Rue20 Español/Rabat
La investidura de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos ha generado especulaciones sobre el futuro de las relaciones con Marruecos, particularmente en cuanto al reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
La administración Trump, durante su primer mandato, reconoció la marroquinidad del Sáhara en diciembre de 2020, un hito diplomático que podría ser reforzado en este nuevo período.
La expectativa se centra en la apertura del consulado estadounidense en Dajla, un compromiso aún pendiente desde hace cuatro años. El nombramiento de Marco Rubio como Secretario de Estado, un firme defensor de la posición marroquí y crítico de los vínculos militares de Argelia con Rusia, sugiere una posible aceleración de este proceso.
Rubio ha abogado por sanciones contra Argelia, lo que podría generar tensiones regionales. La creciente influencia de Marruecos como socio estratégico en el Sahel también entra en juego. La Iniciativa Real marroquí de acceso marítimo para los países sin litoral del Sahel a través del puerto de Dajla se alinea con los intereses estadounidenses en la región.
Esta cooperación podría intensificarse, especialmente en un contexto de inestabilidad regional y la creciente presencia de Rusia y China.
Sin embargo, las relaciones comerciales también presentarán desafíos. La renovación de la Ley de Crecimiento y Oportunidad para África (AGOA) en 2025 será un punto clave, considerando la postura proteccionista de Trump y la competencia económica con China.
Marruecos, como beneficiario de la AGOA, podría verse afectado por las presiones comerciales entre las dos potencias.
Expertos como Mohamed Badine El Yattioui, profesor de Estudios Estratégicos en el Colegio de Defensa de los Emiratos Árabes Unidos, consideran el regreso de Trump como una noticia positiva para Marruecos, en declaraciones a Hespress.
El Yattioui destaca la posible apertura del consulado en Dajla y la postura de Rubio como factores clave. Además, señala la importancia de la cooperación en el Sahel, donde Marruecos se presenta como un aliado confiable para Estados Unidos.
La dimisión de Puneet Talwar, embajador en Rabat, antes de la investidura de Trump, añade otra variable a la ecuación.
La elección de su sucesor será un indicador importante de la dirección que tomará la política estadounidense hacia Marruecos.
El futuro de las relaciones bilaterales dependerá de cómo la administración Trump gestione estos complejos factores geopolíticos y económicos. La estabilidad en el Sahel, la competencia con China y la cuestión del Sáhara marroquí serán temas centrales en la agenda bilateral.
