Rue20 Español/FEZ
Mustafa Akalay Nasser
Fez la andalusí es el prototipo de ciudad musulmana, rodeada de un recinto amurallado, sin más puertas al exterior que las indispensables para sus comunicaciones con las comarcas que la rodeaban, que además de un valor simbólico la tenían funcional. No se trataba en muchos casos de simples puertas, sino de verdaderos organismos arquitectónicos, a veces de gran complejidad.
La puerta suele ser doble: una primera da paso a un amplio espacio como patio de armas, atravesando este patio se llegaba a la segunda puerta, que por fin da entrada al núcleo central de la medina. Las complejas puertas de recodo son por sí mismas monumentales y de desahogo. La puerta es como el vestíbulo de la ciudad, donde se recibe al campesino, visitante o al forastero, al foráneo, mejor dicho, es como un puesto aduanero entre el espacio exterior-interior (extramuros-intramuros).
Las medinas son la agrupación de familias y tribus que se cerraban con sus portalones en sus respectivos barrios y arrabales y todos ellos, acaban cerrándose por una muralla envolvente común. Los derechos de los ciudadanos y burgueses libres del consejo o ayuntamiento frente a vendedores externos, competidores, agresiones o bandoleros quedaban amparados con las murallas, debiendo pagar portazgos y diezmos protectores los que quisieran penetrar, dichas medinas se erigían también en un cordón sanitario o barrera para evitar las pandemias, imponiendo la cuarentena y restringiendo el movimiento de personas, eran poblaciones resilientes.
Muchas veces en la inmediación de las puertas era donde se establecían los zocos o mercados, constituyendo las llamadas plazas. La ciudad musulmana no dispone de un espacio abierto que permite el contacto y la comunicación entre los ciudadanos como la plaza mayor castellana o hispanoamericana, pero sí de plazuelas (Rahbats o bathats) rodeadas de casas ubicadas en los cruces. Debe observarse que una medina por regla general, no dispone de un lugar para las reuniones públicas comparable a la plaza de la iglesia o al espacio situado frente al ayuntamiento. El ámbito de las concentraciones religiosas era la mezquita. Las reuniones también podían tener lugar en áreas extramuros y despejadas como el maydan (campo de equitación) o la musalla (oratorio al aire libre). Cada medina tenía su mercado o zoco propio junto a la mezquita, el zoco constituye el elemento fundamental de la vida económica urbana. El zoco designa no tanto un elemento urbano preciso, sino el mercado, lugar de transacción en el amplio sentido de la palabra.
Fez como todas las ciudades islámicas andalusíes estaba cercada de murallas y encerraba: La alcazaba y la medina. La alcazaba espacio administrativo-militar era un recinto franqueado de torres que por sí solo constituía una ciudad militar, creada con fin estratégico, ocupaba un lugar de fácil defensa y penoso asedio (ataque) y donde se hallaban el polvorín, el arsenal, las cárceles y los cuarteles. En este modelo urbano, el efecto sorpresa del trazado laberíntico de la medina se borra o por lo menos se atenúa a causa de una distribución de usos y actividades, una jerarquización de espacios.
Los antecedentes de La zonificación (pretende definir los usos del espacio) se encuentran en el ideario urbano musulmán, según el africanista Gil Benumeya: “Importa no olvidar lo mucho que la ciencia del urbanismo debe al islam. El principio indispensable del “Zoning”, antiquísimo en el islam árabe con sus ciudades divididas en Kasbah (barrio administrativo), Medina (ciudad residencial tranquila), Alcaicería (ciudad comercial), los arrabales anejos con carácter de ciudad industrial, y a veces barrios especiales para grupos étnicos o religiosos aislados) los Mellah, el adwat (ribera) Andalus en el Fez medieval, el barrio Udaia en Rabat, etc.) Luego la ciudad jardín aplicada por primera vez en los “Ksur” del Sahara, la casa- ciudad de la tighrement; las ciudades lineales (Irak)”.
La medina es la generación de la ciudad desde el espacio lleno – la manzana-, desde el principio de que la parte está vinculada íntimamente con el todo y donde lo público y lo privado se entrecruzan de forma compleja. La medina es el resultado de la yuxtaposición sucesiva de barrios con subdivisiones, estas se componen mediante comunidades vecinales aglutinadas por vínculos específicos – familiares, lugar de procedencia, gremiales, actividades económicas- y disponen de todas las instituciones necesarias para la vida social.
La medina constituye una ciudad compleja, dotada de una geometría irregular, con formas urbanas inesperadas como materialización de los contenidos del derecho islámico. La concepción de tal estructura espacial como la medina de Fez, resulta de su tradición oral, pues el derecho musulmán, “al fiqh”, no concibe ni derecho de urbanismo ni legislación relativa a la construcción urbana, arquitectónica de la ciudad. La noción del espacio público casi no podía concretizarse en el área de la organización del espacio, puesto que era la voluntad individual que se imponía. Pues detrás de la propiedad privada que la ley respetaba y protegía, estaba la familia cuyo patrimonio no era nada más que una objetivación material, y que ni el Estado ni el derecho podían debilitar. La ley islámica, a través de sus normas – “al fiqh”- constituye una base común que regulaba el entorno físico y la organización espacial en todas las ciudades islámicas de diferentes partes, y que es el factor principal en la aparición de estas similitudes impresionantes, a pesar de las diferencias étnicas, climáticas y geográficas.
Desde el exterior, la medina mantiene la precisión de su configuración marcada por las murallas como una entidad autónoma y que la mirada puede circundar, seguramente porque gran parte de su perfil está rodeado por enormes extensiones verdes y cementerios. Pero esa precisión compositiva que ofrece al espectador que la contempla desde el exterior, se convierte en caos, en laberinto, en cuanto penetra por alguna de las puertas y se sumerge en los callejones bordeados por viviendas cuyos tejados se tocan en pasadizos cubiertos que le hacen pensar al viajero que la medina de Fez se convierte a trechos en un inmenso hormiguero subterráneo; o cuando de repente, las construcciones ceden en altura y uno se encuentra paseando entre las tapias de un huerto inesperado y es como si la aglomeración humana quedara muy lejos , hasta que, al torcer un recodo, vuelve a encontrarse inmerso en el reguero de hombres, bestias y mercancías que se aprietan en alguna concurrida calle comercial.
La primera sensación del visitante es la del caos, una sensación que se matiza a medida que empieza a conocer la ciudad y que, si continua en su empeño, acabará casi por desaparecer, ya que la observación le mostrará que la medina se ordena con ritmos vitales evidentes, que, del mismo modo que, de una manera imperceptible, distribuye funciones y profesiones por barrios, su trazado tiene una rigurosa lógica de interacciones entre geografía y hombre.
La Medina es el espacio de la representación de los símbolos, de los signos, la memoria y los sueños, el lugar de la creatividad y la libertad, del orden y de su transgresión. Por su riqueza formal y por su llamativa estética, constituye una espléndida muestra de esa tipología urbana tan característica del mundo islámico con la que ha expresado la vitalidad de su vibrante vida ciudadana una sociedad en la que han alcanzado a integrarse, sin perder sus referencias andalusíes, las tradiciones culturales de Imazighens y árabes.
Mustafa Akalay Nasser es director de Esmab de la Universidad Privada de Fez (UPF).