como un importante exportador de frutas, verduras y aceite de oliva.
Sin embargo, el cambio climático y la escasez de agua persistente representan desafíos significativos que requieren soluciones innovadoras y sostenibles para asegurar la continuidad de este éxito.
La mejora en la infraestructura también juega un papel crucial. La próxima entrega de una unidad de almacenamiento y acondicionamiento de cebollas en Fez-Mequínez, principal polo de producción de este cultivo en Marruecos, representa un paso importante para reducir las pérdidas postcosecha y mejorar la eficiencia del sector.
Marruecos no es el único país africano que destaca en materia de seguridad alimentaria. Otros países, aunque con diferentes niveles de éxito y desafíos específicos, también han implementado estrategias para fortalecer su producción agrícola.
Egipto, con sus 23 millones de toneladas de cereales anuales y avanzadas técnicas de irrigación, se mantiene como un actor clave, a pesar de depender de las importaciones para un 60% de su trigo.
Túnez, con su producción de trigo y aceite de oliva, Ghana con su programa «Planting for Food and Jobs«, Kenia con sus cultivos de maíz apoyados en tecnología moderna, Zambia con su excedente de maíz, Senegal con su Plan Senegal Emergente enfocado en el arroz, Ruanda con su «Crop Intensification Program», Sudáfrica, principal productor de alimentos del continente, y Nigeria, con su producción de arroz y yuca, demuestran la diversidad de enfoques y los retos comunes que enfrentan los países africanos en la búsqueda de la seguridad alimentaria.
A pesar de los avances logrados, la mayoría de estos países comparten la preocupación por los efectos del cambio climático, la escasez de agua y la necesidad de implementar prácticas agrícolas sostenibles para garantizar la resiliencia de sus sistemas alimentarios.
La sequía, la desertificación y los eventos climáticos extremos representan amenazas constantes que requieren una respuesta coordinada y la inversión en investigación e innovación para asegurar la seguridad alimentaria a largo plazo en el continente africano.
