Rue20 Español/ Mohammadia
Toufiq Slimani
Los ojos de los marroquíes y amantes del buen fútbol están puestos en los Leones del Atlas antes y durante la 34ª edición de la Copa Africana de Naciones (CAN), prevista del 13 de enero al 11 de febrero en Costa de Marfil.
La épica gesta de la selección marroquí en el Mundial de Qatar ha devuelto la esperanza a los aficionados marroquíes. La esperanza es lo último que se pierde. Ya no aspiramos a participar, ganar o alcanzar las semifinales, sino soñamos con la Copa Africana; sería la segunda en nuestra historia si nos tacara el Gordo Africano.
Marruecos conquistó un solo y único trofeo africano hace 48 años, casi medio siglo, precisamente, en 1976. Muy lejano. Esta generación merece mucho más. Aquel trofeo fue alzado en Etiopía. Hoy Costa de Marfil nos llama para cconsolidar la gran epopeya del Mundial de Catar en 2022. Los pupilos de Walid Regragui tienen que demostrar que la buena dinámica del Mundial se ha convertido en la regla y no la excepción. Somos el candidato favorito.
El seleccionador nacional, Walid Regragui, sabe muy bien que todas las selecciones aspiran a derrotar a Marruecos. Ganar a la primera semifinalista de África en el Mundial es un sueño para cualquier equipo en el continente. Enfrentarse a Marruecos en la CAN-2023 es un privilegio, pero en África no hay privilegiados.
El fútbol tiene su propia lógica y razón. Los partidos en África son especiales por naturaleza del fútbol africano. El fútbol en África se parece mucho a la Premier League. El talento y la técnica son buenos, pero se impune lo físico y la actitud. Los jugadores tienen que tener mucho carácter, solidaridad, generosidad, efectividad y solidez en el juego.
La buena noticia es que Walid Regragui mantuvo su núcleo duro. La lista fue marcada por la convocatoria de la mayoría de los jugadores que participaron en el último Mundial de Qatar 2022. El once del Mundial es intocable para Walid. Dos o tres pilares del Mundial podrían perder la titularidad, pero su presencia en el grupo es un factor importante para salvaguardar el espíritu de grupo y familia.
Los nuevos invitados a la mesa de la selección- como son los casos de Chadi Riyad (Real Betis/España), Amir Richardson (Stade de Reims/Francia) y Oussama El Azzouzi (Bolonia FC/Italia)- evidencian la apuesta por los jóvenes. Regragui insiste en la necesidad de tender puentes entre el presente y el futuro.
A primera vista, la selección está en un grupo asequible. Sin embargo, el fútbol se juega en la cancha. Las estadísticas y los éxitos forman parte del juego fuera del campo. En el campo hay que darlo todo para ganar, en África mucho más.
Los Leones del Atlas jugarán en el Grupo F de esta Copa Africana de Naciones, junto a Tanzania, la RD del Congo y Zambia. Abrirán la competición contra Tanzania el 17 de enero, antes de enfrentarse a la RD del Congo (21 de enero) y a Zambia (24 de enero). Los dos primeros partidos son muy importantes para sentenciar la clasificación y rotar. Arrancar con buen pie sería la mejor noticia.
La mayoría de los jugadores entienden los mecanismos del estilo de juego del elenco de Regragui. Esto es necesario para ganar partidos. Dejar la piel es de sumo interés para alzar la Copa. En África no hay privilegios ni privilegiados. Todo el grupo tiene que remar en la misma dirección con el propósito de que la selección dé lo mejor de sí.
La selección va a necesitar la mejor decisión de Walid Regragui en la pizarra táctica y física; la mejor decisión de Youssef En-Nesyri, Hakim Ziyech, Sofiane Boufal de cara a la portería y de Achraf Hakimi, Román Saïss, Nayef Aguerd en la defensa. Bono le basta con la sonrisa, un símbolo de tranquilidad y serenidad. Boufal estaba más fuera de la lista que dentro. Ahora, Boufal tiene que demostrar que todo este arriesgo que tomó Regragui por él vale la pena.
Antes del Mundial de Catar escribí que «soñar es gratis. El sueño se ha hecho realidad. Ahora, escribo: «queremos y podemos levantar la Copa Africana».
