Rue20 en español / Mequínez
Mohamed Charbi
En los últimos años, la lengua española en Marruecos ha conocido – y sigue conociendo- un retroceso terrible por culpa de un grupo reducido de políticos que no saben, o mejor dicho, no quieren saber la importancia de este idioma para Marruecos, tanto a nivel cultural como a nivel económico y diplomático.
A pesar de la proximidad geográfica e histórica que hay entre Marruecos y España, algunos políticos marroquíes siguen mirando a la lengua de Cervantes con las gafas francófonas.
En todo caso, no podemos negar el gran peso que tiene esta lengua en el mundo, debido al gran número de hispanoparlantes.
Actualmente, hay aproximadamente 489 millones de personas que hablan español de forma nativa, siendo en esta modalidad la segunda lengua más hablada del mundo tras el chino mandarín, mientras que el número de usuarios potenciales del español en el mundo supera los 585 millones, según las estadísticas del último informe elaborado por el Instituto Cervantes.
En Marruecos, se calcula que en la actualidad hay casi 6.586 hispanohablantes del “grupo dominio nativo” y alrededor de 1.664.823 hispanohablantes pertenecientes al “grupo de competencia limitada”, de acuerdo al informe antes mencionado.
No obstante, la lengua española en el Reino de Marruecos -uno de los países con mayor presencia del Instituto Cervantes- se siente abandonada a su suerte, como si no tuviera amigos valientes ni amantes animosos que estén dispuestos a defenderla con uñas y dientes y a toda costa para evitar que desaparezca definitivamente del mapa cultural de Marruecos.
Se siente sola, rodeada de pocos defensores reales y amigos leales. Pocas son las plumas que han tomado la molestia de escribir sobre su precaria situación, y pocas son las voces que han hablado en su nombre para denunciar su decadencia alarmante en Marruecos.
Ni las plumas ni las voces han sido suficientes para levantar el veto a esta lengua en el país vecino de España, dado que los responsables siguen haciendo caso omiso a esta cuestión como si les importara un bledo. No hay peor ciego que el que no quiere ver, y no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Los responsables que tienen la intención de enterrar el español en el cementerio marroquí deberían saber muy bien que los idiomas no son de nadie, pertenecen a todo el mundo, o sea, son patrimonio cultural de la humanidad entera, y que pueden vivir en todas las partes del mundo.
El español no pertenece exclusivamente a los españoles, ni el árabe pertenece solamente a los árabes, y así sucesivamente.
Deberían saber también que no es recomendable mezclar churras con merinas. Dicho de otra forma, no hay que mezclar lo cultural con lo político.
Cuando estos políticos, «enemigos» de la lengua española, sean conscientes de todo ello, el idioma de Sancho Panza vivirá tranquilamente en este país.
Esta decadencia flagrante del español se ve claramente en el número de los alumnos matriculados en los diferentes centros educativos públicos de Marruecos (colegios, universidades,…) que cada año sufre un mayor descenso, dejando terreno al inglés.
Hoy en día, muchos profesores de la enseñanza secundaria se encuentran sin horario y sin alumnado después de pasar varios años impartiendo clases de la lengua de El Quijote.
Desde el año 2012, cuando las oposiciones para los licenciados en Hispánicas han dejado de existir, el español ha comenzado a desaparecer poco a poco y caer sin paracaídas en varias ciudades del Reino de Marruecos. Ahora pocos son los colegios públicos que siguen impartiendo clases de español como lengua extranjera.
Cabe destacar que el número de los alumnos marroquíes que estudian el español en la enseñanza primaria, secundaria y formación profesional, públicas y privadas, roza 69.819.
Mientras que el total de los alumnos y estudiantes que reciben clases de español en todos los centros educativos en Marruecos es aproximadamente 85.456, según los datos del último informe del Instituto Cervantes.
Entre los motivos que han agravado la situación del español en Marruecos, encontramos la propaganda del Gobierno marroquí a través de sus academias para incentivar a los alumnos a elegir el inglés como lengua secundaria en los centros educativos marroquíes en detrimento del idioma español.
A nivel político, existe un extraño desinterés por la presencia de la lengua y cultura españolas en Marruecos y del hispanismo en general.
Por lo demás, la responsabilidad no recae solamente sobre las autoridades de Marruecos, sino también sobre las autoridades españolas y algunos hispanistas marroquíes que se han quedado con los brazos cruzados sin tratar de aportar su granito de arena y usar todos los medios posibles para resucitar esta lengua y devolverle su brillantez perdida.
No se toma conciencia clara de esta situación que necesita de una acción diplomática por parte de las autoridades españolas que disponen de varios centros educativos en Marruecos.
Los incentivos por parte de las consejerías de Educación y Cultura de la Embajada española para animar a los alumnos marroquíes a optar por el español y para alentar los estudios hispánicos han dejado de existir en los últimos años.
Pese a que se han dado voces de alarma sobre esta situación, ninguna institución española ha reaccionado de modo práctico.
Entonces, el deterioro del español se debe también a la insuficiente intervención de las autoridades españolas, en materia cultural, en Marruecos que ha llegado a ser prácticamente inexistente.
Algunos hispanistas marroquíes (profesores, académicos, escritores, estudiantes,…) también son responsables del retroceso de la lengua española en Marruecos, cuando se niegan a defender esta lengua como si esta situación no les incumbiera.
Si todos los hispanistas, sobre todo los escritores y los directores responsables de los departamentos de Hispánicas en Marruecos, toman cartas en el asunto, la situación actual del español cambiará sí o sí.
Sin lugar a dudas, la intervención y actuación de los hispanistas contribuirá notablemente a la revitalización del español y de lo hispano en Marruecos.
En conclusión, dado que una sola mano no aplaude y que la unión hace la fuerza, todos los miembros del hispanismo marroquí, sin excepción alguna, deberían aunar esfuerzos y voluntades para permitir que esta lengua salga, lo más pronto posible, de la cárcel construida por los políticos.