Entre Perú y Colombia, el Discurso Real es el camino para no dormirse en los laureles
Ahora, Marruecos está en el camino latinoamericano caminando. Todos sabemos que caminando se hace camino. ¿Esto invita a dormirse en los laureles? No
Rue20 Español/ Mohammedia
Toufiq Slimani
A pesar de la nueva decisión incomprensible y contra toda lógica geopolítica del nuevo presidente colombiano, Gustavo Petro, al restablecer las relaciones diplomáticas con el Polisario, Marruecos sigue avanzando en América Latina y ganando mucho terreno diplomático.
Algunos piensan que Marruecos está en el camino correcto, en América Latina, sin caminar por diversas razones. Quienes lo dicen tienen sus razones sin razón.
En realidad, Marruecos está en el camino caminando por las venas de América Latina en los últimos años. Un vistazo corto al mapa de Latinoamérica demuestra que Marruecos está presente en casi todo el continente menos en poquísimos países muy chupados a la ideología comunista y la demagogia.
Venezuela y Nicaragua son los dos países que más defienden y se alinean con el Polisario. Cuba sigue reconociendo al Polisario, pero está en permanente contacto con Marruecos. Cuba invita al optimismo cauteloso. Uruguay sigue apoyando al Polisario, pero la Zuiza latinoamericana no influye ni pinta en el panorama geopolítico o geoestratégico latino.
Países como México o la apóstata Colombia, que abandonó sus ideales y su pragmatismo públicamente por el separatismo, no han roto sus relaciones diplomáticas ni comerciales con Marruecos. La luna de miel entre Gustavo Petro y el Polisario es momentánea. La verdadera realidad es más poderosa que la utopía ideológica.
Gustavo Petro tiene en su compañero y maestro, Pedro Castillo, presidente del Perú, el gran ejemplo. Si Gustavo hubiera preguntado al maestro Castilla por la viabilidad de abrirse al Polisario, habría actuado de la mejor manera. Sin embargo, la ceguera ideológica es una de las grandes desgracias de América Latina.
América Latina brilla por su presencia en el discurso pronunciado por el Rey Mohammed VI, ayer sábado por la noche, con motivo del 69º aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo. El Rey hizo referencia a América Latina y expresó su orgullo por las posturas positivas de los latinoamericanos acerca de la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
La casualidad hace a veces muy bien las cosas. El discurso del rey es una cita programada cada año. Pero la última decisión valiente del Gobierno peruano de romper con el Polisario, el jueves pasado, no está programada, pero tampoco inesperada.
Quien sigue de cerca la política exterior de Perú observa que el Gobierno peruano ha vuelto al sendero correcto.
El nombramiento de Miguel Rodríguez Mackay como ministro de Exteriores el pasado 5 de agosto fue muy decisivo. El nombramiento en sí es una muy buena declaración de intenciones para dejar atrás la diplomacia ideológica y utópica anunciada tras la llegada de Pedro Castillo a la Presidencia del Estado en 2021.
La decisión peruana de apoyar la soberanía marroquí sobre el Sáhara y respaldar el Plan de Autonomía para el Sáhara planteado por Marruecos desde 2007, ha sido posible gracias al buen trabajo hecho por la diplomacia marroquí: el Ministerio de Exteriores, el embajador marroquí en Perú, Amin Chaoudri, el Senado marroquí y los especialistas y periodistas hispanistas marroquíes.
Tres días después de la decisión peruana, el Rey fue muy preciso en su discurso: «durante los últimos años, hemos podido realizar grandes logros, a escala regional e internacional, a favor de la justa y legítima posición del Reino con respecto a la marroquinidad del Sáhara».
«Esta dinámica abarca también a los países de América Latina y el Caribe, donde muchos de estos países han abierto consulados en el Sáhara marroquí, al tiempo que otros decidieron ampliar el ámbito de sus competencias consulares, para incluir las provincias del sur del Reino», rezó el Rey rotundamente.
Una gran decisión
Es una gran decisión del Estado Peruano romper relaciones diplomáticas con el Polisario. Así se comprueba la apuesta peruana por el respeto de la soberanía de los países miembros de la ONU y el pragmatismo.
Tres factores determinantes
La política exterior de los países se basa en los intereses, sobre todo, si estamos hablando de un nuevo orden regional y mundial.
Perú mantuvo sus primeros contactos diplomáticos con el Polisario en mayo de 1987. Nueve años después, Marruecos desmontó la falsa teoría separatista, ya que el Gobierno de Alberto Fujimori rompió con el Polisario y restableció la normalidad diplomática con Marruecos. Una normalidad que se alteró en septiembre de 2021 tras la llegada del maestro Pedro Castillo al Poder.
En un año pasaron muchas cosas bajo la alcantarilla del maestro que casi ha perdido la mayoría parlamentaria. Por ejemplo, el Congreso no autorizó su viaje a Colombia para participar el pasado 7 de agosto en la toma de posesión de Gustavo Petro. Este último no tuvo la suerte de charlar con el maestro sobre el conflicto del Sáhara. Algo habría aprendido el ex guerrillero del maestro. Este es el primer factor: la pérdida parlamentaria.
El segundo factor consiste en la buena relación que mantiene el embajador de Marruecos en Perú, Amin Chaoudri, con los políticos y diplomáticos peruanos, entre ellos el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Rodríguez Mackay. También conoce muy bien Marruecos. Hay quienes acusan a Mackay de ser amigo del embajador marroquí y de Marruecos, pero los mismos no saben que el mejor diplomático es el que tiene muchos contactos y una visión estratégica. Mackay supo entender que el Perú gana mucho con Marruecos que con una milicia.

El politólogo peruano, Néstor Prieto, explicó a La Encerrona que la nueva decisión peruana responde a que Marruecos habrá ofrecido y garantizado a Perú un suministro estable de fosfatos o fertilizantes, debido a la crisis agraria a la que se enfrenta el país, según varios informes. Puede ser un factor. Pero la política exterior es así.
Tanto Castillo como Mackay están en el poder para defender los intereses de los ciudadanos y garantizar la seguridad alimentaria del país, y no para satisfacer al Polisario y sus fantasías separatistas.
Ahora, Marruecos está en el camino latinoamericano caminando. Todos sabemos que caminando se hace camino. ¿Esto invita a dormirse en los laureles? No.
Avanzamos, pero aún queda mucho camino por recorrer. Las declaraciones de algunos políticos de la izquierda peruana que condenaron la ruptura con el Polisario es un ejemplo de que se necesita hacer más esfuerzos para acercarnos y abrirnos a los latinoamericanos y viceversa.
Estamos felices y optimistas por la decisión peruana y decepcionados por la decisión colombiana, pero el discurso real es el camino.