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lunes, noviembre 25, 2024

Dominici y Altamirano denuncian en Italia el reclutamiento de niños por Polisario

 

Rue20 Español/Rabat

 

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Al amparo de décimo encuentro Ítalo marroquí, se ha desarrollado una jornada dedicada a los niños soldados en el mundo, y de forma más especial, los que mantiene la banda armada del Frente Polisario en los campos de concentración de Tinduf.

 

En la jornada realizada en la Aula magna del convento di San Francesco de Conegliano, que bajo el nombre “I bambini soldato” y la moderación de Annalisa Milani, osservatrice Ue, Mateo Dominici hizo una detallada descripción de la definición propuesta por el Fondo de las Naciones Unidas para niñez y el Fondo Internacional de Emergencia para la Infancia de las Naciones Unidas – UNICEF. La noción de niño soldado se refiere a “Toda persona de edad menor de 18 años que es o ha sido reclutado o utilizado por una fuerza ejército o grupo armado en cualquier capacidad, incluyendo, pero no exclusivamente, niños, niñas y niños, utilizados como luchadores, cocineros, cargadores, espías o con fines sexuales”

 

Mateo Dominici indicó que el número de niños en riesgo de reclutamiento debido a un conflicto aumentó de menos del 5% en 1990 a más del 14% en la actualidad. Se espera que de forma aproximada yaya 337 millones de niños en zonas de conflicto. Sin embargo, el número exacto de niños soldados sería de 250.000 en unos 30 países en todo el mundo, de los cuales el 50% serían niñas que a menudo reciben capacitación en una espiral de violencia y sufrimiento hacia ellos en las peores condiciones posibles.

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Por lo tanto, es importante no circunscribir el fenómeno de los niños soldados sólo a África, sino registrarlo bien y verdaderamente en una dinámica transversal a nivel internacional donde de modo lamentable, los niños participan en el 75% de los conflictos armados en el mundo.

 

Los niños soldados están expuestos a riesgos altos niveles de violencia, ya sea a través de la participación directa en las hostilidades, como víctimas indirectas de conflictos, o como testigos de abusos. Muchos niños, en especial los varones, se ven obligados a convertirse en soldados. Para ello son secuestrados de su hogar o escuela. Son amenazados, golpeados o drogados para crear una dependencia que favorezca a sus sumisión a la autoridad de sus líderes y verdugos. Sin embargo, y esto es lo más trágico, algunos menores se unen voluntariamente a fuerzas y grupos armados para escapar de la pobreza o para defender o vengar a su comunidad y miembros de su familia.

 

Mateo Dominici destacó también que las acciones internacionales de prevención, la perspectiva de las Naciones Unidas, la labor del Secretario General y su Representante Especial para la Infancia y los Conflictos, se centra en las seis violaciones más graves de los derechos del niño, es decir:

 

• Reclutamiento y uso de niños soldados,

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• Asesinato y mutilación,

• Violencia sexual,

• Secuestro,

• Ataques a escuelas y hospitales

• Denegación de acceso a la ayuda humanitaria.

 

Desde la perspectiva de la comunidad internacional en noviembre de 2017, Canadá lanzó los Principios de Vancouver sobre mantenimiento de la paz y prevención del reclutamiento y uso de niños soldados, cuando la Reunión de Ministros de Defensa sobre el mantenimiento de la paz de la Naciones Unidas, Vancouver, Columbia Británica.

 

Los Principios de Vancouver son un conjunto de compromisos de las políticas enfocadas en la protección de los niños en las operaciones militares, mantenimiento de la paz e incluso en todas las etapas del ciclo del conflicto.

 

Los 17 principios enfatizan la prevención del reclutamiento y el uso de niños soldados por las fuerzas y movimientos armados. Prevenir el reclutamiento y uso de niños soldados es esencial para garantizar el éxito de las misiones de mantenimiento de la paz en las Naciones Unidas en general y establecer las condiciones necesarias para la paz y la seguridad duradera. En 2017, 55 Estados miembros de la ONU, incluidos Marruecos se convirtió en el primero en suscribir los Principios de Vancouver. Hoy en día, hay más de 100 estados signatarios.

 

Al adherirse a los Principios de Vancouver, los Estados miembros reconocen los desafíos únicos que plantean los niños soldados. Se comprometen así a priorizar la prevención del reclutamiento y uso niños soldados en las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, y contribuir a garantizar que todas las fuerzas de mantenimiento de la paz, militares, policía y civiles a prepararse para tomar las medidas apropiadas.

