Rue20 Español/El Aaiún
El respaldo explícito de la Federación de Periodistas Árabes a la integridad territorial de Marruecos y su rechazo a los proyectos separatistas en el Sáhara marroquí ha desatado una respuesta desesperada del régimen argelino y sus brazos propagandísticos. En su comunicado, la Unión declaró: «El sindicato reafirma su apoyo a la soberanía nacional de los países árabes, rechaza todas las formas de separatismo y división, y respalda plenamente la unidad del territorio marroquí frente a las conspiraciones de secesión apoyadas desde el exterior». Este posicionamiento firme, respaldado por argumentos sólidos y alineado con el consenso internacional, desmonta una vez más la narrativa obsoleta promovida por Argelia.
El comunicado del llamado «Consejo Nacional de Periodistas Argelinos» no es más que un intento de distraer de la realidad, recurriendo a una retórica gastada que insiste en presentar la cuestión del Sáhara como un caso de «descolonización». Sin embargo, este discurso ignora deliberadamente los desarrollos históricos y jurídicos que han consolidado la legitimidad de Marruecos sobre su Sáhara, incluyendo el respaldo creciente a la propuesta de autonomía presentada por Rabat. Argelia, lejos de asumir un rol constructivo en la región, continúa financiando y apoyando a una entidad separatista que opera en contradicción con los principios del derecho internacional.
La referencia del consejo argelino al «derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación» es un intento de perpetuar un conflicto artificial, mientras ignoran que la verdadera solución pasa por un diálogo realista y sostenible, como el que representa el plan de autonomía marroquí. Además, el reclamo de neutralidad e independencia en el trabajo periodístico resulta irónico, considerando el control férreo que el régimen argelino ejerce sobre sus propios medios de comunicación, transformándolos en herramientas de propaganda al servicio de su agenda expansionista.
El respaldo de la Federación de Periodistas Árabes refuerza la posición de Marruecos, enviando, al mismo tiempo, un mensaje claro al régimen argelino: la comunidad árabe no avalará sus intentos de división ni sus tácticas de desinformación. El comunicado de los periodistas árabes marca un hito al respaldar una solución que promueve la estabilidad y la unidad territorial, dejando en evidencia el aislamiento y la incoherencia del discurso argelino. La narrativa propagandística que busca disfrazar la hostilidad de Argelia hacia Marruecos como un acto de «solidaridad» con un pueblo, en realidad, es un reflejo de su incapacidad para aceptar una solución viable que respete el consenso internacional y promueva la paz en la región.
