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domingo, noviembre 10, 2024

La posición del TJUE es más bien un desesperado grito político que un sereno y justo fallo judicial

 

Rue20 Español/Asunción

Ignacio Martínez

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Es una decisión que viene de contramano con el libre paso de bienes y servicios entre sociedades libres y democráticas. Una resolución inverosímil con tubo de ignorancia y lejos de lo que cabe en la construcción de negocios lícitos en una relación de integración. Así definimos en la Asociación de Periodistas Latinoamericanos Amigos de Marruecos (APLAM) la opaca posición del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

Quienes tomaron el despropósito en el TJUE se guiaron por un algún engaño en el manejo de la información o simplemente fueron ganados por la mala fe. Como haya sido, es una crónica de muerte anunciada, pues tendrá poco uso y validez dicho intento. Es que resulta muy insignificante en la marcada consolidada buena relación entre Marruecos y Europa.

La pesca y los productos agrícolas con Marruecos es la mayor seguridad para la propia Europa. La participación del Reino es sinónimo de seriedad y confianza, una realidad que no puede desconocer ningún juzgado imparcial, integro y fiable. Pretender con resoluciones traídas de los pelos dar algún requicio de legitimidad al Frente Polisario, resulta infantil y encara un paso muy en falso. Así las cosas, es poco el favor que hace el Tribunal de Justicia de la Unión Europea a su propia imagen.

El fallo más bien es una traba temporal que no tendrá ninguna consecuencia en el fortalecido vínculo estratégico que une a Marruecos con sus socios europeos. Incluso, por los «errores jurídicos evidentes y sospechosas de imprecisiones», de las que se hablan, la posición del TJUE es más bien un grito político desesperado que una prudente y justa determinacion judicial.

El tiempo pondrá las cosas en su lugar, y habrá así de desnudar que los jueces actuaron en total desconocimiento, o no quisieron entender, el contexto de la legitimidad del Sáhara marroquí, cuyo progreso, y desarrollo económico y social, en beneficio de las poblaciones locales, parece preocupa al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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