Rue20 Español/ Tetuán
La comunidad musulmana residente en España sigue sufriendo en lo que respecta a los cementerios. Hay muy pocos cementerios dedicados a la población musulmana en el país.
El drama de Safaa, una niña de apenas cuatro meses que murió la madrugada del viernes 27 de enero de 2023, es un ejemplo muy claro.
La familia de esta niña no ha podido enterrar a su bebé en su pueblo por ser musulmana.
«No podíamos enterrarla en el cementerio de Alcantarilla porque no tiene un espacio para los musulmanes», se queja con amargura el padre de la pequeña, Ahmed, según informó El Español.
«Ella era española: mis cuatro hijos han nacido en la Región de Murcia y todos están empadronados en Alcantarilla», explica el padre.
«No es normal que no hayamos podido enterrarla en el cementerio del pueblo donde llevamos viviendo quince años», insiste.
Tal situación se debe a que el Consistorio alcantarillero incumple la ley que recoge el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España.
En el artículo 2 de la citada normativa, aprobada en el año 1992, se expone literalmente lo siguiente: «Se reconoce a las comunidades islámicas, pertenecientes a la Comisión Islámica de España, el derecho a la concesión de parcelas reservadas para los enterramientos islámicos en los cementerios municipales, así como el derecho a poseer cementerios islámicos propios».
«Los problemas que ha tenido que solventar esta familia marroquí afincada en Alcantarilla, para enterrar a su bebé, vienen a poner de manifiesto una dura realidad: en los 45 municipios de la Región de Murcia solo existe un cementerio con un espacio dedicado a la población musulmana, a pesar de que el Instituto Nacional de Estadística recoge que en esta comunidad autónoma residen 106.968 inmigrantes procedentes de África, de los cuales 92.380 son naturales de Marruecos», recuerda el diario antes citado.
Tan preocupante estadística ha llevado a Ahmed a denunciar públicamente el enterramiento de su hija fuera de su pueblo, por falta de un espacio musulmán en el cementerio municipal, cuando todavía no se ha repuesto de la pérdida de su bebé.
Los musulmanes tienen por costumbre visitar a los difuntos, cada viernes, para leerles el Corán, y a esta familia le tocará coger el coche de Alcantarilla a Murcia.
El caso de Safaa ha indignado a la comunidad islámica murciana. «En una región con unas tasas de inmigración tan grandes, esta situación no solo es culpa de los ayuntamientos, ya advertimos esto al Gobierno de Murcia cuando estalló la pandemia y no se podían repatriar los cadáveres a Marruecos», dijo la presidenta de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes (ATIM), Sabah Yacoubi.
«El poco peso que tiene nuestra comunidad en las elecciones hace que no le presten atención a este problema de los entierros: es una cuestión política», advierte Brahim Roubi, representante de la Comunidad Islámica Assafwa en San Javier.
Desde la Asociación de la Mezquita de Alcantarilla avanzan que pedirán al Consistorio que habilite una zona para despedir a los difuntos por el rito islámico.
«Los políticos tienen que salir del despacho a ver lo que necesitan sus ciudadanos, vamos a pedir un espacio musulmán para los entierros: no queremos que otra familia sufra como los padres de Safaa», insisten.