Rue20 en español / Mequínez
A nadie se le escapa que la relación entre los dos vecinos magrebíes, Marruecos y Argelia, es considerada una de las relaciones más complicadas y ambiguas que conocen los Estados del mundo.
Las relaciones marroquí-argelinas nunca han sido fáciles. Siempre andan lentamente y con dificultad.
En los últimos tiempos, dichas relaciones se han deteriorado notablemente debido a la espinosa cuestión del Sáhara que está en el centro de sus disputas.
Este conflicto enfrenta a Marruecos con los independentistas del Frente Polisario, apoyado por Argelia desde la salida de España en 1975.
El último reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre el Sáhara, que tuvo lugar el 10 de diciembre de 2020, aumentó sobremanera las tensiones entre Rabat y Argel.
Tras haberse enterado de dicho reconocimiento de EEUU, Argelia no dejó títere con cabeza, se enfadó más de la cuenta. Para Argel, fue un fracaso diplomático muy terrible porque echa por tierra todos sus esfuerzos desplegados de varios años destinados a lograr sus objetivos ilícitos mediante el Sáhara.
Ahora después de saber que España está gestionando, hoy más que nunca, para normalizar las relaciones hispano-marroquíes con el fin de acabar con la crisis diplomática, causada principalmente por las maniobras argelinas, Argelia intenta provocar otros nuevos conflictos para tapar su crisis interna que vive el país.
Es una estrategia para desviar la opinión pública nacional e internacional de lo que ocurre dentro de Argelia. El pueblo argelino sufre muchos problemas y sigue esperando urgente e impacientemente la intervención del Gobierno.
A Argelia no le gusta que Marruecos tenga éxito en el Sáhara. Por lo tanto, viene haciendo todo lo posible y todo lo que esté a su alcance para impedir y ocultar los logros y éxitos históricos que está cosechando Marruecos en los territorios del Sáhara.
Por ende, Argelia no deja de conectarse con una serie de países del mundo pidiéndoles que apoyen al Frente Polisario que invita al separatismo en la región saharaui.
Se centra mucho en los países de América Latina. Pero hasta ahora sólo pudo ganar la voluntad de un grupo muy reducido de estos países latinoamericanos, ya que sus propuestas separatistas son inconvincentes, ambiguas, inseguras,…
En fin, Argelia está perdiendo terreno dentro de este continente, cosa que le obliga a reaccionar de manera ilógica y anormal demostrando su clara hostilidad hacia la política de Marruecos.
En cambio, Marruecos sigue creciendo cada día más en este continente latinoamericano, varios países están optando por la iniciativa marroquí de la autonomía para el Sáhara.
Argelia también intenta difundir sus ideas en Europa a través de España. Sin embargo, ha descubierto últimamente que esto es un sueño imposible, difícil de hacerse realidad. Este hecho no deja de crear problemas adicionales para los países que siguen ciegamente a los delirios argelinos.
Lo que ocurrió recientemente confirma lo dicho. España, queriendo atender las peticiones argelinas al recibir al presunto líder del Frente Polisario –Ibrahim Gali-, cayó en un error monumental.
España se está dando cuenta de que las artimañas de Argelia no pueden llevar a ningún puerto, sólo provocan problemas y crean conflictos diplomáticos.
Además de eso, Argelia aprovecha también al máximo todos los congresos o reuniones internacionales -independientemente de la temática de estos congresos – para tratar de distorsionar la imagen de Marruecos y despreciar la propuesta marroquí de la autonomía para el pueblo saharaui.
Durante el debate general de la reunión ministerial del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), celebrada en formato virtual los días 13 y 14 de julio, el nuevo ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ramtane Lamamra, hizo una provocadora intervención.
Ramtane Lamamra abordó la cuestión del Sáhara marroquí, a pesar de que esta última no figuraba en el orden del día de la reunión ni tenía nada que ver con su tema, además, el dosier del Sáhara es responsabilidad exclusiva del Consejo de Seguridad de la ONU.
Aplicando el derecho de réplica, y en respuesta a una supuesta «reanudación del conflicto militar», mencionada por el ministro argelino, el embajador de Marruecos ante la ONU, Omar Hilale, subrayó que «esta ficción sólo existe en los comunicados de propaganda del grupo separatista armado, Polisario, y en los teletipos de la agencia de prensa argelina».
El representante permanente de Marruecos en las Naciones Unidas insistió también en que «diga lo que diga el MAE (Ministerio de Asuntos Exteriores) argelino, la situación en el Sáhara marroquí es tranquila y serena, tal y como recogen debidamente los informes diarios de la Minurso y confirman los medios de comunicación internacionales».
Ayer, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia llamó a consultas a su embajador en Rabat después de que la representación diplomática de Marruecos ante Naciones Unidas distribuyera una nota a representantes de los estados del Movimiento de Países No Alineados en la que declaró supuestamente su apoyo al derecho de autodeterminación de la región de la Cabilia (noreste).
Esto va a agravar aún más la crisis diplomática implícita entre Rabat y Argel. Podría ser la gota que colmará el vaso de las relaciones marroquí-argelinas.
En el fondo, Argelia no busca sino socavar la unidad, la seguridad y la estabilidad en la región del Sáhara. No le gusta que el pueblo saharaui viva en paz, tranquilidad, prosperidad y seguridad.
En resumidas cuentas, Argelia es y sigue siendo la principal responsable de la continuación del conflicto sobre el Sáhara marroquí, desde hace más de cuatro décadas, a través del grupo armado separatista, el Frente Polisario, al que sigue dando de comer y de beber, literal y metafóricamente hablando.