Rue20 Español/ Mohammadia
Toufiq Slimani
«Marruecos y España son dos vecinos que continuarán siéndolo eternamente. Son dos socios viejos que han conocido todos los estados de ánimo, todas las formas de coexistencia. La modernidad, con sus nuevos retos, y la interdependencia de los intereses, tendrán que enseñarnos cómo soportar las diferencias, los desentendimientos, y racionalizar sus relaciones, desde una perspectiva de objetividad, apertura y amistad». Esta reflexión profunda es del difunto Mohamed Larbi Messari, exministro marroquí y gran conocedor de las relaciones hispano-marroquíes. (1)
Por desgracia, no podemos echar el telón del año en el que las relaciones hispano-marroquíes quedaron suspendidas. Un año hispano-marroquí en blanco. Esperábamos que se diera por acabado un curso diplomático y político muy difícil y complicado, pero la realidad se impone. Marruecos y España se alejan cada día más a pesar de las formas y las expresiones protocolarias.
La nueva realidad tiene sus orígenes en el día 10 de diciembre de 2020 cuando EE.UU. anunció la decisión histórica de reconocer la marroquinidad del Sáhara. El fallo americano fue una bomba. El estallido llegó a España, a Alemania, a Argelia y a otros poquísimos países que rechazaron explícita e implícitamente la decisión.
El Gobierno español no sabía los detalles del acuerdo entre Rabat y Washington. Israel podría haber tenido algunos detalles, porque es parte del acuerdo. Por casualidad o no, la exministra española de Exteriores, Arancha González Laya, estuvo el día 10 de diciembre de 2020 en Israel y Palestina. La exministra destituida, después, dijo que estaba al tanto del acuerdo entre Marruecos y EEUU. ¿Se lo dijeron en Israel? Es posible.
La decisión americana y el cómo se preparó, molestaron a España. Esta última no consiguió que Washington diera un paso atrás. Hubo intentos, pero en vano. La decisión supera a los españoles y a los europeos. Los americanos parten desde una visión realista hacia el Magreb y el Sáhara. Un supuesto ‘Estado satélite y débil’ amenaza la estabilidad y la seguridad de la región, del Mediterráneo y de la misma Europa. Un realismo que brilla por su ausencia en España, en Alemania y en algunos otros países europeos. La ideología ciega sus ojos, y los demasiados cálculos y poca fe dañan a la buena vecindad.
Hoy asistimos al primer aniversario de la decisión histórica americana de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara. También cumplimos un año entero de tensión diplomática entre Marruecos y España. Además de seis meses de la suspensión de las relaciones bilaterales entre Rabat y Berlín por las maniobras hostiles alemanes contra los intereses estratégicos marroquíes.
La postura de Alemania, de Argelia, y otros pocos países que abogan por el acecho y reducir la influencia de Marruecos en la región se puede entender hasta cierto punto. Sin embargo, la postura de España siempre es incomprensible y rara a la vez. Un Marruecos fuerte y desarrollado beneficia más a España. Un vecino muy estable y poderoso en el Sur garantiza la estabilidad y la seguridad de las fronteras españolas.
Un año en blanco entre los dos Reinos. Unos datos muy destacados que no ayudaron a mantener la amistad y la Asociación estratégica. El mismo 10 de diciembre de 2020 se anunció en un comunicado común el aplazamiento sine die de la Reunión de Alto Nivel entre Marruecos y España prevista en Rabat el día 17 de diciembre de 2020. Todavía sigue sin fecha. Otra muestra de la difícil reconciliación.
El día 18 de abril de 2021, España acogió clandestinamente y bajo identidad falsa al presunto líder del Polisario, Brahim Gali, en un hospital de Zaragoza tras ser contagiado por Covid-19. Después vino una ‘guerra fría’ de comunicados. Cada uno de los dos países se defendió, pero se ha quedado muy evidente el error del Gobierno español al acoger a un presunto criminal de guerra. La salida de Gali hacia Argel tras ser interrogado por la Justicia fue otro error.
