Rue20 Español / Tetuán
La Escuela Normal Superior de Tetuán (ENS-Tetuán), en colaboración con la Universidad Abdelmalek Essaadi y el Centro Marroquí de Estudios e Investigaciones en Economía y Desarrollo Sostenible, está organizando un Congreso Internacional sobre “Relaciones hispano-marroquíes: presente y futuro”, durante los días 2 y 3 de septiembre de 2022.
Este evento tiene como objetivo debatir varios temas que tienen que ver con «la dimensión política en las relaciones hispano-marroquíes», «el acercamiento cultural y educativo entre Marruecos y España» y «la cooperación económica y comercial entre ambos países».
Durante su intervención en el Congreso, hoy viernes 2 de septiembre, titulada «Un plan para reforzar las relaciones entre España y Marruecos: ¿Dónde empieza la historia? ¿Dónde acaba España?», María Antonia Trujillo, ex ministra de Vivienda de España, ex Consejera de Educación en la Embajada de España en Marruecos y experta en Derecho Constitucional y Derecho Europeo, ha subrayado que en el caso de las ciudades ocupadas de Ceuta y Melilla «nos encontramos con unas relaciones bilaterales condicionadas por los lastres del pasado que impiden unas relaciones fluidas, armoniosas y plenas. Cada cierto tiempo salen a la luz pública estos casos con dos posiciones encontradas: Madrid destacando la soberanía española sobre Ceuta y Melilla y Marruecos reivindicando su marroquinidad».
«¿Qué es España? ¿Dónde acaba España? ¿Dónde empieza la historia? y ¿Por qué Ceuta y Melilla pertenecen a España si están en África?, se pregunta Trujillo.
«Desde el punto de vista histórico, decir que Ceuta y Melilla han pertenecido a España antes de que existiera Marruecos como el Estado que hoy conocemos es detenerse en el momento histórico que interesa a quienes utilizan este argumento. Porque argumentos hay a favor y en contra de esta aseveración. Lo cierto es que Ceuta y Melilla, antes de pertenecer a España formaron parte de los territorios que comprendían la civilización islámica (y antes a fenicios, cartagineses, romanos, visigodos…) y siempre fueron reclamadas. Y durante más tiempo fueron árabes que cristianas. Con esto quiero decir que el recurso a la historia, al hecho histórico, debe hacerse con prudencia y en este caso concreto el argumento es debatible», ha explicado Trujillo.
Ha recordado que «Ceuta permaneció 700 años bajo dominio de distintos reinos islámicos. A comienzos del siglo XV Ceuta había estado controlada por varias dinastías bereberes y árabes y era uno de los puertos más estratégicos del mundo islámico. Portugal conquistó Ceuta en 1415 y por casualidades dinásticas Ceuta se convirtió en española en 1580 cuando Portugal pasó a formar parte de la monarquía hispánica compartiendo dominios. Ceuta pasó definitivamente a España en 1640 cuando se disolvió la Unión dinástica».
Mientras que «Melilla fue conquistada en 1497 tras la toma de Granada por los Reyes Católicos y tras el avance de estos por la costa norte de África estableciendo puestos militares destinados a proteger las costas andaluzas de las incursiones de los piratas berberiscos. Hay que tener en cuenta que en 1494 Melilla se rebeló contra el sultán de Fez y pidió ayuda a los RRCC».
«Todos los argumentos ligados a los títulos jurídicos son debatibles al menos y resultan contradictorios cuando se hace uso de unos títulos suscritos con un Estado al que no se reconoce su existencia», ha afirmado.
Según la experta española en Derecho Constitucional y Derecho Europeo, «es el punto de vista político el que debe dar respuesta a la problemática de Ceuta y Melilla. Aunque Ceuta y Melilla son jurídicamente parte de España ello no impide pensar que se trata de una supervivencia anacrónica del colonialismo en África y que estamos ante dos anomalías que nos ha dejado la historia. Se trata de un vestigio del pasado fruto de una coyuntura histórica favorable para España».
Trujillo ha recordado también que Marruecos ha reivindicado estos territorios en muchas ocasiones hasta el día de hoy: en todo tipo de foros, internacionales y nacionales, y por múltiples actores.
«Con el despertar del nacionalismo marroquí se empezaron a reclamar todos los territorios que poseía España. No hay más que recordar la entrevista entre el Rey Hassan II y Franco, en 1963, conocida como el espíritu de Barajas, que congeló la reivindicación hasta 1974, año en que el Rey Hassan II volvió a reclamarlas. Pero los acontecimientos de 1975 precipitaron los acontecimientos y, años después, Marruecos pidió una «célula de reflexión» para llegar a un acuerdo pactado con España. A partir de 1994 se entró en una fase de cooperación pero nunca faltaron referencias a la liberación de las posesiones españolas hasta el día de hoy (desde el Discurso del Trono de 2002 hasta el año 2021 en que el anterior Primer Ministro marroquí declaró que Ceuta y Melilla son tan marroquíes como el Sáhara) y a asumir que el único camino para encontrar una solución es el campo político», ha destacado.
En el mismo contexto, la ex ministra española ha subrayado que en España también han surgido voces, no tan escasas, que apoyan la devolución de estos territorios a Marruecos.
«Ya lo hicieron embajadores como Jaime de Piniés en 1975 o Máximo Cajal la última vez en 2003. «La marroquinidad de Ceuta y Melilla no debe ser puesta en cuestión por el bien de la salud colectiva de los españoles y para desactivar toda esa mezcla de temor, recelo y resentimiento histórico contra el moro… siendo una situación colonial que es una afrenta a Marruecos y un elemento de desasosiego y mala conciencia nacional para España, que se agita en cuanto se menciona el tema», decía el Máximo Cajal (embajador de España y asesor del PSOE) en su libro Ceuta, Melilla, Olivenza y Gibraltar ¿Dónde acaba España?», ha recordado Trujillo.
En opinión de Trujillo, «los casos de Ceuta y Melilla –y los peñones e islotes- suponen una afrenta a la integridad territorial de Marruecos. Son vestigios del pasado que interfieren en la independencia económica y política de Marruecos y en las buenas relaciones entre los dos países. El peso relativo de los argumentos históricos y jurídicos ceden ante el devenir de los hechos que reclaman una respuesta política, ética, razonable y aceptable para ambos países mediante un diálogo abierto y sincero. Ante los efectos nocivos de unas «fronteras no sanas», la respuesta política es el diálogo y no mirar a otro lado y el silencio. La reivindicación marroquí está plenamente justificada, está inscrita en su ideario nacional y es irrenunciable».
«Teniendo en cuenta esto y si España ha cambiado su posición tradicional sobre el Sáhara ¿Por qué no puede cambiar España su posición sobre Ceuta y Melilla y los Islotes y Peñones?», ha concluido María Antonia Trujillo.
Es de destacar que este evento cuenta con la participación de una importante delegación española encabezada por el ex presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero; el ministro de Educación Superior marroquí, Abdellatif Miraoui; etc.