Rue20 Español / Tánger
Naoufal Bouamri
Lejos de las posiciones, que puedan ser diferentes, acerca de la guerra ruso-ucraniana, especialmente en lo que se refiere a los equilibrios que esta guerra producirá y sus repercusiones en Europa a varios niveles financieros, económicos y políticos ante una escalada mutua entre el lado europeo-estadounidense, que anunció sanciones económicas contra Rusia, y del lado ruso, que anunció que el arsenal nuclear está en alerta máxima.
Partiendo de esta situación general internacional, que dio lugar a visiones divergentes sobre la evolución de la actual crisis a nivel internacional, dada la superposición y entrecruzamiento de intereses internacionales, tendrá, sin lugar a dudas, repercusiones y efectos en nuestra región, la región del Magreb.
Pero para ser más precisos, cuando hablamos de la región del Magreb, nos referimos concretamente a Marruecos y Argelia, y las repercusiones de la crisis sobre ellos y sus relaciones ante la congelada situación diplomática provocada por el régimen argelino, que llevó a la ruptura de relaciones con Marruecos, a la detención del flujo de gas a Europa a través de Marruecos y la prohibición de vuelos marroquíes sobre suelo argelino…
Todos éstos son indicios de que este régimen estaba buscando un enfrentamiento con Marruecos y quería arrastrarlo a la guerra, que Marruecos ha estado evitando para preservar la seguridad de la región y la de su gente.
Ante esta situación general en el Norte de África, la lectura de las repercusiones del conflicto ruso-occidental en el Magreb, particularmente en la relación de Marruecos con Argelia, nos lleva a hacernos una pregunta directa: ¿El régimen argelino sigue buscando la guerra con Marruecos?
Antes de ello, hay que preguntarse sobre la centralización de Marruecos y Argelia en el mapa geopolítico europeo-americano a la luz de estas evoluciones y cambios.
Aquí es necesario distinguir entre la relación de cada país con el Occidente por un lado, y con Rusia, por otro lado:
– En cuanto a Marruecos, a pesar de que es un país aliado tradicional de los Estados Unidos de América, y que tienen relaciones históricas que abarcan los campos económico, político y diplomático que han culminado con el reconocimiento estadounidense de la marroquinidad del Sáhara marroquí; además de que Marruecos, para la OTAN, es un aliado y un socio estratégico avanzado y es el único socio fuera de Europa que goza de este estatuto y con preferencia en el trato; es más, el arsenal militar marroquí es moderno, de fabricación americana y europea, que Marruecos obtuvo gracias al gran papel que juega en la preservación de la paz en la región y de la avanzada relación que hay entre ellos, pese a todo ello Marruecos optó por posicionarse en una neutralidad estratégica por su decisión diplomática de no participar en la sesión de votación de la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad.
– En cuanto a Argelia, por otro lado, es un aliado estratégico de Rusia, y posee un arsenal armamentístico recibido desde las épocas soviética y rusa. Además, este régimen firmó acuerdos secretos con Rusia para introducir a los mercenarios rusos del Grupo Wagner en la región, especialmente en el Sahel. Argelia optó por posicionarse con el eje aliado de Rusia absteniéndose de votar por la decisión.
Esta simple comparación prácticamente hace que Argelia se una al eje ruso como hizo anteriormente con la Unión Soviética, por lo que su trayectoria a nivel de su posición internacional es diferente a la de Marruecos. La posición histórica e internacional de ambos países nos hace volver a la cuestión de la guerra en la región que Argelia menciona frecuentemente. Planteamos dicha cuestión a la luz de la posición occidental sobre la guerra rusa contra Ucrania. ¡¿Argelia está decidida, como lo estuvo en el pasado, a entrar en guerra con Marruecos?!
Si la respuesta estaba clara ante la crisis actual que vive el Occidente en su relación con Rusia, tiende a decir que sí, dado que Argelia estaba dispuesta a entrar en guerra con Marruecos principalmente por motivos internos, el replanteamiento de la pregunta, actualmente, remite a otra respuesta diferente. Esa respuesta nos lleva a decir que ante estos cambios geoestratégicos que vive el mundo, especialmente el Occidente, resulta imposible que el régimen argelino, por más insensato que sea, se atreva a declarar la guerra, unilateralmente, a Marruecos. Debido a varias razones, entre ellas se puede mencionar:
– Cualquier decisión de declarar o no la guerra hoy en día debe situarse en el contexto de los cambios actuales que el mundo está experimentando, ya que el Occidente, a la luz de este contexto, verá cualquier movimiento militar hostil de Argelia hacia Marruecos como una amenaza directa para él, y como una expansión de un frente militar ruso en la región, similar a lo que está haciendo en Ucrania en las fronteras orientales de Europa, es decir, en los alrededores de Europa desde el norte de África, que está a pocos kilómetros de Europa, especialmente de su lado mediterráneo.
