Rue20 Español/ Rabat
Los generales del régimen argelino son los únicos culpables del deterioro de la situación en Argelia a nivel material y moral, y lo que los queda de su poder de perjuicio, lo explotan contra Marruecos con maniobras estériles destinadas a dañar la imagen del Reino, estima el escritor-periodista Talaâ Saoud Al Atlassi
En un artículo publicado este jueves en el sitio web de noticias «Machahid 24» bajo el título «Marruecos, el complejo incurable del Señor Tebboune», el autor señala que «el presidente argelino no pierde la oportunidad en sus salidas mediáticas con los representantes de una prensa a las órdenes de mencionar a Marruecos como si el Reino fuera su razón de ser, proporcionándole el placer del cargo presidencial.
«En todos sus encuentros con la prensa argelina, hay un denominador común, a saber, que se tiene la impresión de que se desarrolla en un campo electromagnético cuyo movimiento comienza débilmente cuando se trata de abordar la cuestión candente de la subida de los precios de los alimentos y su repercusión en el poder adquisitivo de los argelinos, y que va in crescendo cada vez que se interroga al Presidente Tebboune sobre la democracia y la libertad de expresión en Argelia, para alcanzar finalmente un clímax cuando se trata de Marruecos», ironiza, refiriéndose a su entrevista emitida el pasado martes por la televisión pública argelina.
El mismo destacó que «el presidente argelino da la impresión, cada vez que pronuncia la palabra Majzen, de estar preso de una emoción confusa, articulando a veces las palabras de forma vacilante y mostrando un placer indescriptible».
Pero, la verdad es que el presidente argelino ni siquiera entiende el significado del concepto de majzén», lamenta el escritor, antes de explicar que «el majzén es la identidad de un Estado y representa un mecanismo de gobernanza innovador que favorece el papel social del Estado, especialmente en la lucha contra los desafortunados efectos de la sequía y esto, desde la época del sultán Ahmed Al Mansour Eddahbi, que reinaba sobre un vasto imperio».
Añadió que «el majzén era el nervio de este Estado, conocido y reconocido en su momento por su poder, y que no cedió a la dominación otomana».
A este respecto, criticó las declaraciones del presidente argelino acusando al «Majzen de estar detrás de las maniobras destinadas a provocar disensiones entre la presidencia y el ejército, sembrando la discordia y difundiendo noticias falsas, afirmando que el expediente Marruecos-Argelia» está definitivamente cerrado y que las relaciones bilaterales nunca se restablecerán».
Considera, por tanto, que «el presidente argelino ignora que la política no admite certezas y que no la practica decretando una ruptura y cerrando las fronteras con los países hermanos y vecinos, a no ser que esté motivado por el odio y la falta de previsión».
«Los generales argelinos están bastante contentos con esta situación, ya que son los únicos dueños del Estado», concluyó.
