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sábado, abril 27, 2024

Delia Crovi: la diplomacia cultural es esencial para romper estereotipos entre Marruecos y América Latina

 

Rue20 Español/ Mequínez 

 

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Entrevistada por Soukaina Askour*

 

Con la evolución de la comunicación digital, se abren nuevas oportunidades y perspectivas para fortalecer aún más las relaciones entre Marruecos y los países latinoamericanos para superar tantos años de desconocimiento cultural.

 

En una entrevista concedida a Rue20 Español, la Dra. Delia Crovi Druetta, investigadora y académica, comparte sus inicios en el ámbito de la investigación, reflexiona sobre los desafíos actuales de la era digital y cómo enfrentarlos de manera efectiva, así como resalta la importancia del pensamiento crítico y el diálogo como herramientas fundamentales en este contexto digital.

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Asimismo, la profesora en UNAM de México aborda el tema de los prejuicios existentes entre los países de América Latina y Marruecos, y las soluciones que se ofrecen para promover un mejor entendimiento mutuo.

 

La Dra. Delia Crovi Druetta es académica, Investigadora Nacional Nivel III en México y autora de importantes artículos de investigación. Durante casi cuatro décadas, es profesora T.C. Titular «C» en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Además, fue Presidenta de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) en el periodo 2014-2018, donde dejó un legado interesante en el campo de la comunicación.

 

 

– Para empezar, como investigadora y académica reconocida en muchos países de América Latina: Brasil, México, Argentina, etc. con numerosas publicaciones en su haber. ¿Podría contarnos cómo eran sus inicios, así como las motivaciones que le llevaron a embarcarse en la ardua tarea de la investigación?

 

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Estudié Periodismo y Ciencias de la Información a finales de la década de los 60, en la ciudad de Rosario, Argentina. Fue una de las primeras carreras universitarias de esa especialidad en mi país de origen y coincide con la importancia que la sociedad de entonces comienza a darle a esta profesión en sus dimensiones políticas, en la defensa de la libertad de expresión y en la formación de opinión pública. 

 

Por esos años se produce un florecimiento de los estudios de periodismo en América Latina, tanto que se dice que entre los 60 y 70 se crearon alrededor de 120 de esas escuelas. El detonante fue la creación en Quito, Ecuador, en octubre de 1959, del Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina, hoy Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina, CIESPAL (www.ciespal.org ). Fue producto de un acuerdo entre la UNESCO, el Gobierno de Ecuador y la Universidad Central de ese país. 

 

UNESCO había demostrado antes su interés por fomentar los estudios de periodismo, realizando en 1952, en París, la Primera Reunión internacional de expertos de la enseñanza del periodismo.  

 

Desde entonces CIESPAL fue una suerte de matriz para los programas de estudio, la formación o actualización de maestros y la bibliografía que se empleaba en América Latina. La perspectiva de esta expansión fue el enfoque funcionalista proveniente de Estados Unidos. 

 

No obstante, la región adoptó un enfoque crítico que fue producto de observar la  realidad, que entonces mostraba el nacimiento del poder económico de los grupos mediáticos, hoy convertidos en grandes coglomerados mediáticos o digitales. Se vislumbraban también alianzas de diversa índole, sobre todo entre los medios e intereses políticos y económicos. 

 

Esta situación despertó el interés por estudiar esa realidad, convirtiéndose en los   cimientos de investigaciones situadas en los países latinoamericanos. De esa postura latinoamericana crítica vendrán, posteriormente, las mayores aportaciones de la región al campo de estudio de la comunicación: la comunicación dialógica que sería la base de la comunicación alternativa y los inicios de lo que más tarde se configuraría como economía política de la comunicación.

 

Como estudiante, fui protagonista de esos tiempos en los cuales la necesidad de saber más, de investigar el periodismo más allá de sus prácticas o necesidades y sobre todo, de explorar otras aproximaciones teóricas que no fueran funcionalistas. 

 

En ese contexto, impulsados por un profesor y ávidos por contar con materiales que se produjeran en la región, junto con otros compañeros trabajamos en el análisis de periodismo local.  Producto de este trabajo colectivo, se publicaron cuatro libros que describen el periodismo de la ciudad de Rosario, su lenguaje y características, tal como estaba a principios de los años 70 del siglo pasado. 

