Rue20 Español/ Fez
Mouhcine El Fezazi
La leyenda brasileña Pelé, que se despidió del mundo el jueves por la noche, se llevó a su tumba muchos recuerdos del mundo árabe, tras haber realizado una serie de visitas y desembarcado en varios países árabes, ya sea como jugador de su equipo brasileño Santos o como un embajador del fútbol mundial, siendo una de las leyendas del futbol mundial.
Kelly Nascimento, la hija mayor de la leyenda del fútbol brasileño, anunció a través de Instagram el fallecimiento de su querido papa a los 82 años, tras una larga lucha contra el cáncer de colon, dejando atrás un rico legado futbolístico y records difíciles de batir. «Todo lo que somos es gracias a ti. Descansa en paz», escribió.
Pelé visitó muchos países del mundo. Pero su visita a Marruecos sigue siendo inmortal hasta hoy en día.
En 1976, hizo su primera visita a Marruecos, en compañía de su equipo: el Santos. Entonces, se enfrentó a un equipo marroquí, formado por los dos equipos de Casablanca (Raja y Wydad), en un partido amistoso, en el Estadio Mohamed V.
Pero lo que llamó más la atención de aquella visita fue el histórico encuentro que tuvo Pelé con la estrella marroquí, Larbi Ben Mbarek, apodado «Perla Morena»: nombre que le dio la prensa europea, cuando brillaba con el equipo español, Atlético de Madrid.
Pele sentía admiración por el mejor jugador marroquí de la historia. Lo seguía de lejos, cuando jugaba en las ligas europeas. Siempre deseaba conocerle en persona.
Ben Mubarak fue uno de los primeros jugadores árabes en jugar en las ligas europeas. Inició su carrera en el Olympique de Marsella de Francia en 1938, 20 años antes de que el mundo conociera a Pelé en el Mundial de Suecia. Su fama se iba agrandando y no de extrañar que el Olympique de Marsella le llevase a sus filas en 1938. Con la llegada de la II Guerra Mundial Larbi se volvió a Marruecos, a su antiguo equipo con el que había sido campeón de Liga. Finalizada la contienda y llamado por Helenio Herrera, el joven se volvió a Francia y fichó por el Stada Français. Fue tres años después cuando ingresó en el Atlético que pagó 17 millones de francos al club.
Por fin, pudieron conocerse en Casablanca. Entonces en señal de respeto y admiración, Pelé regaló su camiseta con el número 10, a Larbi Ben Mbarek, indicando que aprendió mucho de esta estrella marroquí y siempre trataba de imitar algunas de sus habilidades. Fue una fuente de inspiración para él. «Si yo soy el rey del fútbol, Larbi Ben Mbarek es el dios del fútbol», dijo Pelé.
La memoria deportiva de Marruecos todavía guarda la famosa foto de Pelé con su versión marroquí, Larbi Ben Mbarek, mientras ‘O Rei’ le regalaba su famosa camiseta el 10.
