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Meryem Ghoua
La perplejidad de Marruecos entre la modernidad y el Islam. El laicismo es la corriente de pensamiento, ideología, movimiento político, legislación o política de gobierno que defiende la existencia de una sociedad organizada aconfesionalmente, es decir, de forma independiente, o en su caso ajena a las confesiones religiosas.
De hecho, el laicismo no propone la prohibición o extinción de todo tipo de fe, puesto que uno de los pilares básicos del Estado laico es la libertad de conciencia. Cada uno, en su intimidad, puede creer o seguir cualquier tipo de doctrina religiosa.
Marruecos es un país impregnado de contradicciones: quiere abrazar la modernidad sin desprenderse de su pasado.
Asimismo, los movimientos islámicos en Marruecos han aumentado, y los temores de laicismo han crecido dentro de la sociedad marroquí.
Marruecos, como todos los países de la región de Oriente Medio y África del Norte, todavía sigue aferrado a algunos aspectos conservadores, por lo que es normal encontrar a aquellos que todavía exigen la secularización del Estado.
Marruecos trata de imitar a las democracias occidentales pero preservando parte de un sistema político auténtico, según declaró La Vanguardia.
Una de las cosas serias que los secularistas marroquíes están exigiendo amputar son algunos de los capítulos del Código Penal.
Dentro de estos capítulos está el capítulo 490 que tipifica como delito las relaciones consensuales fuera del matrimonio y las considera corruptas, el capítulo 222 que castiga con presión toda persona que haya sido «conocida por pertenecer al Islam» y comía públicamente durante el mes de Ramadán y otros capítulos que restringen las libertades de las personas.
Si volvemos al sistema jurídico marroquí, ya sea el derecho penal o el derecho mercantil, todo ello refleja la orientación secular del Estado, según dijo Ben Khattab, catedrático en la Universidad Mohamed V.
La pura y dura neutralidad del Estado es difícil en Marruecos, porque el Rey es el Príncipe de los Fieles y la religión del Estado es el Islam. Por lo tanto, la relación con otras religiones permanece dentro del Estado, invocando las enseñanzas del Islam, ya que este último tiene prioridad y está estipulado constitucionalmente, agregó Ben Khattab.
De manera simple, se puede decir que en Marruecos hay libertad de creencias, pero en la medida en que el Islam lo acepta.
«El reino alauí conserva, en el siglo XXI, esa idiosincrasia que le mantiene equidistante entre Occidente y Oriente Medio, pero que provoca «extrañeza» y perplejidad en el extranjero», aseguró en una entrevista a Efe el periodista español Javier Otazu, autor de «Marruecos, el extraño vecino» (Editorial La Catarata).
Por otro lado, el famoso activista, profesor, poeta e intelectual amazigh, Ahmed Assid, quien luchó mucho para mejorar la situación de Tamazight en Marruecos dijo muchas cosas al respecto de este tema.
Ahmed Assid dijo que hoy en día Marruecos necesita el laicismo más que nunca debido al ascenso de los islamistas y el colapso de una serie de regímenes. Esto entra en el marco del movimiento popular que conoció Marruecos, el Norte de África y el Oriente Medio.
«La democracia no es perfecta sin laicismo», subrayó Ahmed Assid.