 

Con respecto a Marruecos, Dominici resalto que hoy representa uno de los actores clave en el mantenimiento y consolidación de la Paz en varios continentes, conflictos y misiones de cascos azules de la ONU desde 1960. El Reino ha establecido varios mecanismos de protección infantil representados por la creación del Observatorio Nacional de los Derechos del Niño en 1995 y la adopción de los principios de Vancouver en 2020.

 

Dominici nos reflexiona del mismo modo sobre el qué se debe hacer en el campo de la prevención, para lo que resalta que es fundamental poder prevenir el alistamiento de niños soldados y bloquear de forma efectiva la «Cadena de suministro» para reclutar niños soldados en el área del conflicto donde se crean los círculos viciosos que permiten que el niño soldado sea utilizado como un objeto dentro de una cadena de oferta con varios factores y causas correlacionadas entre ellos, que llevan a los niños a unirse    grupos armados como la pobreza, falta de acceso a la educación, falta de desarrollo, inestabilidad, y el terrorismo imperante.

 

Las características de los actores como los grupos extremistas, grupos rebeldes, milicias, y su modus operandi, como ataques terroristas, ataques a escuelas y hospitales, ataques aéreos contra civiles, indican que ya no hay una línea de frente clara definida y que la distinción entre beligerantes y población civil es difícil de distinguir. Las hostilidades desestabilizan estados o incluso regiones completas, convirtiéndose de ese modo en guerras de desgaste o de resistencia.

 

Sin embargo, a pesar de los progresos realizados, los niños siguen siendo obligados tomar parte activa en las hostilidades. Situaciones cambiantes conflictos, como en los caso de Somalia, Siria o Nigeria, requiere un constante reajuste de los instrumentos y métodos de lucha contra el reclutamiento de niños soldados. gobiernos, organizaciones regionales y la sociedad civil deben trabajar juntos para fortalecer los mecanismos de seguimiento, notificación y enjuiciamiento de los autores de estas violaciones de los derechos del niño.

 

Dominici comenta algunas medidas que podrían ayudar a reducir el número niños soldados en todo el mundo. Es esencial fijar en 18 la edad mínima para el reclutamiento en fuerzas y grupos armados y para asegurar el cumplimiento de esta medida. Los Estados miembros de la ONU han ratificado el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, en relación con la participación de Niños en Conflictos Armados (OPAC en sus siglas en inglés).

 

En su artículo 1, los Estados se comprometen a tomar “todas las medidas posibles para asegurar que los miembros de sus fuerzas ejércitos que no hayan cumplido los 18 años y que no participan de ningún modo en las hostilidades. Del mismo modo el Protocolo prohíbe grupos armados no estatales a reclutar a menores de 18 para cualquier propósito.

 

Siria y Nigeria han ratificado el OPAC, respectivamente en 2003 y 2012; por su parte, Somalia se convirtió en Estado signatario del Protocolo en 2005. Sin embargo, para asegurar que este instrumento sea bien respetado y aplicado, la colaboración de un gobierno nacional fuerte y estable es crucial. De hecho, la implementación del Protocolo requiere esfuerzos y compromisos continuos de los gobiernos, que deben poner en marcha no sólo, medidas que prohíban el reclutamiento de menores, sino también medios para combatir este fenómeno y sancionar a sus autores. Los Estados también debe garantizar el acceso a la justicia adecuada, así como el desarme, desmovilización y reintegración (RRD – típico de Ruanda) víctimas infantiles.

 

La forma más efectiva de proteger a los niños y niñas es prevenir y resolver los conflictos, garantizar la paz y el desarrollo sostenible. Las condiciones económicas de las empresas afectadas por el problema de los niños soldados son un elemento importante para tomar en cuenta. De hecho, muchos niños ven las fortalezas y grupos armados como la única opción viable para salir de la pobreza, siendo alimentado y educado. El número de niños reclutados para milicia podría disminuir gracias a políticas y proyectos de desarrollo en los países afectados.

 

La cuestión del acceso a la educación es, de hecho, un elemento central en la prevención del reclutamiento de menores. Desde su adopción en 2015, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 2030) incluyen en sus programa para combatir todas las formas de violencia contra los niños y la eliminación del trabajo infantil, incluida la contratación y el uso de niños soldados, dando un nuevo impulso a los proyectos de prevención y lucha contra este fenómeno a través del desarrollo sostenible. Terminó su intervención Mateo Dominici.

