Rue20 Español/ Mohammadia
Toufiq Slimani
Marruecos es el líder ideal para comandar la nave de los países de la región hacia el desarrollo, la prosperidad y la seguridad. La geopolítica en los últimos siete años ha puesto a cada uno en su sitio.
Marruecos ha avanzado mucho en las dos últimas décadas. La diplomacia marroquí cambió de táctica y estrategia desde enero de 2017. La vuelta a la Unión Africana fue el paso gigantesco de la diplomacia marroquí. Las giras y visitas del Rey Mohammed VI en los últimos siete años a muchos países africanos desempeñaron un rol muy importante en la consolidación del protagonismo marroquí en África.
El apoyo de Marruecos a varios países africanos antes, durante y después de la pandemia va en paralelo con la apuesta real por «una Africana para los africanos». La última iniciativa del rey Mohammed VI de facilitar la salida de los países del Sahel al Atlántico forma parte de la visión real hacia el continente.
La misión de Marruecos no es fácil en un nuevo orden geopolítico mundial y regional muy turbulento, complejo e incierto. Hay países que no dejan de poner palos en las ruedas. Argelia es un ejemplo vivo. Se van a equivocar.
La última entrevista del ministro de Asuntos Exteriores de Argelia, Ahmed Attaf, con un canal árabe dejó muy claro que el régimen argelino sólo busca frenar a Marruecos. Pero el mismo ministro reconoció que Marruecos ya es un peso pesado en África mediante su influencia diplomática, comercial, bancaria, económica, espiritual y deportiva. Irán es otro actor que no ve con buenos ojos el aumento del peso de Marruecos en África.
El ministro argelino dijo muchas ‘irrealidades’. Por ejemplo afirmó en aquella entrevista que el Gobierno español cambió su postura acerca del conflicto del Sáhara a cambio de la vuelta del embajador argelino a Madrid. La postura de España es la misma desde marzo de 2022. La verdad que duele a Attaf es la del regreso de su embajador a Madrid sin condiciones ni cambio de postura. Argelia, sí, cedió.
El Polisario y Argelia saben que sus tesis y manipulaciones sólo pueden llevar al fracaso de su proyecto. En realidad, lo que no presagian es que podría llegar tan pronto.
La recuperación del paso del Guerguerat por las Fuerzas Armadas Reales el 13 de noviembre de 2020, el respaldo estadounidense a la marroquinidad del Sáhara el 10 de diciembre de 2020; el apoyo alemán al Plan de Autonomía para el Sáhara en enero de 2022 y el respaldo español al Plan de Autonomía para el Sáhara en marzo de 2022 son una muestra indiscutible del fracaso del proyecto de Argelia y sus aliados en la región.
2024 va a ser un año de «armas y urnas» en todo el mundo, como aseguró el último informe del prestigioso instituto de investigación catalán CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs. Las elecciones parlamentarias europeas el próximo junio son muy importantes para la diplomacia marroquí. Las elecciones presidenciales en EEUU el próximo noviembre están en el radar los países de la región. Habrá más de 7 elecciones presidenciales y legislativas en África. Las elecciones presidenciales este año en Mauritania, Túnez, Senegal, Sudáfrica, Chad, Ghana, Ruanda y Mozambique son importantes. Las elecciones legislativas en Portugal es año son fundamentales de cara a la organización conjunta del Mundial de 2030.
Habrá elecciones también en Rusia, India, Irán, Turquía, Panamá, México, República Dominicana, Uruguay, entre otros países. Más de la mitad de la humanidad votará este año. Marruecos no es ninguna isla. Todo esto influye de una manera u otra en nuestros intereses vitales. Todo esto debería importarnos, ocuparnos y preocuparnos.
Además, en los próximos meses se van a celebrar dos cumbres muy importantes. La cumbre de la Unión Africana. Marruecos podría ser un candidato a la Presidencia. Argelia está moviendo sus fichas también. Se celebra también la Cumbre de la OTAN que pondrá su foco en el flanco del Sur, sobre todo, la situación en el Sahel.
2024, es el año de la diplomacia y la geopolítica por excelencia. Marruecos está muy bien posicionado, pero los desafíos son enormes. Tenemos que convertir 2024 en una oportunidad.
