Rue20 Español/ Rabat
El régimen militar argelino decidió hoy suspender «inmediatamente» el tratado de Amistad, buena Vecindad y Cooperación celebrado el 8 de octubre de 2002 con el Reino de España, según un comunicado de la Presidencia de la República.
«Las autoridades españolas lanzaron una campaña para justificar la posición que adoptaron con respecto al Sáhara Occidental, que contradice sus obligaciones legales, morales y políticas como potencia gestora de la región, que aún recae en el Reino de España hasta las Naciones Unidas», alegó el régimen militar en referencia a la decisión española de respaldar el plan de Autonomía presentado por Marruecos desde 2007.
“La posición del Gobierno español es incompatible con la legitimidad internacional que le impone su posición de fuerza gestora y con los esfuerzos de Naciones Unidas y del nuevo enviado personal del Secretario General”, dijo el comunicado argelino.
La decisión histórica española de respaldar el Plan de Autonomía para el Sáhara planteado por Marruecos desde 2007 es una convicción política para el Gobierno español liderado por Pedro Sánchez.
La solución de este diferendo artificial no se puede demorar más. Tras más de 40 años en la sala de espera, España ha decidido el pasado abril apoyar la marroquinidad del Sáhara. Hoy Sánchez ha vuelto a defender su posición favorable a la propuesta marroquí para resolver este diferendo ya que considera que es la «base más seria, creíble y realista», según EFE.
La confirmación de Sánchez hoy ante los diputados españoles su apoyo a la marroquinidad del Sáhara sacó de quicio al régimen militar argelino. Los militares pidieron la paciencia y la razón. Ahora ya se están suicidando y dañando la imagen de su propio país.
Sánchez ha dejado muy claro que respeta las opiniones que no comparten sus convicciones, pero ha insistido que el camino de la Autonomía es la mejor solución.
También, aseguró que su decisión es una cuestión de Estado con dimensiones regionales ya que es la mejor manera para mantener la seguridad y la estabilidad en la región.
Para tranquilizar a sus socios en el Gobierno, Sánchez se armó de su inteligencia diciendo que la solución tendrá que venir de un acuerdo entre las partes y deberá satisfacer las condiciones marcadas por Naciones Unidas.
Reconoció que otros países como EEUU y Alemania comparten su nueva postura que no va contra los intereses de los saharauis.
«España no se ha desentendido de la causa del pueblo saharaui. Al contrario, hemos situado el debate donde creemos que debe estar, en la búsqueda activa de una solución política y mutuamente aceptable dentro del marco de Naciones Unidas», ha explicado.