Rue20 en español / Mequínez
Mohamed Charbi
La Mezquita de Córdoba es uno de los edificios religiosos emblemáticos que dejaron los musulmanes en la Península Ibérica.
La Mezquita se empezó a construir en el siglo VIII bajo el mandato del Emir Abd ar-Rahman I, concretamente, a partir del año 784.
Este edificio islámico fue objeto de ampliaciones durante el Emirato y el Califato de Córdoba.
Con 23.400 metros cuadrados, se convirtió en la segunda mezquita más grande del mundo en superficie, por detrás de la Mezquita de La Meca, en aquel momento.
Hasta hoy en día, este monumento, declarado en 2014 Bien de Valor Universal Excepcional por la Unesco, sigue revistiendo una gran importancia a nivel turístico.
Es considerada como uno de los monumentos más visitados de España. En 2019 pudo atraer a casi dos millones de visitantes, recaudando en taquilla 15,5 millones de euros.
Sin embargo, la titularidad de la Mezquita cordobesa -convertida en templo-, que actualmente pertenece a la Iglesia, no deja de ser motivo de polémicas imparables entre los españoles.
Sobre este tema penoso se ha escrito mucho y se sigue escribiendo hasta ahora. Muchos estudios han sido realizados al respecto.
El último estudio llevado a cabo por el medievalista español Jesús Padilla es buen ejemplo.
En 2006, el entonces obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, hizo la inmatriculación del templo.
Pero a pesar de que la privatización del templo levantó un gran revuelo, nadie en su momento se atrevió a realizar un análisis exhaustivo de los textos históricos en los que la Iglesia fundamentó su derecho de propiedad; ni para avalarlo ni para desmentirlo.
Por fin, el medievalista Jesús Padilla decidió ponerse a ello en 2018 dejando a un lado connotaciones religiosas, políticas e ideológicas y basándose en los documentos que hacen referencia a la mezquita durante 600 años.
Tras una larga investigación sobre la legislación medieval cristiana y las crónicas reales, el historiador cordobés ha salido con la conclusión de que “la Iglesia no tiene señorío sobre la mezquita-catedral”, ya que Fernando III la cedió al clero para que actuaran como sus “guardadores y servidores”, pero nunca les otorgó un título de propiedad, según El País.
Lo dice un informe de los capellanes reales del siglo XVII: “Fernando III dio al obispo y Cabildo la dicha mezquita, solo para efecto de que en ella fuera nuestro Señor alabado y se celebrasen los divinos oficios; pero no de modo que perjudicaran a la suprema jurisdicción real”.
En su estudio que contiene más de 500 páginas y 900 notas bibliográficas, titulado «La titularidad de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Análisis documental y estudio histórico (siglos XIII-XVIII)», Jesús Padilla desvela también que la Iglesia fundamenta la propiedad del templo en varios errores y omisiones de textos antiguos. Y como ejemplo cita varios textos en los que “errores del copista, omisiones o interpretaciones” han cambiado el sentido del original en favor de la tesis de la Iglesia.