 

Ese inicio abrió para mí la mirada  hacia el mundo de la investigación académica, que nunca abandoné. También heredé de entonces, la fascinación por el trabajo empírico, la observación de la realidad y el sabor de los descubrimientos. 

 

– En una de sus publicaciones titulada «Educación Superior en América Latina: Transformaciones ante un creciente proceso de digitalización», ha abordado los retos que se deben superar para mejorar la calidad de la educación superior en la era digital. ¿Podría brindarnos algunas reflexiones sobre estos desafíos y cómo podrían ser abordados de manera efectiva?

 

La comunicación tiene una larga relación simbiótica con la tecnología, la cual es muy dinámica y cambia ante cada innovación. Cuando escribí el artículo al que se refiere hace un par de años, existían preocupaciones que hoy han sido desplazadas por otras que ocupan ahora un lugar preponderante: me refiero a la inteligencia artificial (AI). 

 

El problema del surgimiento de nuevos retos es que de ningún modo se han saldado los anteriores. Existe una suerte de acumulación de temas por analizar a fondo, que la propia dinámica de los cambios no permite concretar. Es por eso que siempre decimos que la producción científica del campo de la comunicación en América Latina, es muy dispersa y con una difusión insuficiente, lo que no significa que sea escasa. 

 

Respecto a los retos actuales de la educación superior, expandidos ante la presencia de la AI, hay que insistir en la necesidad de enfocarnos en dos ideas: el pensamiento crítico y el diálogo. 

 

El pensamiento crítico es necesario en tiempos de grandes incertidumbres como los actuales, para mostrar distintas perspectivas de cada uno de los problemas sociales que aparecen. Tanto la lectura de la realidad como los fundamentos teóricos que la explican, deben ser puestos en tela de juicio en los posgrados, porque son niveles de estudio concebidos para crear nuevos conocimientos y contestar los ya existentes. 

 

Por su parte el diálogo (mediado técnicamente o no), constituye la base de la creación del saber a partir del contraste entre puntos de vista diferentes. También es el camino del trabajo colaborativo tan necesario para crear nuevos saberes. 

 

Tras ambas ideas, pensamiento crítico y diálogo, está siempre el fantasma del tecnodeterminismo. Se ha advertido mucho sobre esto y hay trabajo realizado pero no ha sido suficiente, porque la tecnología tiene la capacidad de cautivar, extasiar a los usuarios. Es entonces cuando se cambia la relación social, humana, por un intercambio donde lo técnico ocupa todos los espacios. 

 

No podemos depositar las relaciones sociales, la creación del conocimiento, el trabajo productivo, sólo en los desarrollos tecnológicos que, justamente, son producto del saber humano. Invertir esta relación no sólo no es bueno, sino que puede ser perjudicial. Pensemos nada más en la AI que en pocos meses está en todos los escenarios y a pesar de algunas críticas muy fuertes es el tema en boga para solucionar algunos de los muchos problemas existentes en las sociedades modernas. Sólo persistiendo en el diálogo y la crítica podremos estar más atentos sobre sus riesgos.

 

– La digitalización ha tenido una gran influencia en diversos ámbitos profesionales, en todos los países, destacando especialmente su impacto en el sector educativo. ¿Usted cree que es esencial promover una formación para los docentes con el fin de adaptarse a los desafíos que plantea la educación superior digital?

 

Ya se han hecho muchos esfuerzos para desarrollar habilidades digitales entre los docentes, sin embargo, la pandemia reciente del SARS-Cov2 vino otra vez a constatar que aún hace falta mucho por hacer. 

 

Creo que hay que cambiar el enfoque de habilidades digitales planteándolo en un escenario amplio: el de la vida. Si parcializamos obtendremos también saberes parciales. 

 

En este contexto creo que las habilidades digitales deben incluirse en los programas de estudio de manera sistemática y hacerlo a partir de talleres, de la práctica y el uso que le damos a esos desarrollos en la vida global, trabajo, estudio, relaciones, compras, entretenimiento y otras actividades. 