 

Por su parte, Pedro Ignacio Altamirano se centró en el caso de los niños soldados retenidos por la banda armada del Polisario en los campos de concentración de Tinduf. “El peor desastre de la humanidad es, sin duda alguna, la guerra y el terrorismo. Sólo algo mucho peor surge desde las tinieblas, la utilización de los niños y niñas para la violencia. Usar a la infancia en estas cuestiones es, no solo robarles la infancia a la que tienen derecho, sino robarles el alma” comenzó su intervención Altamirano.

 

Esto hace que sea el delito más grave de los que se comenten contra la humanidad, pero por desgracia, al no tener voz propia, parecen ser invisibles. Una vergüenza para las grandes organizaciones internacionales que debieran ser sus valedores y defensores.

 

Las normas de protección de la infancia no existían a comienzos del siglo pasado. La Asamblea General de Naciones Unidas aprueba en 1959 la Declaración de los Derechos del Niño, la primera que reconoce el derecho de los niños a la educación, al juego, a la atención de la salud y a tener un entorno que los proteja.

 

Hay que recordar en este momento y de forma breve, los derechos fundamentales de los niños y niñas como son el derecho a la vida, de la que los Estados están obligados a respetar y asegurar que los niños y niñas sobrevivan, crezcan y se desarrollen alcanzando el mayor potencial del que sean capaces. Un gobierno que no cuida de su infancia no debería ser aceptado en la comunidad internacional. Del mismo modo es responsabilidad su derecho a la salud. Su crecimiento y desarrollo deben disfrutar del nivel más alto posible y recibir atención médica siempre que lo necesiten.

 

Fundamental por lo que depende el futuro de ello, es el derecho de los niños y niñas a una educación de calidad que les permita desarrollarse física y en lo intelectual hasta el máximo de sus posibilidades. Para ello, la educación primaria debe ser gratuita, se debe facilitar el acceso a la secundaria y a la universidad.

 

Como decía Pitágoras “Enseña a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. Es el momento de la infancia cuando decidimos que sociedad queremos para el futuro.

 

El derecho a la identidad, a la información de calidad, a jugar, expresar sus opiniones en libertad y que sean escuchados, a tener su propia intimidad y poder asociarse.

 

Altamirano destaca que de todos los derechos, en que más nos ocupa en estos momentos es el derecho a protección ante la violencia, los malos tratos, la explotación, los abusos.

 

Son muchos los peligros que amenazan a los niños durante los años más importantes de su vida. El más importante, sin duda alguna, es el derecho a la protección, esencial para que puedan crecer lejos de estas situaciones inhumanas e injustas.

 

Por desgracia, son muchos los países africanos en conflicto que utilizan a los niños y niñas. No sólo ya como sodados y para el terrorismo, sino como esclavos sexuales. El desprecio por la infancia de quienes dirigen estos conflicto es infinito. Del mismo modo es imperdonable que esto ocurra ante el silencio social internacional en pleno siglo XXI. Estos derechos fundamentales son por lo que debemos medir la calidad de los gobiernos, de los Estados. No hay otro más importante.

 

Me referiré, dijo Altamirano, por su especial crueldad, hipocresía y engaño al caso de Argelia, la inexistente e ilegal República Árabe Democrática Saharaui Democrática y su movimiento armado Frente Polisario, ya que no cumple con ninguno de los derechos de los niños y niñas establecidos en la Carta de Naciones Unidas.

 

Lo peor, es que esto sucede a la vista de todos los organismos internacionales, que siempre al servicio de los intereses de los Estado que la soportan en lo económico miran para otro lado. Es triste, muy triste, por la victimas tan sensibles que sufren esta, y lo digo sin dudar, de forma clara y rotunda, cobardía internacional.

 

Es tanta la impunidad en la que vive el movimiento armado del Polisario, que no duda en jactarse de utilizar utilizado niños en las luchas armadas. Sus medios de propaganda publican de forma regular videos de niños en entrenamiento de combate y adoctrinamiento en uniforme militar.

 

Cabe señalar que Staffan de Mistura, el enviado personal del Secretario General de las Naciones Unidas para el Sáhara marroquí, fue recibido por un niño soldado cuando visitó los campamentos de Tinduf el 15 de enero de 2022. Una foto que conmocionó a la comunidad internacional.

 

En otra fotografía se ve a Steffan de Mistura presenciando un desfile de niños soldados del Polisario. Es muy difícil que pueda encontrarse una solución a los abusos que sufren los niños en Tinduf cuando son los propios funcionarios de Naciones Unidas toleran en silencio las violaciones a las normativas internacionales.