– Las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos de América y Europa a Rusia también tendrán repercusiones, sobre todo si hay algún movimiento militar argelino en la región, ya que se interpretará como una amenaza para Europa y los Estados Unidos de América, y como extensión del conflicto que vive Europa en su parte oriental, lo que expondría al régimen argelino a un bloqueo económico y estrictas sanciones contra él y contra sus símbolos, particularmente porque los generales argelinos tienen miles de millones de dólares depositados en bancos europeos.
– El régimen argelino ha agotado los recursos naturales que posee, especialmente de gas y petróleo, y sus símbolos han “devorado” todos los ingresos financieros de la venta de gas, lo que ha llevado al Estado argelino a vivir sufriendo una asfixiante crisis económica, cosa no lo ayudará a poder soportar ningún bloqueo económico, aunque sea parcial, o alguna sanción económica, cualquiera que sea su tamaño, especialmente a la luz del rigor mostrado por el Occidente en caso de cualquier amenaza probable contra él, especialmente si es del sur de Europa en la región mediterránea.
Por estos motivos, se puede decir que el régimen argelino es muy consciente de estas transformaciones, lo que hizo que no emitiera ningún comunicado sobre la guerra actual, a diferencia de Marruecos. Hoy más que nunca, Argelia intentará evitar entrar en ninguna guerra ni tratará de empujar a la región a ninguna tensión regional porque eso será interpretado por parte de Europa y el Occidente en general como una amenaza directa para ellos, y como una extensión del movimiento ruso en la región, y expondría al Estado argelino a una respuesta que pueda ser dura por parte de los Estados Unidos de América y la OTAN, estos últimos fueron unificados nuevamente gracias a Rusia tras haber resucitado la idea del destino colectivo del Occidente para luchar contra las diversas amenazas que puedan enfrentar, especialmente el nuclear.
Si decimos desde este punto de vista que la opción militar que Argelia viene difundiendo hacia Marruecos se ha vuelto imposible y la posibilidad de la guerra se ha vuelto inexistente, entonces por otro lado hay que plantear la cuestión del futuro del gasoducto GME. ¿Seguirá el régimen argelino rechazando el suministro de gas a Europa a través de Marruecos?
Hoy, Argelia se encontrará ante dos opciones:
– O bien Argelia optará por mantener inactivo el gasoducto que pasa por Marruecos a Europa en caso de que el Occidente le pida que lo reanude, manteniéndose en la misma posición actual, lo que Europa considerará como solidaridad con Rusia y una declaración de comportamiento hostil hacia el Occidente en general. Los Estados Unidos de América y Europa mirarán a Argelia desde este ángulo y desde estas alineaciones que ocurren hoy, y así este régimen habrá declarado hostilidad al Occidente!!
– O bien Argelia, en cambio, optará por una posición racional, si este régimen la tiene, y decidirá reiniciar el gasoducto que pasa desde Marruecos hacia Europa para compensar el desabastecimiento que se producirá bajo las sanciones económicas impuestas sobre Rusia, y será adecuado para consolidar la relación energética con el Occidente, a través de Marruecos, y la retirada de todas las actitudes hostiles hacia el Reino marroquí. No obstante, si continúa con sus actitudes hostiles, esto conducirá al colapso de la seguridad de la región, por lo que el régimen argelino habrá absorbido los diversos cambios geoestratégicos que el mundo está presenciando en la actualidad y se habrá adaptado a esos cambios de una manera que proteja los intereses de la región en su conjunto.
Lo que debemos concluir ahora, leyendo los efectos geoestratégicos en la región, es que el régimen argelino se encuentra en el cruce de caminos, sobre todo porque aún no ha emitido ningún comunicado que aclare su posición sobre la guerra ruso-ucraniana.
Argelia tiene que elegir entre el camino del realismo político y el camino de la “estupidez” geoestratégica, esta última opción llevaría a los generales argelinos al abismo, y su destino estaría directamente relacionado con la evolución de la crisis ruso-ucraniana.
A diferencia de Marruecos, que tiene opciones diplomáticas claras expresadas en el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, que consolidó su conciencia a los diversos cambios profundos que se están produciendo en el mundo, y su opción sigue siendo la elección racional, así como su decisión de no participar en la votación sobre la resolución que condenó a Rusia, lo que expresa claramente la independencia de su decisión diplomática y que su proximidad estratégica con el Occidente no puede convertirlo en una de las herramientas de este último.
Lo que el régimen argelino tiene que hacer ahora es seguir el ejemplo de Marruecos y actuar con inteligencia para proteger los intereses reales del pueblo argelino, así como trabajar junto con Marruecos para afrontar de forma realista los cambios que se están produciendo en las relaciones internacionales en términos de protección de los intereses de Argelia en particular y los intereses de los pueblos de la región del Magreb en general, lo que lo acercará a Marruecos, y pondrá al Estado argelino en el camino correcto para resolver todos los problemas pendientes en la región del Magreb, especialmente la cuestión del Sáhara marroquí.
Todas estas transformaciones que está experimentando el mundo conducen a la adopción internacional de la idea de apoyar la soberanía de los países sobre todos sus territorios y la unidad de sus pueblos.
Traducción: Mohamed Charbi