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Ismail El Khouaja
Ante los logros diplomáticos que han culminado con el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara por Estados Unidos, así como la puesta en marcha de megaproyectos en el Sáhara marroquí por Reino Unido, Israel, así como otras potencias mundiales, la banda armada del Polisario, en nombre de su presunto líder y genocida, Brahim Gali, habla de una «guerra» fantasma.
El objetivo de la salida mediática del presunto genocida, el pasado sábado en los campamentos de Tinduf (Argelia), fue promover un clima de guerra para hacer limite a las nuevas inversiones de Israel, Gran Bretaña, Estados Unidos, etc. en el Sáhara marroquí.
La banda separatista invitó para ello a medios españoles para cubrir la «guerra» fantasma de la que habla el presunto genocida.
El medio español, El país, relató un episodio de lo que había pasado. La banda del Polisario lanzó desde la región de Mahbes, el 14 de octubre, cañones y cohetes balísticos de origen soviético, a lo que el ejército marroquí respondió desde la zona controlada con «al menos de tres disparos de mortero de 120 milímetros». Tras los disparos, los del Polisario «corrieron» a sus jaimas. ¿A este se le llama guerra?
Y para colmo es el reclutamiento de jóvenes y niños involuntariamente para realizar estas escaramuzas.
«Aunque el Polisario habla de avalancha de jóvenes dispuestos a alistarse, y el discurso generalizado en las conversaciones con ellos en los campamentos es a favor de la estrategia militar, no todos están de acuerdo. Pero esos saharauis no se atreven a expresarlo libre y públicamente», dice El País.
Estos jóvenes saben de antemano que si llegan a expresar sus voluntades acabarán sometidos a todo tipo de torturas y atrocidades de la banda armada.
De este modo, la película que el Polisario ha escenificado para ambientar una guerra que no existe en el Sáhara marroquí le salió mal, además le supuso una contrapartida inesperada.
