Rue20 Español/ Rabat
El fiscal de sala coordinador de Menores, Eduardo Esteban, denuncia la falta de solidaridad en la Unión Europea, pero también de las comunidades autónomas, a la hora de asumir la tutela de menores extranjeros que llegan solos a las costas españolas y alerta del riesgo de que se creen guetos.
En una entrevista con EFE, Esteban subraya que, además de alimentarles, darles cama y ropa, la obligación del Estado es educarles.
Y en comunidades como Canarias, con más de 2.500 menores extranjeros tutelados, «es imposible», recalca. «Acabamos conformándonos con darles de comer y cobijo, pero no es una solución», alerta el fiscal recordando que, cuando cumplan 18 años muchos de ellos quedarán en la calle sin tener posibilidad de una vida laboral activa.
No es ningún reproche a las autoridades de las islas; «Bastante hacen con el número que tienen», afirma.
Pone el foco en la política migratoria europea, que intenta primero frenar las llegadas al continente con la colaboración de países fronterizos, como Marruecos y Túnez, y después, como no siempre se consigue, que se queden en el lugar donde han entrado.
A su juicio, «Europa no puede poner dinero y mirar para otro lado» cuando la mayoría de los chicos que llegan tienen un proyecto migratorio con un destino, un familiar en Francia, Bélgica o Italia que le ha dicho que le ayudará cuando llegue. «A lo mejor hay que escucharles y facilitarles esa posibilidad».
Pero denuncia también la falta de solidaridad en España, convencido de que si se distribuyera a estos chicos entre la comunidades autónomas no sería tan gravoso para ellas y se daría una respuesta adecuada a cada uno de ellos.
«Ya están aquí, son menores, no les puede expulsar porque antes de ser extranjeros son menores; vamos a compartir responsabilidades entre todos, y riesgos -desde un concepto empresarial, no social- y entre todos será más fácil superar este problema»
«Ni los chicos ni los mayores vienen con una actitud criminal; vienen con un proyecto migratorio, de trabajo, de futuro, porque su vida en su país es imposible», afirma. EFE