Rue20 en español / Alhucemas
Marruecos ha sido el primer causante de la «destitución» de la controvertida » González Líos». Para la diplomacia marroquí, la destitución de la ex ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, Arancha González Laya, es un hecho normal y corriente.
La ex ministra ha sido destituida trad la acogida clandestina de Ibrahim Gali, el presunto líder del Frente Polisario.
Dicho de otra manera, González Laya perdió su validez y efectividad primero en Marruecos y después en España.
Prueba de ello, es que el ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero, Nasser Bourita, no le cogía el teléfono a pesar su insistencia.
Esto significaba que la ex ministra fue anulada por Marruecos como interlocutora, o sea, dejaba de ser la persona adecuada con quien se podía dialogar eficazmente.
Para el jefe de la diplomacia marroquí, la reconciliación con España no podía pasar por ella nunca jamás.
La crisis diplomática hispano-marroquí le gastó a Laya una mala broma. Una broma empaquetada de una realidad muy amarga, una destitución definitiva en una atmósfera muy complicada y contaminada, diplomáticamente hablando.
Marruecos fue detrás de la destitución oficial de la ex ministra de Asuntos Exteriores por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
A lo mejor, Laya se olvidó de que con la diplomacia marroquí está prohibido jugar. Quien con fuego se juega, se quema.
Marruecos ayudó al Gobierno de Sánchez a poner el dedo sobre la llaga. Las advertencias del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí, a través de varios comunicados oficiales, surtieron mucho efecto hasta el momento.
Hay que señalar que José Manuel Albares fue quien ocupó el cargo de la ministra destituida González Laya.
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores ya ha expresado desde el principio que dará prioridad a las relaciones bilaterales con el «vecino y amigo Marruecos»
Sin embargo, Marruecos sigue guardando su silencio diplomático. No ha emitido ningún comunicado acerca de la renovación que está haciendo el gobierno español durante estos últimos días, especialmente la salida de la ministra de Exteriores. Pues, hasta la fecha no hay pronunciamiento oficial.
Antes de la crisis de Gobierno ya había optado por una mayor discreción y puso fin a los continuos comunicados dirigidos para el Ejecutivo español. En cambio, la postura no cambia ni va a cambiar.
En el Ministerio de Exteriores de España interpretan este silencio marroquí como una buena señal emitida por Rabat.
Gracias a esta recuperación y su sustitución por el diplomático y hombre de su total confianza – José Manuel Albares – Pedro Sánchez busca poner punto final a la crisis diplomática con Marruecos.
Marruecos y España deben entenderse debido a que tienen muchos intereses comunes, aunque la cuestión del Sáhara sigue siendo la manzana de la discordia en lo que se refiere a las relaciones bilaterales entre Rabat y Madrid.
Por último, cabe recordar que el nuevo jefe de la diplomacia española comenzó a realizar ayer martes los primeros cambios en su equipo con el relevo del jefe de gabinete de Laya, Camilo Villarino, también en el cargo con Josep Borrell y Alfonso Dastis.