Rue20 Español/ Rabat
Para Marruecos, la batalla diplomática ha terminado definitivamente, ya que la única perspectiva que se debate y se contempla hoy es la de la autonomía bajo soberanía marroquí, afirma el politólogo Mustapha Tossa.
Incluso los «feroces y taimados» opositores de ayer están de acuerdo hoy en día mientras que la legalidad internacional encarnada por la ONU ya no evoca la hipótesis de un referéndum que se ha vuelto con el tiempo «obsoleto y poco práctico», subrayó Tossa en un análisis publicado el domingo en el medio en línea «Atlasinfo».
¿Y qué hacer con el Polisario y sus milicias? ¿Qué hacer con los secuestrados de los campamepntos de Tinduf (Argelia)? se pregunta el politólogo, para quien «estas preguntas nunca han parecido tan pertinentes ni tan legítimas». Y con razón: lo que comúnmente se llama el «asunto del Sahara» se está convirtiendo en un callejón sin salida para el régimen argelino y en una gran fuente de ansiedad para la Comunidad Internacional.
Para Argelia, el asunto se complica y requiere contorsiones cuyo precio político es elevado, porque aislado en su obstinación por apoyar a los separatistas del Polisario, «el régimen argelino navega hasta el ridículo en las contradicciones», subraya el editorialista explicando que por un lado su diplomacia aclara que no tiene nada que ver con este conflicto, y por otro su ejército da alojamiento, alimentos y armamento pesado a las milicias del Polisario.
Por un lado, el régimen argelino moviliza su arsenal diplomático para vender la quimera separatista, y por otro lado se niega a considerarse parte interesada en esta crisis regional y a participar en las mesas redondas que Naciones Unidas se dispone a organizar para encontrar una solución política a este conflicto artificial, señala el politólogo.
En términos de pérdidas, continúa, el «Polisario» ya ha actuado como un veneno destructivo para las capacidades argelinas. Su apoyo cuesta mucho a la economía argelina, que podría haber movilizado su riqueza para curar las heridas sociales del ciudadano argelino, la mayoría de cuyos jóvenes sólo tienen como horizonte la mortal travesía del Mediterráneo, señala Tossa.
Además, el politólogo subraya que esta insistencia argelina en aferrarse al Polisario ha provocado un aislamiento sin precedentes del país. Debido al Polisario, el régimen argelino se ha visto privado de los ingresos que obtenía de su gasoducto a Europa a través de Marruecos. Desde su abolición, Argelia no sólo ha perdido un dinero que su economía necesita urgentemente, sino también lo que le queda de credibilidad como Estado, añade el politólogo, que señala que los países europeos, africanos o árabes se lo pensarían dos veces antes de emprender cualquier estructuración con un «régimen tan volátil, con humores cambiantes». MAP