Rue20 Español/ Rabat
María Traspaderne
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, encabeza este miércoles y el jueves en Rabat una amplia delegación de ministros en la reunión de alto nivel (RAN) con Marruecos más esperada y que más se ha hecho esperar: casi ocho años y la mayor crisis bilateral de las últimas dos décadas.
La cumbre se produce en un momento de especial tensión entre Marruecos y Europa, después de la reciente resolución del Parlamento Europeo pidiendo a Marruecos que respete la libertad de expresión y en el contexto de las sospechas de su implicación en el asunto de corrupción «Catargate».
El presidente del Gobierno español, cuyos eurodiputados socialistas votaron en contra de la resolución ante la satisfacción marroquí, viaja a Rabat con la intención de suavizar estas relaciones y estrechar lazos con su estratégico vecino del sur.
Lo hace tras protagonizar en marzo del año pasado un giro histórico a favor de Marruecos en su postura sobre la causa nacional marroquí: el Sáhara.
Sánchez acude a la capital marroquí con 12 de sus 22 ministros -Exteriores, Interior, Justicia, Industria, Transportes, Inclusión Social, Agricultura, Educación, Cultura, Ciencia, Asuntos Económicos y Transición Ecológica-, ninguno de ellos del partido de izquierdas Podemos con el que gobierna en coalición, que rechaza ese cambio en la política exterior española.
Los ministros españoles van a mantener reuniones bilaterales el jueves con sus contrapartes marroquíes en sus respectivos ministerios y firmarán luego una veintena de acuerdos en un plenario que se celebrará en la sede de Exteriores marroquí.
Por su parte, el jefe del Ejecutivo se verá con su homólogo marroquí, Aziz Ajanuch, y aún está por concretar una posible audiencia con el rey de Marruecos Mohamed VI.
Doce reuniones en 20 años
Esta es la cumbre número doce desde que, en 1993, España y Marruecos comenzaron a aplicar el tratado de amistad que recoge la cita, supuestamente anual, de la que se celebró la última en 2015.
Dos Reuniones de Alto Nivel (RAN) previstas en 2020 y 2021 fueron anuladas por Marruecos, que, animado por el apoyo de EE.UU., mantiene una política más agresiva en el conflicto del Sáhara.
Este territorio, sobre el que expresidente estadounidense Donald Trump reconoció en diciembre de 2020 la soberanía de Marruecos, fue de hecho el desencadenante de la peor crisis con España desde el incidente de la isla de Perejil de 2002.
Con el telón de fondo del reconocimiento estadounidense, las desavenencias arrancaron en abril de 2021, cuando el Gobierno español acogió en el país bajo un nombre falso al líder del gobierno saharaui en el exilio, Brahim Gali.
A ello le siguió la entrada en mayo desde Marruecos de miles de migrantes en la ciudad costera de Ceuta sin que las autoridades fronterizas del país hicieran nada para evitarlo y la retirada de la embajadora marroquí en Madrid.
En marzo de 2022, tras casi un año de relaciones diplomáticas bajo mínimos, Sánchez pasó de la neutralidad en el asunto del Sáhara a apoyar la propuesta marroquí de autonomía del territorio bajo soberanía del país magrebí.
La respuesta fue automática. En abril Sánchez visitó Rabat y fue recibido por Mohamed VI, tras lo que publicaron una declaración conjunta para abrir una «nueva etapa» de relaciones, en la que se mencionaba la celebración de una RAN antes de que acabara el año.
Fronteras, migración y terrorismo
A pesar de las críticas internas a su cambio sobre el Sáhara, el presidente español ha seguido adelante con su política de acercamiento a Marruecos y en los meses pasados se han ido reuniendo diferentes grupos hispano-marroquíes para perfilar los acuerdos que se firmarán en la cumbre, que comenzará el miércoles por la tarde con un foro empresarial.
Sánchez, acompañado de su homólogo marroquí, clausurará este foro clave, puesto que España es desde hace más de una década el principal socio comercial de Marruecos, con un flujo de 10.000 millones de euros en 2022.
Quedan sin embargo por perfilar algunos temas delicados, como la apertura de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla, enclaves del norte de África que Marruecos tilda de «presidios ocupados». Hace unos días se llevó a cabo una prueba piloto, pero está por ver si funcionarán a pleno rendimiento.
También las fronteras marítimas atlánticas con Canarias, que en 2020 fueron delimitadas por Marruecos metiéndose en la zona exclusiva de las islas españolas, ante la sorpresa española.
En lo que sí ha notado España cambio es en el control fronterizo marroquí, ya que la entrada de migrantes desde Marruecos se redujo un 25 % en 2022 respecto al año anterior.
Marruecos lo ha reforzado desde abril, en unos meses en los que se ha producido una de las peores tragedias migratorias vividas en la valla de Melilla: la muerte en junio de al menos 23 migrantes al intentar saltarla. Un episodio criticado por la actuación policial de Marruecos, defendida en todo momento por Sánchez y la UE.
Otro de los puntos a tratar será el terrorismo. La cumbre se produce pocos días después del asesinato en la ciudad española de Algeciras de un sacristán a manos de un joven inmigrante marroquí pendiente de expulsión, que ha reavivado el debate del yihadismo en España, un asunto en el que las autoridades de ambos países se jactan de colaborar de forma estrecha.