Rue20 Español/ Rabat
Lhaj Ahmed Ali
No es posible bañarse dos veces en el mismo río, porque nuevas aguas corren siempre sobre ti, además todo cambia en el río. El ícono de la lucha por los derechos humanos Nelson Mandela es único. Irrepetible. Mandela es Mandela, lo demás es una lucha por su huella. Es una pelea por una imagen que genera un millón de beneficios.
Las declaraciones de su nieto Zwelivelile Mandla Mandela contra la integridad territorial y soberanía de Marruecos sobre el Sáhara forman parte de esta lucha por la huella del padre Mandela. Si el padre no se casó con nadie en su resistencia, su hijo Zwelivelile Mandla Mandela se casó con el régimen militar argelino y se ofreció a hacer el trabajo sucio contra los valores de su padre.
No es ningún secreto que el hijo usa la imagen de su padre para complacer a los generales argelinos. El hijo de Mandela ha sembrado la polémica con sus últimas declaraciones contra Marruecos en el acto inaugural de la Copa Africana para los Jugadores Locales celebrada en Argelia (CHAN) el viernes pasado.
Estas declaraciones no caben en mente sana. Lógico, no han gustado a todo el mundo. Y las respuestas indignadas no ha tardado. Declaraciones políticas y politizadas en una ceremonia de fútbol. Una competición que es competencia de la Confederación Africana de Fútbol ha sido instrumentalizada por Argelia.
El padre Mandela ganó el respeto basándose en «haber superado 350 años de colonialismo y 60 años de un régimen brutal de apartheid en Sudáfrica”, como explicó el nieto de Mandela al diario británico Daily Mail en respuesta a Meghan Markle que se comparó con Nelson Mandela.
Ahora el hijo trata de comprar el respeto para regalarlo a un régimen argelino desgastado y a una milicia en crisis total. El hijo no puede ofrecer nada a los generales porque no tiene nada. El hijo lucha por la huella del padre por el dinero, pero el tiro le salió por la culata.