 

Con la televisión y la radio se buscó apartarlas estudiándolas y aplicándolas a la educación, fueron efectivas pero podrían haberlo sido más si el enfoque no se hubiera parcializado. Nuestra vida es un conjunto de actividades en las que en el presente, las tecnologías digitales están siempre. Debemos tomar prestado prácticas de otras actividades para aplicarlas a la educación.

 

– En una amena conversación con usted me dijo que viajó a Marruecos. ¿Podría compartir con nosotros en qué año y cómo fue esa experiencia, cuáles han sido sus prejuicios antes de pisar el país norteafricano y cuáles son los detalles que quedaron grabados en su memoria?

 

Fue hace algo así como nueve o 10 años. Como turista (que sólo vemos, a veces, las cosas por encima o hacia donde nos conducen), fue una experiencia magnífica, un descubrimiento del continente por el norte africano, que es lo que más cercano en el imaginario de América Latina. Recuerdo con gran emoción haber llegado a la plaza central de Marrakech y ver ese despliegue de colores, de sabores, y sobre todo, la música diversa, profunda, sentida. 

 

Grabé también en mi memoria Esauira, sus murallas, su mar y su pesca, las vestimentas musulmanas de algunas mujeres con sus variaciones, las construcciones primorosas. 

 

Para alguien que habita en una ciudad que destaca por su verde tropical, el desierto es también un recuerdo inolvidable. Y la Medina Vieja con su historia, edificaciones antiguas, mezquitas, junto con la capacidad insuperable de los vendedores de establecer un diálogo entre idiomas diferentes para convencer a los viajeros, con éxito, de que se lleven algún recuerdo.  

 

Hacía tiempo que quería conocer Marruecos y el único prejuicio que recuerdo haber tenido, fue por la seguridad, algo curioso viniendo de México.

 

– Tanto en México como en Argentina existe la percepción de que no se conoce lo suficiente sobre Marruecos y, curiosamente, en la prensa mexicana y argentina rara vez se menciona al país, pese a las históricas relaciones diplomáticas entre los dos países. En cambio, los marroquíes poseemos un buen conocimiento sobre los dos países. Como ciudadana argentina con una amplia experiencia en México ¿a qué se debe este desconocimiento en plena era digital? ¿Estamos hablando de un amor unilateral por parte de Marruecos? 

 

Bienvenido ese amor unilateral que hay que convertirlo en recíproco. Creo que América Latina siempre ha estado alejada de África. En lo personal, recuerdo en la escuela primaria que se estudiaba mucho más a América, Europa o Asia que África. Es parte de la siembra de pensamientos coloniales. Cada región ha tenido la suya, en Latinoamérica tuvimos dos colonialidades dominantes: europea y anglosajona. Sin embargo, África nos queda lejos culturalmente, es lo exótico, lo distante. 

 

Creo que en los últimos años, afortunadamente, se han abierto caminos culturales a través del cine, la música y el turismo.

 

Respecto a las noticias sobre Marruecos, lo pienso desde los medios, hay una vieja premisa del periodismo que indica que aún los hechos más triviales, si son cercanos afectan más que otros importantes, pero lejanos. 

 

Está también la colonización de África que desde aquí tendemos a ver como más transgresora, y también más duradera. Los procesos de liberación de los países latinoamericanos se inician a principios del siglo XIX, los más tardíos son las Guayanas y Belice. 

 

En cambio en el continente africano llegan hasta el siglo XX y aún continúan algunas luchas locales. A América Latina, salvo Brasil, la une el idioma español y eso ha sido un importante factor de identidad regional. 

 

En cambio África cuenta con una pluralidad de naciones que se manifiestan cultural e históricamente de manera diversa. Al menos es lo que desde aquí creemos. No es que haya una identidad o unidad Latinoamericana sólida, pero hay elementos que ayudan a ello. 

 

En la medida en que nos acercamos a los países, emergen rasgos diferenciados. Hace 44 años vivo en México, más tiempo aquí que en Argentina, pero creo que tiene razón: hay que alimentar un camino de ida y vuelta.

