Redacción Rue20 Español/ Rabat
En un nuevo intento desesperado por desestabilizar la región, el régimen militar argelino, como es costumbre, sigue apostando por el caos y la manipulación en lugar de mirar hacia sus propios problemas internos. Ahora, a través de plataformas digitales, intenta movilizar a los jóvenes marroquíes hacia la desesperación, incitándolos a migrar ilegalmente a Ceuta bajo la falsa promesa de un mejor futuro. Estas páginas de Facebook, claramente orquestadas y financiadas por secuaces del régimen argelino, difunden imágenes manipuladas y sacadas de contexto para sembrar confusión entre nuestra juventud. Lo que el régimen argelino parece no entender es que, a diferencia de su propio caos interno, Marruecos avanza con pasos firmes hacia la estabilidad y el desarrollo. Nuestras instituciones, sólidas y bien preparadas, están más que capacitadas para desmantelar este tipo de provocaciones mezquinas y desesperadas.
Este tipo de acciones por parte de un régimen obsoleto y anacrónico solo evidencian una cosa: su total incapacidad para enfrentar las demandas legítimas de su propio pueblo, atrapado en una espiral de represión y privación de libertades. Mientras los argelinos sufren una crisis económica asfixiante y un régimen que se tambalea sobre las ruinas de promesas vacías, los ancianos que ocupan el Palacio de El Mouradia no dudan en aprovechar cualquier oportunidad para intentar sembrar el caos en Marruecos, desviar la atención y ocultar su propia decadencia.
Lo que vemos hoy en Fnideq y en las zonas fronterizas con Ceuta es un ejemplo claro de esta estrategia fallida. La narrativa que están intentando vender a través de vídeos antiguos y manipulados es tan patética como desesperada. Presentan escenas de intentos de cruce de años pasados como si fueran recientes, en un burdo intento por engañar no solo a los marroquíes, sino también a la comunidad internacional. Afortunadamente, nuestra sociedad tiene suficiente madurez y conciencia para no caer en esta trampa. Marruecos, con sus instituciones sólidas y un pueblo profundamente unido, no es presa fácil de las maquinaciones de un régimen que hace tiempo perdió el contacto con la realidad.
Nuestro vecino “con el que Dios nos juntó” sigue jugando con fuego. Marruecos no necesitamos recurrir a tácticas sucias ni a la manipulación mediática. Los hechos hablan por sí solos. Nuestra estabilidad política, nuestros avances económicos y nuestro compromiso con la justicia social nos colocan como un referente en la región. En lugar de intentar emularnos o cooperar para el beneficio mutuo, el régimen argelino prefiere optar por la confrontación indirecta, utilizando las aspiraciones legítimas de los jóvenes marroquíes como un arma en su lucha por la supervivencia política.
Al final del día, Marruecos se mantendrá firme, como siempre lo ha hecho. Las provocaciones argelinas no harán más que fortalecer nuestra determinación. Sabemos quiénes somos, conocemos nuestras capacidades y no permitiremos que un régimen decadente nos desvíe de nuestro camino. Es hora de que dejen de usar a Marruecos como su eterna excusa y salgan de su escondite oscuro para dar la cara ante su propio pueblo. Porque, al fin y al cabo, la verdadera amenaza no es Marruecos, sino la falta de liderazgo y visión dentro de las propias fronteras de Argelia.