 

No hay constancia de declaraciones condenatorias o de medidas adoptadas por el señor Steffan de Mistura o de las fuerzas de la MINURSO para hacer cumplir las normativas del Derecho Internacional Público que condenan la utilización de niños soldados, entre los que cabe mencionar: la Declaración de Ginebra de 1924, la IV Convención de Ginebra de 1949 y los Protocolos Adicionales de 1977, el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, los Principios de Ciudad del Cabo, la Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar de la Infancia y la Convención número 182 de la Organización Internacional del Trabajo.

 

Son muchas veces las que las organizaciones y agentes sociales han denunciado estas continuas violaciones de los derechos de los niños en los campos de Tinduf, donde se encuentran secuestrado por el movimiento armado. Muchas las ocasiones es las que se ha pedido una intervención directa de UNICEF sin que se tengan respuesta alguna clara.

 

En este aspecto, la relatora especial de Naciones Unidas para niños y conflictos armados, Virginia Gamba, denunció en 2018 que «los niños siguen siendo reclutados, secuestrados y obligados a luchar o trabajar para los grupos armados». Según el informe de la ONU de 2017, hay 56 actores armados y siete fuerzas regulares en 14 países que enrolan a menores en sus filas. La realidad es que nunca pasa a más de la simple denuncia verbal.

 

No podemos continuar sin ser conscientes del problema, ni en demasiadas ocasiones, colaborar de forma indirecta con el movimiento armado del Frente Polisario.

 

Altamirano señala que son muchos los niños y niñas que llegan a España y algunos países más, con banderitas de la RASD a pasar los veranos, cosa que está muy bien, ya que cualquier ayuda a la infancia está bien. Lo que no se puede permitir es el consiguiente mercadeo que se genera alrededor de estas visitas. Intolerable.

 

Las familias que acogen de todo corazón a estas niñas y niños aportan de forma directa e indirecta fondos que, en principio debieran ir destinados a su formación y salud, pero que en realidad nunca llegan, del mismo modo que no llega la ayuda internacional, que solo en España supera los 23 millones de euros, pero que en vez de llegar a los campamentos, se quedan en los bolsillos de los dirigentes del movimiento.

 

Se da el caso que las familias que son conscientes de este problema cosen un dobladillo en la ropa para meter el dinero dentro para que no se lo quiten a la llegada a Tinduf. Es inútil, le quitan el dinero y se quedan con la ropa nueva para revenderla en los mercados de Argel.

 

En este aspecto, la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude descubrió en 2015 que la ayuda humanitaria de la UE, que ha ascendido a 105 millones de euros, a lo largo de los años, «ha sido desviada regularmente por el Polisario para actividades como la compra de armas”

 

Dinero que, además de para la compra de armas, se usa para pagar sus grandes casas repartidas por el país vasco, pagar lujos y estudios a sus hijos en la mejores universidades europeas y norteamericanas. Por ello se puede afirmar que los campos de Tinduf son un gran parque temático de la pobreza mantenida por Argelia, y un gran fondo de comercio con el que se enriqueces los responsables, ante la permisividad internacional.

 

Esto no puede pasar más. Bajo ningún concepto. Se debe afrontar de frente y de modo urgente el problemas de los niños y niñas que en todo el mundo son usados para estas atrocidades. De forma más especial por su cercanía y accesibilidad, con los secuestrados en los campos de Tinduf.

 

Se debe presionar, desde la sociedad civil y los agentes sociales interesados en la infancia, a los organismos internacionales a tomar medidas para parar este genocidio infantil.

 

En el caso del movimiento armado del Polisario, la Corte Penal Internacional debería intervenir deteniendo y sometiendo a proceso al secretario general del movimiento, el genocida Ibrahim Ghali, por su responsabilidad en el reclutamiento forzado de niños soldados en Tinduf, tal como hizo con el rebelde congolés Thomas Lubanga Dylo condenado, el 14 de marzo de 2012, a 14 años de prisión por crímenes de guerra y el reclutamiento de niños soldados.

 

Altamirano terminó la intervención con un ruego, un compromiso con la infancia, con la sociedad, con la humanidad, con nosotros mismos. De este encuentro debiera salir un compromiso serio, público y comprometido con la defensa de los niños soldados en el mundo, el respeto a la Carta de los Derechos de la infancia de Naciones Unidas, exigiendo su cumplimiento por todas las naciones, y el aislamiento internacional de aquellas naciones, o movimientos armados, como Argelia y el Polisario.

 

Es lo mínimo que podemos hacer para ayudar a los niños y niñas del mundo que sufren las consecuencias del egoísmo e inhumanidad de aquellos que debieran cuidar de ellos, terminó sentenciando Altamirano.

 

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