Rue20 Español/ Casablanca
En plena crisis diplomática hispano-marroquí, Marruecos mantuvo la cooperación con España en materia de seguridad e inteligencia. A lo largo de 24 meses, Marruecos no escatimó esfuerzos ni tiempo en la lucha contra la inmigración tanto en el norte como en el sur.
La vuelta a normalidad diplomática, desde el pasado 7 de abril, permitió mejorar los resultados de la lucha contra la inmigración, sobre todo, desde el Sáhara marroquí hacia Canarias.
La ONU reconoce que está trabajando tanto con las autoridades marroquíes cómo las españolas para apoyar a los migrantes y refugiados, y a luchar contra los redes de tráfico. La ONU subrayó el esfuerzo que está haciendo Marruecos en este campo.
Así lo ha dejado muy claro Sophie Muller, representante de ACNUR en España, el miércoles, en una entrevista concedida a El País ayer.
«Estamos trabajando muy de cerca con el equipo de Acnur en Marruecos. Trabajamos caso a caso, ellos hacen el monitoreo, se ponen en contacto con las personas para valorar lo que ha pasado, si son personas que han intentado venir y que han sido devueltas, por quién… e ir documentando situaciones para trabajarlas con las autoridades», dijo Sophie.
También admite que hoy han disminuido las salidas migratorias desde Marruecos hacia España. «Parece que sí, hay menos llegadas, pero hay que ver si es una situación puntual o una tendencia, si se mantiene el control y con qué garantías», agregó.
Sophie acusó implícitamente a la derecha española de usar la inmigración como arma electoral. Algo que ha quedado claro tras el último salto de los inmigrantes subsaharianos a las fronteras de Melilla.
«Había 800 personas y entre ellas personas de Sudán, Burkina Faso y Malí, países que, para nosotros, pueden generar situaciones de necesidad de protección internacional. De hecho, han pasado por el procedimiento de frontera de forma excepcional, en condiciones muy difíciles, haciendo entrevistas día y noche, y, al final, no ha habido ninguna denegación. Todos han sido admitidos a trámite», aclaró Sophie.
También criticó la hipocresía de la derecha española que recibe a los refugiados ucranianos y rechaza a los africanos. Para Sophie hay un sólo refugiado. Y no hay uno de primera y otro de segunda.
«Eso no puede ser. Se entiende el trato diferenciado con los ucranios, desde el punto de vista de la gestión, porque desde el 24 de febrero hay casi seis millones de personas huyendo de la brutalidad de la guerra, una guerra sobrevenida que no esperábamos. Por eso se entiende la activación de la protección temporal, pero una vez que están reconocidos como refugiados, son refugiados como cualquier otro. Lo que nosotros vemos es que este es un momento, tristemente, de oportunidad, porque hay que analizar estas buenas prácticas y velar por que sirvan para apoyar a otros colectivos de refugiados que tienen los mismos derechos», concluyó.