Rue20 Español/ Fez
Más de cincuenta marroquíes residentes en el extranjero (MRE) participaron en la 4ª edición del Festival de Marroquíes del Mundo de Imilchil, celebrada del 11 al 14 de agosto por iniciativa de las asociaciones Akhiam y Solidarity Exchange North-South (SENS) de Burdeos.
Organizado en colaboración con el Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero (CCME) y la Red de Diásporas Solidarias (FORIM), este evento fue una oportunidad para presentar los proyectos llevados a cabo por las dos asociaciones socias en esta zona remota del Marruecos profundo.
«Una nueva prueba de la capacidad de las asociaciones marroquíes para forjar alianzas en beneficio de la población local», dijo el presidente del CCME, Driss El Yazami.
Islam en Muria se encontró durante este evento con Khadija Ouamalik, una joven nacida en Ksar Almghou, una población cercana a Agoudal, y una de las participantes en este festival para hablarles sobre la vida en esa región y las dificultades que enfrentan.
Khadija es joven que vive en Akhiam, ha podido seguir sus estudios difícilmente, se esforzó mucho, como cualquiera de los jóvenes de esa zona que llegan a la universidad, puesto que la más cercana está en Beni Mellal, a 4 o 5 horas de autobús por los casi 200 kilómetros de tortuosas carreteras de las montañas del Atlas.
«Me llamo Khadija Ouamalik, tengo 23 años, y he nacido en la región de Imilchil. Nuestra asociación se llama Akhiam, fue creada en el año 2000 y su principal misión es luchar contra la pobreza. Desde 2007 hemos ayudado a escolarizar a 180 niños, hemos creado cinco cooperativas en el Valle de Imilchil, y hemos organizado 14 campamentos juveniles desde 2005», se presentó Khadija.
La joven dijo que «Akhiam» tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de las poblaciones del valle (de Imilchil), integrar a la población del valle a nivel nacional, así como combatir contra el analfabetismo, y mejorar las infraestructuras, integración de las mujeres, movilización de los jóvenes, desarrollo de la agricultura y turismo solidario.
Para Khadija, entre llanuras y montañas, entre poblaciones sedentarias y nómadas, la situación del mundo rural tiene diferencias. Pero sigue dominada en general por la pobreza y las flagrantes desigualdades en términos de acceso a los recursos, la tierra y el agua.
Preguntada qué es lo que necesita la gente del valle, Khadija afirmó que la gente allí pide muchas cosas ya que viven en una región aislada y demolida.
«La gente necesita ayuda, trabajo, y los jóvenes buscan oportunidades laborales», desveló.