 

– Muchos de nosotros, los marroquíes, cuando viajamos a México o Argentina, nos chocamos con preguntas del tipo: «¿Es verdad que en Marruecos se casan con cuatro esposas?» o «¿Es verdad que os transportáis en camellos?». Es importante conocer que Marruecos es mucho más que esto. Nos sería de gran utilidad su visión sobre cómo podemos superar estos estereotipos y promover un mayor entendimiento mutuo. ¿Qué recomendaciones y acciones podrían llevarse a cabo para mejorar la imagen y las relaciones culturales entre Marruecos y América Latina? 

 

Estereotipos hay en todos lados y dependen mucho del capital cultural de quien los expresa. Podría afirmar que cada país de esta región tiene algún estereotipo que lo distingue, no voy a mencionarlos porque por lo general son ofensivos. Es el producto de la desinformación, de la ignorancia que los alimenta. 

 

Como muchas cosas en la vida, dependen de la información, por eso el intercambio cultural es esencial para romper estereotipos. Cada vez que llega un espectáculo artístico, un documental o un evento de cualquier otro tipo, se desvanecen muchos estereotipos. Yo creo que el intercambio cultural y educativo, además del turismo que aunque tenga vocación económica contribuye al conocimiento entre naciones, son las claves para acercarnos. 

 

Un estudiante cuando llega a otro país a hacer un curso, a participar en un congreso, estudiar un grado o posgrado se convierte en un embajador de ese país ante el suyo. Son las acciones que hay que fomentar. 

 

– A nivel diplomático, se están llevando a cabo varias iniciativas. En el caso de México, por ejemplo, hace unos días en el Coloquio sobre las relaciones entre Marruecos y México bajo el lema «Espejos transatlánticos, diálogos e intersecciones», organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Mohamed V de Rabat, el embajador de Marruecos en México Abdelfattah Lebbar comentó que «Marruecos concede una atención particular al desarrollo de su relación con América Latina, con México en especial, siendo un país líder en la región a nivel político, económico y cultural». En este contexto, ¿qué piensa usted sobre la importancia de la diplomacia cultural para superar años de desconocimiento?

 

Considero que la diplomacia cultural es fundamental. Algo de lo que dije en la respuesta anterior tiene que ver con esto. Pero quiero insistir en un punto que considero fundamental. 

 

Para que haya este tipo de diplomacia, previamente hay que abrir canales de comunicación sólidos y con la actitud de poder apoyar a quienes serán esos embajadores de la cultura. Grupos de danza o música, obras de teatro, becas para estudiantes, difusión del turismo, son aspectos que cada Estado involucrado en este tipo de acciones, tiene que apoyar económicamente. 

 

Estas actividades, por lo general, se mueven en un circuito alterno al de las ganancias económicas, incluido la difusión del turismo que desde el Estado logra más apego en la gente que otras opciones, ya que pueden parecer menos serias o seguras. 

 

La diplomacia cultural necesita de gestión dinámica y transparente, así como dinero para apoyarla. 

 

– Marruecos se ha percatado de lo importante que es la prensa marroquí en español. ¿Usted cree que hablando español puede establecer Marruecos un diálogo directo y propiciar el diálogo con los países de América Latina?

 

Un periodista argentino, avecindado hace ya muchos años en Barcelona, publicó en 2021 un libro al que llamó Ñamérica, en defensa de la Ñ que sólo se usa en el español. En su obra ofrece datos sobre América Latina que confirman la importancia de publicar en español. El autor habla de una región que tiene 12,000 kilómetros de largo, desde Ushuaia al sur hasta Tijuana en el norte, y con 2,000 kilómetros en su parte más ancha.

 

Esta zona de 12 millones de kilómetros cuadrados comprende 19 países, habitados por 420 millones de habitantes de habla hispana. 

 

Sin duda es un diálogo que debe establecerse, sobre todo porque Marruecos tiene entre sus habitantes, un porcentaje de hablantes del español. Pero además de eso, están las historias de dos continentes, África y América, que fueron objeto de colonizaciones que dejaron rasgos comunes, algunos reprochables y otros no porque significaron una fusión cultural. 

 

Considero que es hora de unir esos caminos paralelos, aunque singulares, de fusionarlos mediante información y actividades que alejen los estereotipos. 

 

*Soukaina Askour es doctoranda en la Universidad Hassan II de Casablanca y colaboradora con Rue20 Español.

 

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