El Gobierno español liderado por el socialista Pedro Sánchez arrancó con mal pie en el campo de las relaciones hispano-marroquíes. Sánchez no dedicó su primera visita al Extranjero a Marruecos tras su llegado al Poder en junio de 2018. Amén de no dedicar una visita oficial como manda la tradición y la lógica a Marruecos. Sus dos visitas a Marruecos no tenían un carácter oficial.
Este año en blanco duele en España. Había muchas pérdidas económicas, y otras a perder si no se consigue la vuelta a la normalidad diplomática. Y duele más a la gente conocedora de las relaciones hispano-marroquíes. El ex ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, reconoce que en estos momentos las relaciones con Marruecos «están muy mal. Ahora tenemos un problema añadido, que es que los marroquíes quieren hacer una granja en aguas que están en disputa entre Melilla y Nador. En Rabat no se entendió que Sánchez no acomodase la agenda para que la primera visita fuese allí. Lo siguiente fue poner sobre la mesa el tema de Ceuta y las aguas de Canarias que es algo a lo que nunca van a renunciar, pero cuando tienes buenas relaciones esas cosas no se ponen encima de la mesa. Además, lo de traer a Ghali –secretario general del frente polisario- es un tema incomprensible».
El exministro español aseguró que el Gobierno español tenía otra salida a la presión argelina. Sánchez hubiera rehuido la solicitud argelina de acoger a Gali. «Con Argelia ese diálogo hubiera sido muy sencillo: (Gali) tiene causas pendientes en la Audiencia Nacional, si le traemos a España podemos tener un problema de que a este señor lo detengan y tengamos un lío diplomático”. (2)
A pesar de todo, Marruecos quiso pasar página. El rey de Marruecos anunció el 21 del pasado agosto con motivo de la fiesta de la Revolución del Rey y del Pueblo que Rabat está dispuesto a abrir una «nueva etapa inédita» con España. En cambio, España no dio unas señales con hechos, solo hubo dichos. Y entre el hecho y el dicho hay un Estrecho.
El rey de Marruecos lo volvió a confirmar con motivo del 46º Aniversario de la Marcha Verde el pasado 6 de noviembre, asegurando que Marruecos espera una postura atrevida y clara de los europeos. Y les llamó a salir de su ‘zona de confort’ acerca de la cuestión del Sáhara marroquí. El fallo del Tribunal General de Europa, el pasado 29 de septiembre, no ayudó mucho a acercar aliviar la tensión entre ambos Reinos. Tampoco ayudó la tardía decisión europea de recurrir el fallo ante el Tribunal de Justicia Europea antes de hoy viernes (la última fecha para presentar el recurso).
El hecho de que el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, no asistió al Sexto Foro Ministerial del UPM celebrado hace dos semanas en Barcelona refleja la realidad real del mal estado de las relaciones hispano-marroquíes. Marruecos prefirió asistir a la cumbre chino-africana en Senegal. Las heridas del Caso Gali siguen abiertas.
El pasado 12 de julio, Sánchez tomó la decisión de remodelar su Gobierno y echar fuera a su ministra de Exteriores, Laya González. Y así fue. Laya fue la señalada y la sacrificada por Sánchez para superar la crisis con Marruecos. José Manuel Albares ha sido el elegido para solucionar el desentendimiento. Un diplomático muy experimentado, cercano a la élite francesa y afrancesada. Un diplomático que conoce Marruecos y la élite marroquí.
Desafortunadamente, la receta Albares no funcionó porque la brecha es ancha. Marruecos pide una postura atrevida y clara, mientras que España sigue viendo con las viejas gafas a su vecino del sur. El mismo Albares es consciente de la necesidad de saber interpretar el nuevo orden regional. Es lo que hay. Es la realidad, así piensa Albares sin decirlo ni escribirlo.
«Yo me quiero llevar bien con tu país, pero, por encima de eso, me quiero llevar bien con el mío”, dijo Albares, en una de sus primeras conversaciones telefónicas (aún no se han visto personalmente), a su colega marroquí, Naser Burita, el paso 28 de noviembre, según uno de sus colaboradores. (3)
Estas palabras de Albares lo reflejan todo. Él quiere acelerar la reconciliación con Marruecos, pero no puede por muchas razones: la influencia de Podemos en la Moncloa, la presión de una opinión pública manipulada por una parte de la prensa española que oculta su odio a Marruecos, la debilitación de la Monarquía española y la lucha de Poderes. Cada Poder en España hoy arrima el ascua a su sardina. Y la sardina hoy la agarran los poderes fácticos que ven a Marruecos con malos ojos. Los militares, la inteligencia, los comunistas, los radicales de la izquierda y la derecha, los lobbies agrícolas, los pro Polisario y Argelia, y los que siguen mirando a Marruecos con las gafas de la Reconquistada, del colonialismo, de la Guerra Civil, del contexto de la Marcha Verde y de la inmigración.
