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La Misión Permanente de Marruecos ante las Naciones Unidas en Nueva York organizó, el miércoles, conjuntamente con la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas, la Oficina del Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Prevención del Genocidio y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, una reunión especial sobre el «Compromiso Global de Medidas por parte de Organizaciones Religiosas y Confesionales para abordar la Pandemia de la COVID-19».
Esta reunión, que se celebra al margen del Foro Político de Alto Nivel de las Naciones Unidas, sigue a la reunión virtual de alto nivel organizada por el Reino el 12 de mayo de 2020 sobre el papel de los líderes religiosos para hacer frente a los desafíos de la pandemia del COVID-19, que había contado en particular con la participación del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, el Presidente de la Asamblea General y eminentes líderes y responsables religiosos que representan a las tres religiones monoteístas celestiales.
El acto también está en consonancia con la solicitud del Secretario General a Marruecos de que siga colaborando con su Asesor Especial para la Prevención del Genocidio y con el Alto Representante de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas para hacer avanzar la iniciativa de la ONU de centrarse en «un aspecto muy importante de la lucha común contra la pandemia, a saber, el papel de los líderes religiosos en la unión de sus esfuerzos para reforzar la solidaridad y el multilateralismo frente a la pandemia».
La reunión estuvo marcada por la participación del Embajador, Representante Permanente de Marruecos ante la ONU, Omar Hilale, el Alto Representante de la Alianza de Civilizaciones de la ONU, Miguel Ángel Moratinos, la Asesora Especial del Secretario General de la ONU para la Prevención del Genocidio, Alice Wairimu Nderitu, y la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, así como representantes de varias organizaciones religiosas.
En su discurso inaugural, el Embajador Hilale destacó el papel de Marruecos, bajo la sabia dirección de Su Majestad el Rey Mohammed VI, como actor internacional y regional clave en la promoción del diálogo interreligioso e intercultural y en el afianzamiento de los valores de paz, tolerancia, dignidad humana y respeto mutuo, subrayando al mismo tiempo que la celebración de esta reunión se inscribe en las iniciativas tomadas por Marruecos, de acuerdo con las Altas Orientaciones Reales, para poner de relieve la contribución de los líderes religiosos a la promoción de la paz, la solidaridad, la unidad y la cohesión social, y a la lucha contra el discurso del odio.
Por otra parte, el Embajador Hilale reiteró el máximo apoyo de Marruecos al liderazgo del Secretario General de las Naciones Unidas para capacitar al sistema de las Naciones Unidas para que pueda responder eficazmente a las repercusiones políticas, sociales, económicas, medioambientales, humanitarias y de derechos humanos de la pandemia del COVID-19.
Hilale también señaló la urgencia de hacer avanzar y reforzar los esfuerzos en curso del sistema de las Naciones Unidas para estimular las actividades orientadas a la acción en respuesta a los múltiples desafíos que plantea la pandemia de la COVID-19.
Además, el embajador de Marruecos señaló que los líderes religiosos desempeñan un papel clave en la preservación de la fraternidad humana y en hacer que las sociedades sean más inclusivas, seguras, resilientes y unidas, especialmente en esta fase crítica a la que se enfrenta la comunidad internacional.
Destacando el importante papel de los líderes religiosos, el diplomático indicó que son la principal fuente de apoyo, consuelo, orientación y servicio social para las sociedades y comunidades a las que sirven. «Tienen la capacidad de galvanizar la conciencia internacional y la responsabilidad colectiva no sólo para luchar contra esta pandemia, sino también para luchar contra el discurso del odio, la discriminación y la mala información», añadió.
También señaló que la capacidad y la sabiduría de los líderes religiosos van más allá de las mezquitas, las iglesias y las sinagogas y llega a todo el mundo. «Sus mensajes no son sólo espirituales, sino que tienen una fuerza universal porque se hacen eco de las expectativas existenciales de los ciudadanos del mundo, incluidas sus necesidades legítimas de paz, seguridad, desarrollo, prosperidad, respeto a la dignidad humana y promoción de los derechos humanos», concluyó.