Desde que dejaron de ser oficialmente miembros de la Familia Real, el Príncipe Harry y Meghan Markle se mudaron a Canadá donde iniciaron una nueva vida con su hijos Archie, sin embargo mantuvieron su vivienda de Frogmore Cottage -regalo de la Reina Isabel II con motivo de su boda y en la que vivieron tan solo un año y medio- como su residencia en Reino Unido, pero la Reina les advirtió que tendrían que devolver el dinero que se pagó por su reforma y que costó a los contribuyentes británicos casi tres millones de euros.
Todo esto se anunció a través de un comunicado hecho público por el Palacio de Buckingham en el que afrimaba que «el Duque y la Duquesa de Sussex están agradecidos con Su Majestad y la Familia Real por su continuo apoyo mientras se embarcan en el próximo capítulo de sus vidas» y «según lo acordado en este nuevo acuerdo, entienden que están obligados a retirarse de los deberes reales, incluidos los nombramientos militares oficiales. Ya no recibirán fondos públicos para los deberes reales». Sin embargo, el acuerdo sí contempla que «con la bendición de la Reina, continuarán manteniendo sus patrocinios y asociaciones privadas». Aunque ya no podrán representar a la Reina, los Sussex han dejado claro que todo lo que hagan «continuará manteniendo los valores de Su Majestad».
El pasado lunes, un representante de Harry anunció que el hijo del Príncipe Carlos de Inglaterra ya ha pagado lo que costó la reforma de su casa en Frogmore Cottage a las arcas del Estado. El dinero lo obtuvo gracias al acuerdo que él y Meghan han firmado con la productora Netflix,por el que la pareja se ha embolsado 150 millones de dólares. «El duque de Sussex ha hecho una contribución a la Sovereign Grant. Esta contribución, tal como la ofreció originalmente el príncipe Harry, ha cubierto completamente los costos de renovación necesarios de Frogmore Cottage, una propiedad de Su Majestad la Reina que seguirá siendo la residencia en el Reino Unido del duque y su familia», explica el comunicado enviado ayer.