En el seno del Gobierno español hay quienes representan a la vieja ‘guardia’ que sigue viendo a Marruecos como amenaza. Una parte de la sociedad y la élite que sigue aferrada al prejuicio de que todos los malos vienen del Sur. La ministra de Defensa, Margarita Robles, forma parte de la vieja guardia. Sus declaraciones en una entrevista concedida al diario La Razón esta semana lo resumen todo.
«Hay que poner en valor la gran labor humanitaria que hizo el Ejército español durante esa crisis en Ceuta. Las fotos de los militares salvando la vida a menores en el mar han dado la vuelta al mundo. Y también digo, con absoluta rotundidad, que la españolidad de Ceuta y Melilla no se discute. Nunca. Ceuta y Melilla son como Zamora, como cualquier otra parte del territorio de España», alegó la ministra. (4)
Pasado un año en blanco, los dos países tienen que pensar en el futuro. La reflexión del difunto Mohamed Larbi Messari podría ser un arma cargada de futuro para ambos vecinos: reconducir las diferencias, los desentendimientos, y racionalizar las relaciones bilaterales «desde una perspectiva de objetividad, apertura y amistad», parafraseando a Larbi.
España sabe que se necesita una nueva etapa. «Para tener una amistad renovada y volver a empezar de verdad, Marruecos necesita que España se moje. Que ponga por delante a ‘un país amigo y socio estratégico’, como dice Albares, frente a todo lo demás», explica a ABC una fuente diplomática. (5)
Para que España y Marruecos escenifiquen el deshielo en este momento difícil y en una región turbulenta, la Moncloa tendría que adoptar una postura atrevida y clara en cuanto al conflicto del Sáhara. La vieja postura no convence a Marruecos ni mucho menos ofrece una solución al problema. La hoja de ruta para España sería la decisión americana adoptada hace un año. Si España da un paso adelante en este primer aniversario podremos abrir el telón de un nuevo año lleno de felicidades y éxitos para los dos pueblos.
«Si España daba un giro a su postura y rompía con la posición tradicional respecto al Sáhara Occidental, otros países lo observarían y posiblemente seguirían la línea que marcase», recordó hace unas semanas a ABC Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano.
Otra vez la pelota está en el campo español. Hay que llevarse bien con los españoles, sí señor Albares, pero también es importantísimo ser realista.
Referencias:
1– Mohamed Larbi Messari, Las relaciones difíciles: Marruecos y España, Editorial Almuzara, España, 2009, p.13.
2-https://www.larazon.es/espana/20211206/jk53gfkhuzba3kkqxjufidrrqq.html?outputType=amp
3- https://elpais.com/espana/2021-12-06/diplomacia-de-altos-vuelos.html?outputType=amp
4– https://www-larazon-es.cdn.ampproject.org/v/s/www.larazon.es/espana/20211205/ux5otsmn3vgc3bwj4w5kaakei4.html?amp_js_v=a6&_gsa=1&outputType=amp&usqp=mq331AQKKAFQArABIIACAw%3D%3D#aoh=16390985322473&referrer=https%3A%2F%2Fwww.google.com&_tf=Source%C2%A0%3A%20%251%24s&share=https%3A%2F%2Fwww.larazon.es%2Fespana%2F20211205%2Fux5otsmn3vgc3bwj4w5kaakei4.html
5– https://www.abc.es/espana/abci-marruecos-espera-gran-gesto-espana-para-normalizar-relaciones-bilaterales-202112081803_noticia.html
6- https://www.abc.es/espana/abci-marruecos-espera-gran-gesto-espana-para-normalizar-relaciones-bilaterales-202112081803_noticia.html