Rue20 Español/ Rabat
Entre París y Argel ya nada va más. La luna de miel que comenzó en agosto de 2022 duró poco.
El caso de la activista argelina Amira Bouraoui, detenida el 3 de febrero en Túnez por «cruzar ilegalmente» las fronteras y que regresó el lunes en un vuelo a Francia, ha dado un enésimo golpe de frialdad a las relaciones argelino-francesas, a menudo tensas y marcadas por los malentendidos y las suspicacias.
Tras la intervención de la embajada de Francia en Túnez, se permitió evitar la extradición a Argelia de esta opositora argelina, que también tiene pasaporte francés.
Las autoridades argelinas han jugado la peligrosa carta de la escalada y de poner en cuestión todo lo construido desde agosto de 2022, tras la visita del presidente Emmanuel Macron a Argel y en octubre del mismo año de la primera ministra francesa Elisabeth Borne, acompañada de una quincena de ministros, para concretar la reconciliación entre ambos países.
Hoy, tras la reacción «inoportuna» y «desproporcionada» de Argel, las relaciones entre los dos países experimentarán sin duda, una vez más, una zona de fuertes turbulencias.
Según algunos observadores, las violentas acusaciones expresadas oficialmente por las autoridades argelinas contra Francia por este asunto y la retirada del embajador de Argelia en Francia, dan testimonio de la magnitud de la «miopía que se ha apoderado de las autoridades argelinas y de su recurso a métodos tan inadecuados como poco productivos».
En la cascada de reacciones exageradas formuladas por las autoridades argelinas, el Ministerio argelino de Asuntos Exteriores expresó el miércoles, en una nota oficial dirigida a la embajada de Francia, «la firme condena por parte de Argelia de la violación de la soberanía nacional por parte del personal diplomático, consular y de seguridad bajo la autoridad del Estado francés».
Más sorprendente aún, esta nota reafirma de manera caballerosa que este personal «participó en una operación clandestina e ilegal de exfiltración de un nacional argelino cuya presencia física en el territorio nacional está prescrita por la justicia argelina».
¿Estaba justificada la reacción violenta y furiosa de las autoridades argelinas? ¿El uso del término «exfiltración clandestina e ilegal de una ciudadana argelina» es habitual en las relaciones entre países?
En opinión de muchos analistas, se trata de una grave incoherencia en las declaraciones de las autoridades argelinas.
