RUE20 ESPAÑOL / RABAT
Mohamed Charbi
Nadie puede negar la importancia y el peso que tiene el idioma español a nivel mundial. Sigue apareciendo entre las primeras lenguas más habladas en el mundo.
Actualmente, hay aproximadamente 489 millones de personas (o sea, casi el 6,3% de la población mundial) que hablan español de forma nativa, siendo en esta modalidad la segunda lengua más hablada del mundo tras el chino mandarín, mientras que el número de usuarios potenciales del español en el mundo supera los 585 millones (es decir, el 7,5% de la población mundial), según las estadísticas del último informe elaborado por el Instituto Cervantes.
El mismo informe, titulado El español: una lengua viva, demuestra que el número de hablantes de la lengua española seguirá creciendo con el paso del tiempo, junto a otras grandes lenguas como el chino, el inglés, el francés y el árabe.
En Marruecos, se calcula que en la actualidad hay casi 6.586 hispanohablantes del “grupo dominio nativo” y alrededor de 1.664.823 hispanohablantes pertenecientes al “grupo de competencia limitada”, de acuerdo al informe antes mencionado.
Es preciso señalar que la lengua española existe en Marruecos desde hace mucho tiempo, desde la expulsión de los judíos sefardíes, en 1492, y la de los moriscos, en 1609, de la Península Ibérica, que eligieron nuestro país como destino, trayendo con ellos la lengua y la cultura españolas.
Debido a su importancia, se imparten clases de español en muchos centros educativos marroquíes, desde la enseñanza secundaria colegial hasta la enseñanza superior, amén de los colegios e institutos que dependen del Ministerio de Educación español y que se encuentran en distintas ciudades de Marruecos (Alhucemas, Casablanca, Nador, Tetuán, Tánger, Larache, Rabat, y El Aaiún).
Por lo demás, Marruecos cuenta con una notable presencia del Instituto Cervantes, con centros en las principales ciudades: Casablanca, Fez, Marraquech, Rabat, Tánger y Tetuán, además de las “antenas” en Mequínez, Larache, Alhucemas, Nador, Agadir, y El Aaiún.
Cabe señalar también que existen actualmente ocho Departamentos de Lengua y Literatura Españolas en las universidades de las ciudades marroquíes siguientes: Rabat, Casablanca, Mohammedia, Fez, Tetuán, Agadir, Nador y Mequínez.
El idioma español y la crisis diplomática
La lengua española, al igual que las demás lenguas extranjeras, desempeña un papel muy importante en las relaciones diplomáticas, especialmente entre Marruecos y España. Es un eslabón imprescindible en la cadena de los vínculos entre ambos países. Es imposible imaginar una diplomacia fuerte sin la existencia de las lenguas extranjeras. La diplomacia que desdeña las lenguas extranjeras está condenada al fracaso.
Durante la crisis diplomática hispano-marroquí, que todavía no ha terminado, hemos descubierto lo importante que es el idioma español. Se ha notado un interés muy considerable por esta lengua por parte de los marroquíes, ya que la gente quiere enterarse de lo que se dice de nosotros desde la otra orilla del Mediterráneo, España. La prensa española no deja de escribir sobre Marruecos durante la crisis, lo que ha despertado un interés especial tanto de los ciudadanos como de los medios de comunicación marroquíes.
Dicho esto, a mi juicio, Marruecos no va a pensar dos veces en dar más importancia y prioridad a la lengua de Cervantes porque la necesita, hoy más que nunca, para promover su imagen y defender sus causas nacionales en los países hispanoparlantes, me refiero especialmente al continente latinoamericano.
Es el momento propicio y adecuado para volver a reflexionar sobre la importancia que reviste la lengua número dos en el mundo, especialmente a nivel cultural y a nivel político y diplomático, sabiendo que Marruecos ya ha empezado a abrirse, paulatinamente, a la otra orilla del Atlántico, América Latina.
Así que, Marruecos debería reflexionar sobre esta lengua con otra mente y mirarla con otras gafas, con las gafas diplomáticas sobre todo.
No hay que olvidar que Marruecos necesita este idioma para corregir y acabar con los prejuicios que distorsionan su brillante imagen en el extranjero.
Asimismo, la necesita para responder a algunas voces mediáticas que no saben hacer otra cosa que tachar y tildar a Marruecos de todos los adjetivos negativos existentes.
En este sentido, cabe destacar que Marruecos se ve obligado a pensar en la creación de una prensa en español muy fuerte y sólida que podría pisar los talones a la prensa española en el futuro. Con la voluntad podemos hacer milagros.
La crisis diplomática con España ha demostrado claramente que Marruecos necesita una prensa en español que sea capaz de defender y responder eficazmente a todo lo que se dice sobre nosotros, como Estado y como pueblo.
La crisis actual ha dejado claro también que el Gobierno Marroquí ha cometido un error garrafal al dejar la lengua española abandonada a su suerte durante los últimos años. No sabemos el valor de las cosas hasta que las necesitamos.
En esta crisis, ni el idioma francés ni el inglés pueden defender exitosamente a Marruecos, pero la lengua española sí que puede hacer esta tarea. Esta lengua ayuda a Marruecos tanto en la calma como en la tempestad de las relaciones diplomáticas, tanto en la prosperidad como en la adversidad.
En este contexto, hay que destacar la enorme labor que están realizando algunos periódicos digitales marroquíes en español, que se pueden contar con los dedos de la mano, para defender las causas nacionales, destruir los prejuicios y dar a conocer la verdadera imagen de Marruecos ante España en particular, y ante todos los demás países de habla hispana en general.
En suma, puede decirse que la lengua de don Quijote y Sancho ha ayudado a Marruecos a silenciar muchas voces que echaban sapos y culebras a través de artículos periodísticos envenenados que no buscaban otra cosa que distorsionar y deformar la imagen de Marruecos y echar leña al fuego de la crisis diplomática hispano-marroquí.
De ahí, la lengua española no sólo no tiene que pagar los platos rotos en esta crisis diplomática “vecinal”, por ser inocente e inculpable, sino que también merece la honra y la gloria en el Marruecos del siglo XXI.