Rue20 Español / Alhucemas
Mohamed Charbi
Este domingo, día en el que se cumplieron dos años del cierre fronterizo, los trabajadores transfronterizos marroquíes, atrapados en Ceuta, salieron a la calle para denunciar una vez más «la situación dramática» en la que se encuentran.
Durante la concentración de ayer, que tuvo lugar en la Plaza de los Reyes ante la Delegación del Gobierno español, contaron con el apoyo de ciudadanos ceutíes, asociaciones y representantes políticos del partido local Ceuta Ya!, que piden una solución urgente para el colectivo de transfronterizos.
Estos trabajadores llevan 24 meses sin poder abrazar a sus familiares. Muchos han sufrido pérdidas durante la pandemia y no han podido despedirse, otras reclaman su derecho a «ejercer como madres» porque no pueden estar con sus hijos y recuerdan que hay hasta niños que se han quedado atrapados en la ciudad ocupada y no conocen ni a sus padres.
“Yo tenía una familia y ahora está destrozada. Mi madre falleció recientemente y no pude acudir a despedirla. Cuando aún estaba secando mis lágrimas por su partida, la vida quiso que también falleciera mi marido y esto ha sido ya una catástrofe.
Tengo dos hijos que se han quedado absolutamente solos. Están viviendo como si fueran adultos, en casa, sin que nadie los ayude porque no tengo a nadie más allí. Una mañana me llamaron para decirme que su padre había muerto y me pareció que ni las peores pesadillas pueden ser tan duras como lo que me está pasando a mí y a ellos.
Es algo que jamás pensé que me ocurriría y que no se lo deseo a nadie. La impotencia de no poder ir a abrazarlos, a darles cariño, a cuidarlos. No paro de pensar que están solos en el mundo, en manos de Dios. Hablamos cada día por teléfono, pero no es lo mismo”, relató una de las transfronterizas marroquíes al diario El Faro de Ceuta.
“Muchas veces me echo a llorar al ver que no estoy con ellos, me viene a la cabeza que no estoy dando a mis niños el cariño que ellos quieren en estos momentos. Los echo tanto de menos que no puedo con ello”, agregó.
“Me paso los días enferma, siempre me encuentro mal. Tengo una angustia constante, una sensación inexplicable de impotencia. Voy continuamente a la playa a la espera de que abran de una vez la frontera y poder ir a abrazar a mis niños”, explicó.