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sábado, noviembre 23, 2024

Chaouen, el tesoro azul de Marruecos

 

 

Rue20 Español/ Chaouen

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Meryem Ghoua

 

Marruecos alberga un gran tesoro. La diversidad de sus ciudades lo convierte en un destino con infinitas opciones para los turistas. Chefchaouen es una pequeña ciudad, situada en el norte de Marruecos, con un sello muy especial y muy peculiar. Su luz clara y limpia hacen de esta ciudad una de las más bellas de Marruecos.

 

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Las fachadas de sus casas están teñidas de azul y blanco, toda la ciudad parece estar empapada de azul. Da una impresión irreal ya que caminas en ella como si estuvieras en un sueño.

 

 

Gracias a ese color característico y a la cercanía de sus ciudadanos, Chaouen se ha ganado el honor de ser reconocida como una de las ciudades más pintorescas y entrañables de Marruecos.

 

«Chefchaouen es mucho más que un simple adorno. La ciudad está llena de atracciones. Su patrimonio es rico», dijo Visitmorocco.

 

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Chaouen, denominada el pueblo azul de Marruecos, ha sido una inspiración para muchos pintores como Eugéne Delacroix, Maria Fortuny y Henri Matisse.

 

Turismo Marruecos afirma que Chaouen es «una de las ciudades más bonitas de todo Marruecos y también más fotogénicas. Las fotos de Chaouen son uno de los principales reclamos de los turistas. En casi en cada esquina encontraremos la oportunidad de obtener una bella fotografía del pueblo azul».

 

 

El pueblo azul de Marruecos alberga varios lugares de gran interés, como por ejemplo la Alcazaba y la Gran Mezquita, así como edificios no religiosos que son de interés cultural, como los lavaderos.

 

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Para los amantes del senderismo y las montañas Chaouen es considerada también un punto de referencia para comenzar diversas rutas por los parques nacionales que la rodean.

 

 

La plaza de Uta el Hammam es el punto perfecto para empezar a conocer Chaouen, con sus cafés y restaurantes donde tomar un delicioso té a la menta en una de sus terrazas, mientras se contemplan dos de las maravillas de la ciudad, la Mezquita Grande del siglo XV y el enorme cedro, símbolo de las montañas del Rif.

 

 

Detrás, se halla la Kasbah, así como el antiguo barrio judío, Mellah que se cruza para alcanzar otra de las plazas representativas del casco antiguo, el Makhzen.

 

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Desde el Makhzen, se puede tomar un callejón que se dirige a la puerta de Bab el-Ansar y tras esta se encuentra la fuente Ras el-Maa, el barrio de los lavaderos, con la Plaza de Sebbanin y su mezquita también del siglo XV.

 

En la Medina se ofrece todo tipo de artesanía y productos. El paseo por sus calles se ve amenizado por las coloristas tiendas y por el trabajo de los artesanos, muchos de los cuales tienen su propios talleres en el barrio antiguo de la ciudad.

 

Historia de Chauen (Chefchaouen):

 

La ciudad fue fundada en el año 1471. Su población original estuvo compuesta sobre todo por exiliados de al-Ándalus, tanto musulmanes como judíos, razón por la cual la parte antigua de la ciudad tiene una apariencia muy similar a la de los pueblos andaluces, con pequeñas callejuelas de trazado irregular y casas encaladas.

 

El emir y la noble:

 

 

El nacimiento de la ciudad de Chaouen se remonta al siglo XV y su origen es fruto de una bella historia de amor entre el Emir Moulay Ali Ben Rachid y una joven española, llamada Zhora, natural de la población gaditana de Vejer de la Frontera.

 

Siente Marruecos cuenta que «en el lugar que hoy ocupa la ciudad de Vejer de la Frontera, dominada por los árabes durante más de cinco siglos, vivía Catalina Fernández, una hermosa muchacha de clase noble que llamó la atención del emir marroquí Sidi Ali Ben Rachid».

 

La misma fuente añadió que «los jóvenes se casaron, ella se convirtió al Islam, cambió su nombre por Lalla Zhora y comenzaron a vivir una bonita historia de amor frenada por la Reconquista, que les hizo huir a Marruecos».

 

El matrimonio se asentó en una población bereber, junto a una colina. El emir fue teniendo cada vez más poder, pero Lalla Zohra se encontraba cada día más triste. No podía olvidar la tierra que la había visto nacer ni sabía cómo dejar atrás esa nostalgia que le acechaba día tras día.

 

Siente Marruecos añade que «preocupado por la salud de su mujer Rachid decidió recrear su pueblo natal, Chaouen, y construir otro parecido a Vejer, con un trazado de calles irregulares y casas blancas teñidas de azul.

 

Una vez que la ciudad estuvo construida Rachid publicó un edicto dando la bienvenida a los expulsados de Al-Ándalus.

 

«La población, asentada sobre 40.000 m2, pronto alcanzó los 10.000 habitantes, 6.000 de ellos marroquíes, 3.000 andaluces y 1.000 judíos», afirmó.

 

Así, Chaouen y Vejer de la Frontera fueron hermanadas oficialmente recién estrenado el siglo XXI. Imposible recorrer una sin acordar a la otra porque ambas se miran, reflejando la leyenda de un amor que logró salvar las distancias entre Marruecos y España. El resultado es que hoy contemplamos una ciudad andaluza teñida de azul en Marruecos. Pura magia.

 

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