Rue20 Español/ Rabat
El enviado personal del secretario general de la ONU para el Sahara Occidental, Staffan de Mistura, viaja hoy sábado a los campamentos de refugiados de Tinduf, en el sur de Argelia, para reunirse con la dirección del Frente Polisario, informó hoy la ONU en su rueda de prensa diaria.
La visita no forma parte de una gira por la región -como era habitual con otros enviados previos- y la portavoz Eri Kaneko precisó que «otras visitas regionales serán anunciadas a su debido tiempo», aunque añadió que «habrá más viajes potenciales que anunciar en los próximos días».
«El hecho de que viaje ya es un elemento positivo», añadió, e indicativo de que el problema «se mueve en la dirección correcta».
El enviado «continúa tratando de profundizar las consultas con todas las partes para avanzar en el proceso político sobre el Sahara Occidental», precisó Kaneko, quien añadió que De Mistura pretende «seguir la senda trazada por sus antecesores» en el cargo.
Los anteriores enviados propiciaron unas mesas redondas en lugares «neutrales» -Suiza y Portugal- donde las dos partes, Marruecos y el Frente Polisario, dialogaron sin llegar a ningún acuerdo, con Argelia y Mauritania invitados como observadores.
Sin embargo, tras la última de esas conversaciones frustradas, en 2019, Marruecos dejó claro que no pensaba volver a una hipotética mesa de negociaciones si en ella no se sentaba, y no con un simple estatuto de observador, el otro país con intereses en la zona, Argelia, que para Rabat es el que acoge, arma, financia y dirige al movimiento saharaui.
Además, Argelia y Marruecos rompieron relaciones diplomáticas en agosto pasado, con lo que las perspectivas de un arreglo político a un conflicto de 47 años atrás parecen cada vez más lejanas.
Marruecos solo está dispuesto a aceptar los términos de un eventual estatuto de autonomía para la zona, mientras que el Polisario exige un referéndum de autodeterminación donde los votantes saharauis puedan optar por la independencia o la integración a Marruecos: estas dos posturas irreconciliables no se han movido un ápice desde hace quince años. EFE
