Rue20 Español/ París
Europa debe aclarar sus posiciones sobre la cuestión del Sáhara para impulsar las relaciones Norte-Sur, subraya el presidente del Instituto Marroquí de Inteligencia Estratégica (IMIS), Abdelmalek Alaoui, en una columna publicada en el Periódico francés «Le Monde».
Marruecos es capaz de ser un socio «sólido» para Europa con el fin de renovar e impulsar estas relaciones sobre una base más equitativa, afirmó Alaoui, considerando que «clarificando sus posiciones sobre la cuestión del Sáhara, el viejo continente permitiría la construcción de tal alianza».
La fragmentación territorial es la principal causa de conflictos militares en el mundo, la mayoría de los cuales son utilizados por potencias rivales. Esto ha sido dolorosamente evidente en Europa desde 2014, cuando se proclamaron repúblicas separatistas. Sin embargo, aunque Europa y Francia muestran una firmeza infalible cuando aparece el separatismo en su continente, esta determinación «se sacrifica en el altar de los intereses geoeconómicos al otro lado del Mediterráneo», señala el presidente del IMIS.
«La cuestión del Sáhara marroquí, aunque crucial para la seguridad de Europa y Francia, está desgraciadamente sujeta a este doble rasero», señala.
Conflicto de baja intensidad entre Marruecos y Argelia -que da cobijo y arma al frente separatista Polisario- desde mediados de los años 70, el diferendo saharaui es «fruto de un doble legado: la Guerra Fría y una descolonización chapucera en la subregión», indica el autor.
Sobre esta cuestión, Alaoui afirma que la marroquinidad del Sáhara, en el plano jurídico, no sufre ningún debate, señalando que más allá del ejercicio de la «beia» (lealtad), la soberanía del Reino sobre el Sáhara está atestiguada desde tiempos inmemoriales por el reclutamiento histórico y regular de saharauis en el ejército marroquí y también por los «dahirs», estos actos promulgados por el Sultán para ejercer su poder.
Aunque está en su derecho y ha realizado un enorme esfuerzo para desarrollar la zona, Marruecos expresó en 2007 su voluntad de cerrar definitivamente el expediente presentando a Naciones Unidas una propuesta de amplia autonomía, dijo, añadiendo que «esta forma de autodeterminación ha sido reconocida desde entonces por múltiples resoluciones de la ONU como una «base seria y creíble» para resolver la cuestión saharaui».
Alaoui subrayó que, en su calidad de nación más antigua del norte de África Occidental, el Reino «está pagando ahora el doble castigo de la época colonial y de la Guerra Fría, en un momento en que está afirmando su estatus de nueva potencia regional y estabilizadora de la zona».
El mismo subrayó que “Estados Unidos lo entendió bien al reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara en 2020, dando así la señal de un cambio de paradigma en el enfoque de este conflicto por parte de la primera potencia mundial”.
El otro gran punto de esta cuestión es de índole de seguridad, en relación con las actividades del «Polisario» en el Sahel, que «amenazan directamente a Marruecos y a la región», argumenta el autor. ¿Ha habido alguna vez simpatía en Europa por los actos terroristas del IRA o de ETA? se pregunta, argumentando que «de eso se trata» porque «las fuentes de desestabilización mantenidas por el movimiento separatista Polisario, a veces con el apoyo oculto de Irán o de Hezbolá, representan un peligro duradero para la región».